La derecha francesa mejora su posición ante las elecciones

Más de un mes de crisis de la Unión de la Izquierda, tras la primera ruptura de las negociaciones sobre la formulación definitiva de un programa para los comicios legislativos de marzo de 1978, ya ha dado un resultado: la derecha gobernante mejora posiciones. Los tres hombres que la simbolizan, el presidente Valery Giscard d'Estaing, el primer ministro Raymond Barre y el líder gaullista Jacques Chirac, vuelven a creer en la victoria.De momento, el ganador de la desunión de la izquierda es el presidente de la República. Su imagen, que se degradaba progresivamente desde hace más de un año, h...

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Más de un mes de crisis de la Unión de la Izquierda, tras la primera ruptura de las negociaciones sobre la formulación definitiva de un programa para los comicios legislativos de marzo de 1978, ya ha dado un resultado: la derecha gobernante mejora posiciones. Los tres hombres que la simbolizan, el presidente Valery Giscard d'Estaing, el primer ministro Raymond Barre y el líder gaullista Jacques Chirac, vuelven a creer en la victoria.De momento, el ganador de la desunión de la izquierda es el presidente de la República. Su imagen, que se degradaba progresivamente desde hace más de un año, ha vuelto a ganar el consenso de la mayoría de sus conciudadanos, según testimonian los numerosos sondeos realizados. Los medios oficiales y los comentaristas próximos al palacio del Elíseo estiman que los franceses han comprendido ahora lo justo de la estrategia giscardiana, fundada en la creación de una fuerza política centrista que debería englobar a una parte de los socialistas.

Por primera vez, en efecto, desde que el señor Giscard accedió a la Presidencia de la República, esta quimera parece creíble para la opinión pública. Las previsiones del presidente únicamente adolecen del pero que reseñan algunos observadores: las modificaciones eventuales del paisaje político galo no son consecuencia de las estimaciones del señor Giscard d'Estaing. «Los socialistas debían separarse de los comunistas», sino de un proceso inverso: son los comunistas quienes han solicitado el divorcio.

Por ahora, en la mayoría, el perdedor de la desunión de la izquierda es el líder del RPR (Unión por la República), señor Chirac, que había fundado toda su estrategia electoral en la indivisibilidad del verdadero baluarte de la derecha y, cara a las presidenciales de 1981, se consolidaría como su verdadero candidato. El divorcio entre el PCF y el PS ha arruinado todas sus previsiones y, de creer los sondeos recientes, el electorado gaullista disminuye, con beneficio para el Partido Republicano inspirado por el señor Giscard d'Estaing.

El señor Barre, también se ha beneficiado con la lotería de la desunión de la izquierda. Anteayer anunció oficialmente que se presentará como candidato a las legislativas en Lyon, e n una circunscripción a medida. Este nuevo paso político del primer ministro «técnico» que, hace poco más de un año, fue presentado al país por el presidente de la República, se ha valorado como un retoque más de la imagen que se está fabricando de tercer hombre de la derecha. El señor Barre, como hizo Georges Pompidou en tiempos del general Charles De Gaulle, no plantea su futuro político en tanto que aspirante, como lo hace el señor Chirac, sino como heredero.

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