Cartas al director

Las "orientaciones" electorales del Episcopado

En menos de un mes, el Episcopa do español ha multiplicado las admoniciones de ética política, dirigidas a los fieles de cara a las eleccíones. Han llegado a mi noticia un comunicado de la comisión permanente, una «Catequesis ante las elecciones», publicada por el secretariado de la Comisión Episcopal de Apostolado Social, y un documento de la secretaria del Episcopado. Tales mensajes expresan la preocupación de dar una orientación moral. Pretenden mantenerse al margen de las competencias de los partidos, pero quieren ser incisivos. Su lectura atenta y reflexiva nos deja en la perplejidad. Seg...

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En menos de un mes, el Episcopa do español ha multiplicado las admoniciones de ética política, dirigidas a los fieles de cara a las eleccíones. Han llegado a mi noticia un comunicado de la comisión permanente, una «Catequesis ante las elecciones», publicada por el secretariado de la Comisión Episcopal de Apostolado Social, y un documento de la secretaria del Episcopado. Tales mensajes expresan la preocupación de dar una orientación moral. Pretenden mantenerse al margen de las competencias de los partidos, pero quieren ser incisivos. Su lectura atenta y reflexiva nos deja en la perplejidad. Según estas indicaciones episcopales, no se puede favorecer ni a los partidos autoritarios, ni a los que sostienen al capitalismo, ni a los socialistas marxistas (así, en general) ni a los liberales. Ante tal cúmulo de «direcciones prohibidas» uno se sentiría inclinado a no otorgar su voto a nadie. Pero nos dicen expresamente que el católico tiene el deber de votar. (Entonces uno se pregunta: -pero concho ¿a quién? ¿a Recaredo I el visigodo?). A la hora de la verdad, probablemente habrá obispos que votarán a partidos que sostienen al capitalismo, y habrá fieles católicos (como yo mismo) que votarán a partidos marxistas.Si llamo la.atención sobre el carácter paradójico de estas orientaciones episcopales (que contienen, a mi juicio, observaciones valiosas y afirmaciones discutibles o imprecisas) es para recordar que las intervenciones del Episcopado, no coartan en nada la libertad de los católicos a la hora de decidir su voto. Según la mejor teología de fines de siglo XIX (es decir, bien anterior al Concilio Vaticano II), las enseñanzas no infalibles de la jerarquía eclesiástica (cuáles son las «orientaciones» de que estamos tratando) dejan en pie la libertad de juicio de los católicos. Estos harán muy bien en reflexionar sobre las afirmaciones episcopales. Y harán mejor todavía en tomar sus decisiones políticas conforme a su conciencia, juzgando con su cabeza, procurando no guiarse por intereses bastardos más o menos disfrazados, sino por la búsqueda del bien común (que es el bien del pueblo). Que cada uno decida según su leal saber y entender, aunque ello pueda diferir de lo que piensan los obispos. Esto último, a fin de cuentas, no resulta demasiado claro. Pero, si lo fuera, tampoco disminuiría la libertad y la responsabilidad de los católicos en su opción , política. Porque los católicos (incluso los obispos) participan de la soberanía que reside en el pueblo, lo mismo que los no católicos y en las mismas condiciones. Nada hay en la fe cristiana que se oponga a esa concepción democrática.

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