"El plan Barre no es una receta mágica para combatir la inflación"

«Yo no creo que la inflación sea un problema de países católicos y mediterráneos o una cuestión de color político». Jean-Francois Deniau, embajador de Francia en España, expuso ayer sus ideas sobre «el Plan Barre y la lucha contra la inflación» en una conferencia organizada por el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa.

Dos meses no son suficientes para juzgar los resultados de la aplicación de las medidas que el Gobierno francés adoptó a finales de septiembre para controlar el fenómeno inflacionista y, al mismo tiempo, no limitar la expansión del crecimiento económico. Sin emba...

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«Yo no creo que la inflación sea un problema de países católicos y mediterráneos o una cuestión de color político». Jean-Francois Deniau, embajador de Francia en España, expuso ayer sus ideas sobre «el Plan Barre y la lucha contra la inflación» en una conferencia organizada por el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa.

Dos meses no son suficientes para juzgar los resultados de la aplicación de las medidas que el Gobierno francés adoptó a finales de septiembre para controlar el fenómeno inflacionista y, al mismo tiempo, no limitar la expansión del crecimiento económico. Sin embargo, las reacciones fueron inmediatas y es evidente que, a pesar de que el primer ministro Raymond Barre no olvidó ninguno de los aspectos del plan global, ni ninguna de las clases protagonistas del desarrollo económico y social, el Plan Barre, en general, no convenció a nadie.El patronato francés criticó los estímulos demasiado modestos para relanzar la economía con facilidades poco amplias a la inversión y limitaciones del crédito muy severas. Los sindicatos, además de la jornada de lucha que organizaron para manifestar su protesta, se lanzaron a destacar la escasa atención que el Plan Barre dedicaba a combatir el desempleo. Incluso el periódico financiero Wall Streel Jorunal, claramente conservador, enjuició el plan francés como un ¡Viva la izquierda!, considerando que para atacar verdaderamente un elevado índice de inflación con un alto nivel de paro valía más un Gobierno de izquierdas.

La importancia de todas estas reacciones -en opinión del señor Deniau- es que. cada clase protesta llamando la atención sobre su problema concreto. Nadie está contento porque el Plan Barre ha querido cubrir al mismo tiempo objetivos, que si bien no son incompatibles, la recesión de los últimos años en las economías occidentales ha desconcertado, incluso a los economistas ante el fenómeno inflación-estancamiento-desempleo, cuando normalmente la tensión inflacionista va unida a épocas de expansión. Dé ahí que el profesor Barre quiera conseguir los tres objetivos: controlar la inflación sin aumentar el paro y sin que la austeridad y los sacrificios exigidos a todas las clases reduzcan la tasa de crecimiento.

Pero el Plan Barre no es una receta mágica, ni puede haber una panacea universal para solucionar las tensiones inflacionistas, precisamente porque la inflación no es un problema exclusivamente monetario, sino global en el que intervienen factores sociales y económicos, desde la capacidad de negociación entre los trabajadores y los empresarios, hasta la política fiscal, la política de precios o la política de rentas.

El embajador Deniau señaló en este sentido que las medidas adoptadas por un Gobierno recaen fundamentalmente en una utilización del Ministerio de Finanzas que interviene mucho o poco, según se trate de un plan vinculante o de un plan liberal e indicativo. El Plan Barre, para Jean François Deniau, es un sistema mixto con incitaciones a la inversión, pero también con limitaciones salariales, restricciones crediticias, control de la masa monetaria, congelación de precios de algunos productos y una considerable disciplina fiscal.

Al mismo tiempo, el Plan respeta la economía de mercado y las reglas de las Comunidades Europeas.

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