Campaña electoral: la "batalla" por Madrid

Cincuenta mítines y una apretada operación retorno

Alrededor de medio centenar de actos electorales se celebraron en Madrid, el pasado domingo, entre mítines, conferencias, charlas, coloquios y fiestas populares. De estos cincuenta actos, algo menos de la mitad se desarrollaron en pueblos de la provincia, especialmente en aquellas zonas que, presumiblemente son zonas de pre ferencia en las salidas domingueras de los madrileños.

Según informó a EL PAIS la Jefatura Provincial de Tráfico, Madrid registró el pasado domingo un volurrien de tráfico normal en sus carreteras de acceso. Los excursion*stas de fin de semana prefirieron seguir, nor...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Alrededor de medio centenar de actos electorales se celebraron en Madrid, el pasado domingo, entre mítines, conferencias, charlas, coloquios y fiestas populares. De estos cincuenta actos, algo menos de la mitad se desarrollaron en pueblos de la provincia, especialmente en aquellas zonas que, presumiblemente son zonas de pre ferencia en las salidas domingueras de los madrileños.

Según informó a EL PAIS la Jefatura Provincial de Tráfico, Madrid registró el pasado domingo un volurrien de tráfico normal en sus carreteras de acceso. Los excursion*stas de fin de semana prefirieron seguir, normalmente, su tradicional salida al campo, hacer sus colas habituales, aunque anteayer la ciudad celebraba su primer domingo electoral en cuarenta años.A la misma hora que sonaba el cornetín de órdenes en el paseo de la Castellana, para que diese comienzo el magno desfile de las Fuerzas Armadas, se iniciaban en la ciudad alrededor de veinte mitines diferentes, casi todos en cines de barrio y comenzaban, también, las primeras comuniones del, último domingo de mayo.

Desde el cine Astoria, donde el Partido Socialista Popular daba su mitin con Raúl Morodo a la cabeza (Tierno estaba en Aranjuez), desplegó su sistema de megafonía por todo el barrio. A la hora de la salida, cuando se juntaban las banderas rojas con las mantillas de las madres e invitadas cuyas niñas acababan de recibir su primera comunión en la iglesia de la Puerta del Angel, los chicos del servicio de orden del PSP retiraban las banderolas de la marquesina del cine, cerraban la puerta y volvían a colocar el cartel «Cerrado por huelga». Esta escena se repitió en la gran mayoría de los quince cines madrileños que el domingo fueron utilizados para actos políticos.

En el cine Argentina, en San Blas, el mitin estaba convocado por la Candidatura de Unidad Popular. El acto debería comenzar a las once y media y lo hizo sobre las doce y cuarto. El sistema de megafonía no funcionaba, y Lola Gaos, que firmaba autógrafos en programas electorales, aclaraba có-mo podía su garganta rota por si había que. hablar a través del megáfono. «Sólo hemos podido pegar 4.000 carteles», decía un candidato de la CUP, que se asombraba del dineroque están gastando en la campana el PTE y la ORT. Esto de los desembolsos para publicidad que hacen los partidos tiene mosca a bastante gente, que se pregunta de dónde sale el dinero.Una pistola de jugueteEntre ocho y 10.000 personas, la mayoría del m Ismo barrio de Villaverde y de otros cercanos, incluyendo Getafé, acudieron por la mañana al mitín convocado por la Candidatura de los Trabajadores. Llegaron, también, algunos autobuses de pueblos más lejanos, como Aranjuez, y las carreteras de acceso al campo-de fútbol Boetticher estaban saturadas de banderas rojas, con predominio de ORT, y republicanas.Un buen servicio de orden reguló el tráfico en las cercanías delcampo e indicaba a los automovilistas las zonas donde aún quedaban aparcamientos libres.

