Confusión en torno a la huelga de transportistas

En medio de un enorme confusionismo y un caudal de noticias contradictorias, son ya diez las provincias que, en mayor o menor medida, se han sumado a la rebelión de los camioneros. Sin embargo, en ninguna zona se puede afirmar que el paro sea total. En Valencia, cuna del movimiento, se han producido diversos incidentes, derivados de la actuación de piquetes que instan a los camiones que circulan por las carreteras de acceso a la ciudad a sumarse a la huelga.Mientras tanto, continúan las negociaciones entre representantes del sector y de la Administración, centradas en el Minister...

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En medio de un enorme confusionismo y un caudal de noticias contradictorias, son ya diez las provincias que, en mayor o menor medida, se han sumado a la rebelión de los camioneros. Sin embargo, en ninguna zona se puede afirmar que el paro sea total. En Valencia, cuna del movimiento, se han producido diversos incidentes, derivados de la actuación de piquetes que instan a los camiones que circulan por las carreteras de acceso a la ciudad a sumarse a la huelga.Mientras tanto, continúan las negociaciones entre representantes del sector y de la Administración, centradas en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, cuyo titular, José Lladó, pidió ayer a los transportistas que restablezcan la normalidad y centren sus esfuerzos en los trabajos de una comisión mixta que, analice e intente resolver la problemática de sector.

Las centrales sindicales, por su parte, han desaconsejado la continuación del conflicto.

Dado el desarrollo de la huelga cuyo punto de arranque hay que fijarlo en la reunión de la pasada semana en Valladolid, da la impresión de que nadie controla de forma total y absoluta el conflicto en estos momentos. Al menos, nadie que esté sentado en la mesa de negociaciones. En algunos medios no se descarta la presencia de intereses desestabilizadores en el trasfondo del conflicto, ya que parecen ser las grandes compañías la más interesadas en complicar la situación.

El nudo gordiano del conflicto radica en el canon de coincidencia, cuya revisión implica serios problemas en cuanto a inmediatez, y que su aplicación se basa en un disposición con rango de ley.

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