Tribuna:

Amnistía para Iribar

«Como mínimo es necesaria la amnistía total, la autonomía, cooficialidad del euskera y la restauración de los fueros vascos. Menos que eso nada. Además, es lo que hoy pide el pueblo. Una vez logrados esos objetivos, la siguiente etapa está en manos de los políticos.» Estas son palabras de José Angel Iríbar, el mejor guardameta de fútbol español de muchos años. El, que habla de amnistía desde un punto de vista estrictamente deportivo, parece que ha sido condenado al ostracismo.El seleccionador nacional, señor Kubala, que en los últimos tiempos ha tenido conflictos rocambolescos con algunos guar...

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«Como mínimo es necesaria la amnistía total, la autonomía, cooficialidad del euskera y la restauración de los fueros vascos. Menos que eso nada. Además, es lo que hoy pide el pueblo. Una vez logrados esos objetivos, la siguiente etapa está en manos de los políticos.» Estas son palabras de José Angel Iríbar, el mejor guardameta de fútbol español de muchos años. El, que habla de amnistía desde un punto de vista estrictamente deportivo, parece que ha sido condenado al ostracismo.El seleccionador nacional, señor Kubala, que en los últimos tiempos ha tenido conflictos rocambolescos con algunos guardametas, se hubiera podido ahorrar tanta empalagosa polémica con haber sostenido en el marco de la selección al entrañable «Chopo». Y no para evitar problemas como la absurda pita del pasado domingo en el Sánchez Pizjuán, sino para actuar consecuentemente.

Iríbar se encuentra de nuevo en magnífica forma y continúa siendo un portero expecional. Ante un compromiso como el de Rumanía la veteranía de Iríbar hubiera podido suponer una cierta garantía. Iribar , por su historial y su experiencia, todavía impone. Los delanteros, ante él, tienen más de un complejo.

Kubala, que ha llevado a la selección a suplentes de veintinueve años, no puede hablar de planes para el futuro porque no es demasiado aficionado a ellos. Y hay veces, además, como la presente, en las que la realidad debe imponerse. Dejar a Iríbar en Bilbao es un lujo innecesario. Si Kubala puede permitírselo, España, no.

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