Cartas al director

Presos políticos y presos comunes

No terciaría en el debate sobre los presos comunes si no se hubieran vertido acusaciones contra los partidos democráticos por haberse contraído a reivindicar y difundir entre las masas la amnistía para los presos políticos.Pues bien, estos superprogresistas no hacen otra cosa que metafísica escolástica. El pretender que al delincuente sólo se le castiga porque es «culpable», se deriva de los teólogos de la Edad Media, como una conclusión de la teoría del libre arbitrio. Sin embargo, y a partir, principalmente, de la escuela antropológica italiana de finales del siglo pasado, estas elucubracion...

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No terciaría en el debate sobre los presos comunes si no se hubieran vertido acusaciones contra los partidos democráticos por haberse contraído a reivindicar y difundir entre las masas la amnistía para los presos políticos.Pues bien, estos superprogresistas no hacen otra cosa que metafísica escolástica. El pretender que al delincuente sólo se le castiga porque es «culpable», se deriva de los teólogos de la Edad Media, como una conclusión de la teoría del libre arbitrio. Sin embargo, y a partir, principalmente, de la escuela antropológica italiana de finales del siglo pasado, estas elucubraciones han dado paso a criterios más científicos, inspirados principalmente en la defensa nacional.

Creo que al delincuente se le debe aislar, por la inisma razón que se aísla a un portador de virus o a un demente peligroso. Es decir, sin tratar de penetrar en el hondón de su conciencia ni, mucho menos, de evaluar hasta qué punto es en concreto responsable de su actual personalidad. ¡Qué duda cabe de que en una sociedad justa sólo los enfermos mentales serían delincuentes! Por ello, la única solución del problema es la revolución social, y no la impunidad de los delitos.

Cosa muy distinta es que los partidos políticos deban tener ideas muy claras sobre lo que debe ser un régimen penitenciario moderno y, sobre todo la reabsorción social del reo tras el cumplimiento de su condena.

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En el Congreso de la Abogacía celebrado en León, naufragó el polémico Estatuto del Preso Político elaborado por el Colegio de Madrid. El torpedo que lo hundió fue lanzado por un grupito de abogados ultras que sostenía que también los presos comunes son seres humanos y que la reforma penitenciaria debería mejorar la suerte de la totalidad de los reclusos.

Pues bien, la discriminación que en la campaña pro amnistía se establecía entre unos y otros obedecía al fundamento racional y objetivo de que los presos comunes han realizado actos antisociales, mientras que los presos políticos han ido a la cárcel por defender a la sociedad.

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