La huelga general de Francia sólo tuvo un éxito parcial

La huelga nacional de ayer en Francia no constituyó el éxito que húbiesen deseado los sindicatos de izquierda, CGT, CFDT y FEN, que la convocaron para protestar contra las medidas de austeridad del plan Barre. Fue menos seguida que la habida el pasado mayo. Las autoridades y el patronato han estimado que «el fracaso fue total». En el plano político, la unidad sindical puesta de relieve en esta huelga no es seguro que remedie de manera sensible la crisis de la Unión de la Izquierda.

La movilización huelguista alcanzó su mayor amplitud en el sector público, que es donde los sindicatos est...

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La huelga nacional de ayer en Francia no constituyó el éxito que húbiesen deseado los sindicatos de izquierda, CGT, CFDT y FEN, que la convocaron para protestar contra las medidas de austeridad del plan Barre. Fue menos seguida que la habida el pasado mayo. Las autoridades y el patronato han estimado que «el fracaso fue total». En el plano político, la unidad sindical puesta de relieve en esta huelga no es seguro que remedie de manera sensible la crisis de la Unión de la Izquierda.

La movilización huelguista alcanzó su mayor amplitud en el sector público, que es donde los sindicatos están más implantados. En el gas y la electricidad se calcula que el paro alcanzó el 50%; en la enseñanza, el 70%; en correos, el 80%; en los transportes urbanos, el 40%; en los ferrocarriles, el 50 %. Las líneas aéreas, por el contrario (Air France es estatal), funcionaron normalmente. Todos estos datos proceden de estimaciones sindicales.El sector privado fue mucho menos afectado; los empresarios afirman que el paro ha alcanzado entre el 10 y el 15%, pero precisaron que era menester tener en cuenta la dificultad para establecer quiénes habían seguido la huelga y quiénes habían sido forzados por falta de energía eléctrica. La prensa diaria no apareció.

El líder de la segunda central francesa, la CFDT, socialista autogestionaria, resumió el movimiento diciendo que «la amplitud de la huelga impondrá negociaciones al Gobierno». En el aspecto político estimó que « indirectamente, la unión sindical debería servir de estímulo a los partidos de la Unión de la Izquierda».

Por otra parte, las manifestaciones, en París y provincias, tampoco revistieron la importancia de las de la huelga nacional de mayo; en la capital se calculó que alrededor de 100.000 personas desfilaron de manera muy clásica al compás de «sIogans» como «no al cierre de las fábricas» «no al despido», que revelarían una de las más agudas preocupaciones de los franceses: el paro obrero, que supera ampliamente el millón de personas.

La opinión generalizada abunda en lo que ya se había previsto: que la «voluntad de hierro» del primer ministro, Raymond Barre, para no quebrantar su política de austeridad, probablemente no será modificada por las necesidades urgentes de los trabajadores, manifestadas ayer.

En el orden económico, los obreros se sienten apabullados por las dificultades crecientes y, sobre todo, por el paro; en el político, la media Francia que vota por la oposición está traumatizada por la crisis que dio al. traste con la Unión de la Izquierda y que sólo entienden los militantes, gracias a que sus intereses, es decir, su «patriotismo» de partido, impera, al parecer; sobre el interés general y esto les consuela.

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