Tribuna:

Objetivo equivocado

Los jugadores de fútbol no han sabido nunca defender sus derechos y mucho me temo que ahora el árbol de las quinielas no les deje ver el bosque de las injusticias. Al fin se han reunido y han logrado poner en pie una asociación profesional. Llega cuando sus colegas del Mercado Común ya han puesto pies en pared en varias ocasiones.Alguien, errónea o deliberadamente, les ha calentado la cabeza con el dinero de las quinielas y les ha hablado de la posibilidad de alcanzar un porcentaje. Vana esperanza, como muchas de las que algunos espontáneos suelen brindar a los futbolistas. Hay temas más impor...

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Los jugadores de fútbol no han sabido nunca defender sus derechos y mucho me temo que ahora el árbol de las quinielas no les deje ver el bosque de las injusticias. Al fin se han reunido y han logrado poner en pie una asociación profesional. Llega cuando sus colegas del Mercado Común ya han puesto pies en pared en varias ocasiones.Alguien, errónea o deliberadamente, les ha calentado la cabeza con el dinero de las quinielas y les ha hablado de la posibilidad de alcanzar un porcentaje. Vana esperanza, como muchas de las que algunos espontáneos suelen brindar a los futbolistas. Hay temas más importantes y válidos que el de las quinielas, y a ellos deben dirigir sus pasos los profesionales del balón. Pienso que ha habido acierto en la elección de Quino, que es hombre ponderado, en la elección de la presidencia. Hará falta que los puntos de mira se orienten hacia los blancos justos.

Los futbolistas deben reclamar una mayor representatividad en la asamblea nacional, en donde todos juntos pintan menos que dos clubs de Primera, menos que siete de Segunda e igual que los entrenadores y los árbitros; deben luchar contra el injusto derecho de retención y contrá la imposibilidad de acudir a los tribunales ordinarios. Deben lograr que los clubs les consideren trabajadores, como hace tiempo hicieron las magistraturas.

Pedir dinero de las quinielas, que es objetivo utópico, y aceptar cobrar primas por partidos perdidos, como el internacional contra Rumania, dice poco en favor de sus aspiraciones.

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