Los comunistas portugueses condicionarán su apoyo a Soares

Los comunistas portugueses, cuya actitud puede decidir la suerte del Gobierno socialista, mediante la votación de confianza anunciada para la semana próxima, han dejado entender claramente que cualquier decisión de apoyo al primer ministro Mario Soares sería condicional.Durante su intervención en un mitin, en Alenquer, cerca de la capital portuguesa, el dirigente comunista Alvaro Cunhal dijo que su partido no decidiría la actitud a adoptar hasta el último momento.

Pero Cunhal advirtió: «No vamos a darle al Gobierno un cheque en blanco para que continúe con su actual política contra los ...

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Los comunistas portugueses, cuya actitud puede decidir la suerte del Gobierno socialista, mediante la votación de confianza anunciada para la semana próxima, han dejado entender claramente que cualquier decisión de apoyo al primer ministro Mario Soares sería condicional.Durante su intervención en un mitin, en Alenquer, cerca de la capital portuguesa, el dirigente comunista Alvaro Cunhal dijo que su partido no decidiría la actitud a adoptar hasta el último momento.

Pero Cunhal advirtió: «No vamos a darle al Gobierno un cheque en blanco para que continúe con su actual política contra los trabajadores y en favor de la resurrección del capitalismo, los grandes terratenientes y el imperialismo. »

Reto de Soares a la derecha

Por su parte, el primer ministro Mario Soares dijo, tras anunciar su decisión, que «los que dicen que los socialistas son incompetentes e ineficaces no pueden querer gobernar a nuestra sombra, por intermedio de nuestros ministros. El dirigente socialista, al plantear su reto a los partidos situados a su derecha, añadió: «Ya que no quieren dar al Gobierno los medios para resolver los problemas nacionales, que intenten por su lado asumir la dirección política del país. »Las reacciones no se han hecho esperar: el PSD y el CDS han anunciado, poco después de la comunicación de Mario Soares de someterse a la confianza del Parlamento, que frente a la decisión de los socialistas de presentar la cuestión de confianza, decisión que el PSD «lamenta», no les queda más remedio que considerar rotas las negociaciones.

Salvo un cambio radical de la postura socialista, ambos partidos tendrán que votar contra el Gobierno. En este caso, sólo el voto favorable de los comunistas podrá evitar la caída de Soares.

Acosado por los periodistas, Mario Soares ha precisado la posición de su partido frente a un eventual apoyo comunista. Ha sido muy contundente al distinguir tal situación de la formación de la famosa «mayoría de izquierda»: los socialistas mantienen su oposición a una alianza o acuerdo político con los comunistas, pero sería «profundamente antidemocrático» considerar los votos comunistas «buenos» para derrocar el Gobierno y «malos» para permitirle mantenerse.

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No ha pasado inadvertida la firmeza con que Mario Soares ha reivindicado la calidad de «partido de izquierda» para el PS, ni la severidad de sus críticas al PSI), que «situándose -dijo- tal vez en el centro-izquierda o el centro-derecha (...)se ha deslizado vertiginosamente merced a las declaraciones de algunos de sus líderes hacia la derecha.»

Mario Soares, en su declaración, confirmó haber encontrado, por parte de los centristas y de los comunistas, mayor disposición al diálogo. La actitud conciliadora de Freitas do Amaral (CDS) ha sido contrariada por la Comisión Nacional del CDS, que, sin discrepar del análisis político de su presidente, teme que la mayor intransigencia del PSD le granjee las simpatías del electorado de derecha, que constituye parte importante de la clientela del CDS.

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