La pena de muerte, anticonstitucional

La filosofía del castigo por el castigo, de la pena con el único y exclusivo objeto de intimidar, la despreocupación por la función correctora del derecho punitivo, es uno de los vicios nacionales que ha sido cultivado y alentado reiteradamente por el régimen. Cuando se producía una situación conflictiva, antes de ahondar en las razones políticas o sociológicas, se dictaban leyes represivas más severas como único remedio. Especial culto se ha rendido a la pena de muerte como castigo purificador de herejías políticas y remedio salvador de las esencias nacionales. Quizás en ningún período de la ...

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La filosofía del castigo por el castigo, de la pena con el único y exclusivo objeto de intimidar, la despreocupación por la función correctora del derecho punitivo, es uno de los vicios nacionales que ha sido cultivado y alentado reiteradamente por el régimen. Cuando se producía una situación conflictiva, antes de ahondar en las razones políticas o sociológicas, se dictaban leyes represivas más severas como único remedio. Especial culto se ha rendido a la pena de muerte como castigo purificador de herejías políticas y remedio salvador de las esencias nacionales. Quizás en ningún período de la historia de España la muerte haya sido tan noticia como en los últimos cuarenta años. ( ... )Ramón Garriga nos refiere muy detalladamente cómo Francisco Franco repasaba, una por una, todas las sentencias de muerte que seiban a ejecutar, a veces incluso durante el desayuno. De su puño y letra anotaba aquellas a las que podía dársele publicidad en la prensa.(... )

Ahora que comienzan a elaborarse proyectos de Constitución no estaría de más que se atribuyera a la abolición de la pena de muerte rango constitucional. La Corte Suprema del Estado de California, en 1972, declaró inconstitucional la pena máxima. «La pena de muerte -sentenció Wright, juez mayor de California- degrada y deshumaniza a todos los que participan en su proceso. Es innecesaria para cualquier objetivo legítimo del Estado y es incompatible con la dignidad del hombre y del proceso judicial.»

En nuestro país, sin ir más lejos, la mayoría de sentencias de muerte fueron pronunciadas contra personas que habían cometido delitos políticos. En muchos casos, por oponerse por la fuerza a una dictadura cuya legitimidad se apoyaba precisamente en un hecho de fuerza, lo que la hacía incompatible con las exigencias democráticas. En otras ocasiones, se.ejecutaba como reos de rebelión a personas que creían que debían permanecer fieles al juramento prestado y leales al régimen legítimo, nacido de una decisión mayoritaria y democrática del pueblo.

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Aunque no fuera más que por estas razones -hay más-, la pena de muerte debería ser abolida. Diputados y senadores, a la hora de elaborar y aprobar la Constitución, tienen la palabra.

18 agosto

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