Cartas al director

Divorcio civil y matrimonio canónico

Sospecho que desde hace siglos se viene cometiendo una metafórica estafa doctrinal en materia de matrimonio, al presentarnos como de fe ciertos puntos que ni són de fe, ni ciertos. Ello ha hecho, a mi entender, que casi sistemáticaniente la Iglesia haya soslayado la aplicación de soluciones válidas para todos en el fuero interno y en el externo y lo que ha logrado ha sido que tengamos, según parece, próxima, la implantación del libre recurso al divorcio civil, que nada resuelve en el fuero interno. La Iglesia, que no quiere aceptar con la debida amplitud las únicas y auténticamente válidas sol...

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Sospecho que desde hace siglos se viene cometiendo una metafórica estafa doctrinal en materia de matrimonio, al presentarnos como de fe ciertos puntos que ni són de fe, ni ciertos. Ello ha hecho, a mi entender, que casi sistemáticaniente la Iglesia haya soslayado la aplicación de soluciones válidas para todos en el fuero interno y en el externo y lo que ha logrado ha sido que tengamos, según parece, próxima, la implantación del libre recurso al divorcio civil, que nada resuelve en el fuero interno. La Iglesia, que no quiere aceptar con la debida amplitud las únicas y auténticamente válidas soluciones en ambos fueros, cuales son las declaraciones de nulidad y las disoluciones del vínculo conyugal en los conflictos graves matrimoniales, tendrá que tolerar (tolerar, no digo aprobar) el divorcio civil.Se dirá que la Iglesia ya aplica tales soluciones. Así es, pero con tan drásticas e incomprensibles restricciones y en formas indebidamente tan extenuantes y gravosas que en la práctica resultan inasequibles casi para la totalidad de quienes las necesitan. Por otra parte, se mantienen vigentes, apoyados en el Código de Derecho Canónico, criterios invalidados por avances de ciencias que podríamos denominar globalmente como ciencias sobre el hombre.

La mentalización del pueblo fiel en esto es tan lamentable, que no faltan quienes sueltan a bocajarro, con «delicioso» sentido de la caridad a quien tiene que buscar la «desmatrimonialización»: «Pues, chico, aguántate, y si no, no haberte casado». Estos caballeritos, sin embargo, no querrían que si culpable o inculpablemente se vieran en peligro de ahogarse, se les dije ra: «Pues, chico, ahógate, y si no, no haberte metido,ahí»... Tampoco falta quien alegue contra ellas que si se aplicaran tales soluciones, cuantitativamente, a todos los casos a que, en justicia, pueden aplicarse, serían muchísimas las declaraciones de nulidad y de disolución del vínculo conyugal que habría que otorgar. Respondo: si serían muchísimas, que lo sean, la justicia hay que aplicarla en todos los casos que ella exija ser aplicada, sean cuantos sean, muchísimos o poquisimos.

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