La izquierda laborista británica intenta apoderarse del liderazgo del partido

El aumento incesante del coste de la vida es uno de los temas más persistentes del momento, y uno de los factores que más descontento causa a la extrema izquierda laborista, la cual está en completo desacuerdo con la estrategia económica del Gobierno y con el liderazgo de Callaghan.

Para tratar de ganar mayor influencia y conseguir un primer ministro futuro más izquierdista, varios de los más destacados exponentes de esa izquierda del partido, como Barbara Castle (destituida por Callaghan cuando fue nombrado primer ministro), lan Mikardo, Eric Heffer (que dimitió) y otros, han venido bu...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El aumento incesante del coste de la vida es uno de los temas más persistentes del momento, y uno de los factores que más descontento causa a la extrema izquierda laborista, la cual está en completo desacuerdo con la estrategia económica del Gobierno y con el liderazgo de Callaghan.

Para tratar de ganar mayor influencia y conseguir un primer ministro futuro más izquierdista, varios de los más destacados exponentes de esa izquierda del partido, como Barbara Castle (destituida por Callaghan cuando fue nombrado primer ministro), lan Mikardo, Eric Heffer (que dimitió) y otros, han venido buscando la manera de establecer lo que ellos llaman un sistema más democrático de elegir al líder.

En la actualidad, el líder del partido (y por tanto primer ministro) es elegido por votación secreta de todos los diputados laboristas de la Cámara de los Comunes, que pertenecen en su mayoría al ala moderada del partido.

La extrema izquierda está convencida de que la proporción de sus propios simpatizantes en los distritos electorales es mayor de lo que la composición de los escaños laboristas de la cámara parece indicar, y así ha iniciado una campaña, que se propone intensificar a lo largo del nuevo año, para que se modifique el procedimiento de elección del líder.

En lugar de ser elegido por los diputados laboristas exclusivamente, la extrema izquierda quiere que en la elección participen también, de algún modo, los activistas de las sucursales del partido en toda la ración. Por ejemplo, que por cada voto de un diputado laborista se conceda otro al representante de un distrito electoral.

Muchos de los distritos laboristas -como el de Newham North East, que recientemente repudió al moderado Reg Prentice que le representaba en el Parlamento- están dominados por la izquierda.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Para realizar la campaña en pos de una mayor influencia izquierdista en los círculos directivos del partido, los interesados han formado un comité. El propósito de sus esfuerzos, a la larga, será deshacerse de primeros ministros del tipo de Callahan y asegurar que ocupe la presidencia del Gobierno alguien más parecido a Anthony Wedgwood-Benn.

Wedgwood-Benn es una de las personalidades laboristas más destacadas de la extrema izquierda y uno de los oradores de mayor elocuencia y magnetismo personal de los Comunes.

Es también relativamente joven y, no obstante sus orígenes aristocráticos (se negó a heredar el título de la familia, de vizconde Stansgate), es considerado como sinceramente anti-stablishment, y como quizá el dirigente más «resuelto» del nuevo laborismo.

Entretanto, en estos días sin, periódicos, la caricatura política británica ha sido transferirla a la televisión. En uno de sus programas, dos cómicos hicieron los papeles de Callaghan y la señora Thatcher, líder de la oposición conservadora. El primero le preguntó a la supuesta señora Thatcher si no le gustaría más ser cobradora de autobús y recibir cien mil pesetas para marcharse del país, Una gran proporción de los cobradores de autobús son de raza negra, y el cómico hacía alusión a la suma Enoch Powell, famoso orador anti-demasiados-negros, sugirió una vez -en vano- que debería ofrecer el Gobierno a todo miembro de la raza de color que aceptase marcharse de la Gran Bretaña.

En otras palabras, el supuesto Callaghan sugería sus desees deshacerse de Thatcher. La supuesta líder conservadora respondió que no y añadió que al paso que vamos, pronto harán falta las cien mil pesetas para viajar en autobús.

Archivado En