Las Cortes que se nos van

En una anómala, pero muy dilatada etapa política de España, las Cortes que ahora se van silenciosamente, por una de esas salidas laterales del escenario de la historia, fueron la única voz -ya no importa en qué proporción resultase silenciada- que tuvo el pueblo español. Y en honor a la verdad no siempre aceptaron ser Cámara dirigida al puro y simple asentimiento, como dicen los chistes de actualidad, sino que forzaron al Poder ejecutivo, en más de una señalada ocasión, a legislar directamente sin contar con ellas.Con estas Cortes, bajo su relativa competencia legisladora, ascendió España a un...

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En una anómala, pero muy dilatada etapa política de España, las Cortes que ahora se van silenciosamente, por una de esas salidas laterales del escenario de la historia, fueron la única voz -ya no importa en qué proporción resultase silenciada- que tuvo el pueblo español. Y en honor a la verdad no siempre aceptaron ser Cámara dirigida al puro y simple asentimiento, como dicen los chistes de actualidad, sino que forzaron al Poder ejecutivo, en más de una señalada ocasión, a legislar directamente sin contar con ellas.Con estas Cortes, bajo su relativa competencia legisladora, ascendió España a un destacado puesto en la lista de los países industrial izados, se expandió el régimen de la Seguridad Social; se promulgaron las primeras leyes que afirmaban indubitables derechos ciudadanos; comenzó una fiscalidad progresiva sobre las rentas; se logró el ingreso en los organismos políticos internacionales más altos.

, 10 julio

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