La mañana, muy calurosa, hizo que sólo los jóvenes permanecieran en el césped, y que las personas mayores se refugiaran bajo los árboles que rodean el campo. Cuando hablaba Juana Doña, candidata al Senado y miembro de ORT, el servicio de orden descubrió a un hombre de unos sesenta años, delgado y con el pelo canoso, que esgrimia una pistola con la que amenazó a un grupo de personas. Fue rápidamente reducido y dos jóvenes del servicio de orden se encargaron de llevarle a una comisaría. La pistola, muy pequeña, le fue arrebatada y se comprobó que era de juguete. Se supone que querría, sólo, hacer detonaciones para sembrar la inquietud o provocar una desbandada. Fue el único incidente di,gno de mención y el acto transcurrió con plena normalidad.Mítines paralelos

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Un mitin electoral siempre esbuena forma de aprovechar unaconcentración de gente y desplegar campañas de otro género. Ayer, un par de cines, mientras se celebraba el mitin dentro, sirvieron para que diferentes grupos de feministas hablaran, a los transeúntes que curioseaban por fuera, la marginación a que está sometida la mujer, a pesar de que este tema se toca, habitualmente, en los discursos de los candidatos de partidos. También en otros lugares ocurrió algo similar. En San Blas, por ejemplo, cuando se oían desde fuera las consignas de los asistentes al mitin de la CUP, se vendía Mano Solidaria, peqLeño boletín de los ex presos comunes, y los chavales pedían dinero con sus huchas para la rehabilitación social de los presos. «Llevo un año y medio sin delinquir y no lo haré si no me empujan otra vez», decía Alejandro Bellver, «el Cantúo», que intentaba conseguir apoyo para su revista, compuesta por artículos de periódicos «afanaos por la jeró», (robados por la cara), cuyo conten Ido essima «el Cantúo» que puede ser interesante para los ex presos comunes.

El campo del Boetticher tuvo, ayer jornada intensiva: por la mañana, fiesta de la Candidatura de Trabajadores, y por la tarde, otra de la Unión de Juventudes Comunistas. Algunos líderes hicieron también jornada intensiva, como los toreros en agosto; Víctor Díaz Cardiel, por ejemplo, estuvo por la mañana en el cine Europa y por la tarde en el campo del Boetticher, en dos actos del- Partido Comunista.Las Rozas: Los de AP «se pasan» al mitin del PCIE

En la localidad madrileña de Las Rozas había convocada la celebración de dos mítines simultáneos, uno de Alianza Popular (AP) y, el otro, del Partido Comunista. El mitin de Alianza hubo de ser suspendido ante el escaso público que acudió a él. cosa que no ocurrió con el del PCE.

Sin embargo, los organizadores del mitin de AP se presentaron a la presidencia del PCE, usto en el momento en que éste iba a conienzar, para solicitar que. ya que no había ido casi nadie a su mitin, les permitieran hacer uso de la palabra para exponer a la población de Las Rozas su programa electoral. a contestación fue rotunda: No. «Ustedes nos han estado haciendo callar durante cuarenta años y nosotros ahora no nos vamos a callar para que hablen ustedes.» Los representantes de AP fueron despedidos del lugar en que se celebraba el mitin del Partido Comun'sta con fuertes s'lb'dos_

El día 24 de mayo fue en Madrid un amanecer de papeles, carteles y panfletos. Por lo visto, el PSD y García López lo dejaron para el sábado, y Ciudad Lineal y adyacentes aparecieron, el domingo, repletos de su propaganda. En otros barrios, las banderas se mezclaban. En Lucero-Batán, los coches del PSP y el Centro Democrático se hacían pacíficamente la competencia. En Argüelles, las banderas de FaÍange acompañaban a un camión que portaba un inmenso retrato de José Antonio.La tarde, como es natural, estuvo dedicada a los festejos y meriendas populares. Hasta Villalba se fueron los de la Un 1 ón del Centro Democrático a celebrar la fiesta de la Carpa, con Daniel Velázquez y, Encarnita Polo en plan animadores. Los de la UJC celebraban su merienda en un ambiente desenfadado, mientras Juan Diego y Eloy de la iglesia, junto al infatigable Díaz Cardiel, hablaban a los casi 15.000 espectadores que fueron al Boetticher.

Y a eso de las ocho y niedia empezó a llover, gotas tímidas, al princip lo, acompañadas de aire menos tímido. Las colas, en las carreteras de acceso a Madrid, abarrotadas de coches con olor a tortilla de patata. La fiesta seguía en la calle, las camionetas de magafonía seguían con sus slogans y cán,ticos. El himno de Falange y La Iniernacional iban poí, barrios. «Mire, es muy difícil saber si los mítines han conseguido retraer a los madrileños en sus salidas al campo. Eso sólo se ve con claridad en día de partido importante, cuando a las sieteíde la tarde se quedan las carreteras desiertas», informaron a EL PAIS en la Jefatura Provincial de Tráfico.

Archivado En