Cartas al director

En favor de Andalucía

Mi felicitación por el editorial «El monopolio de la democracia». Es de agradecer tanta claridad y serenidad en medió del guiñol que estamos padeciendo en esta etapa, en que se ha corrompido el lenguaje político, se han prostituido palabras e ideas y, de acuerdo con las modernas técnicas norteamericanas de mercado, todo se nos pretende colar disfrazado con las coloridas y brillantes consecuencias de los estudios motivacionales.Debo, sin embargo, y de acuerdo con mi conciencia, expresar mi profunda decepción y disconformidad con su alusión a las autonomías. Andalucía aparece escamoteada del fut...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Mi felicitación por el editorial «El monopolio de la democracia». Es de agradecer tanta claridad y serenidad en medió del guiñol que estamos padeciendo en esta etapa, en que se ha corrompido el lenguaje político, se han prostituido palabras e ideas y, de acuerdo con las modernas técnicas norteamericanas de mercado, todo se nos pretende colar disfrazado con las coloridas y brillantes consecuencias de los estudios motivacionales.Debo, sin embargo, y de acuerdo con mi conciencia, expresar mi profunda decepción y disconformidad con su alusión a las autonomías. Andalucía aparece escamoteada del futuro. Andalucía está enajenada por unas condiciones que se remontan a las prebendas otorgadas por los reyes cristianos tras la conquista. A golpe de vara y fusta, somos un pueblo postrado históricamente por una colonización cuyos ejecuiores actuales (herederos de aquellos favorecidos), aunque no hayan podido evitar adoptar el acento andaluz, nos siguen despreciando desde el fondo de su corazón con ojos azules. Ejecutores que ahora deben competir en su depredación, con los nuevos colonizadores con consejos de administración y gráficos de producción y máquinas IBM, que nos llegaron de las regiones cuyas autonomías usted defiende.

Si algún lugar de España tiene razones de sobra para plantearse la revolución, ése es Andalucía. Pero, a causa de nuestra situación geopolítica, es una posibilidad muy improbable y, por ello, no debería ser planteada, sobre todo a la vista de la experiencia portuguesa. En consecuencia, sólo la auton-omía podría de alguna manera ponernos en camino de la solución de nuestros problemas, porque se podría poner coto al expolio sistemático de riqueza, hombres y materias primas de que somos objeto.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En