Carrillo aplazó la filmación de la TV francesa al Pleno de las Cortes

Un nuevo affaire Santiago Carrillo, como consecuencia de su clandestinidad, se puso en marcha el pasa do miércoles por la noche, cuando el segundo canal de la TV francesa, en el diario televisado, pasó un reportaje hecho en el centro de Madrid ese mismo día por la mañana En los medios diplomáticos, en la TV y en la prensa escrita, la bomba explotó con espectacularmente: «lgual que el pasado 2 de agosto, cuando Carrillo pidió audiencia al entonces embajador, señor de Lojendio. La finura política de Carrillo debía ser mejor interpretada por el establecimiento posfranquista», comentó ...

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Un nuevo affaire Santiago Carrillo, como consecuencia de su clandestinidad, se puso en marcha el pasa do miércoles por la noche, cuando el segundo canal de la TV francesa, en el diario televisado, pasó un reportaje hecho en el centro de Madrid ese mismo día por la mañana En los medios diplomáticos, en la TV y en la prensa escrita, la bomba explotó con espectacularmente: «lgual que el pasado 2 de agosto, cuando Carrillo pidió audiencia al entonces embajador, señor de Lojendio. La finura política de Carrillo debía ser mejor interpretada por el establecimiento posfranquista», comentó anoche un periodista del diario comunista L'Humanité.El reportaje sobre la vida clandestina del secretario general del PC en España, fue transmitido por la TV sin previo anuncio. En medios próximos a la TV francesa se ha asegurado que fueron tomadas todas las precacuciones para no crear un problema diplomático. El filme fue negociado inmediatamente por los servicios competentes de la RTV española, pero, en París, se suponía que su destino no sería la pequeña pantalla de los telespectadores españoles.

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En los medios diplomáticos españoles de París, el tema de conversación predominante, durante las últimas 48 horas, fue la película inusitada. Paralelamente, el personal técnico administrativo, según calificación del Convenio de Viena, que cubre los llamados servicios especiales (del Alto Estado Mayor y de la Dirección General de Seguridad) de la embajada, según buenas fuentes, parece ser que no interpretaron de igual manera el affaire. Fuentes próximas a los servicios de la DGS, en París, creían poder afirmar ayer noche que, para estos últimos, «la película es un truco, es decir, un montaje, que podía haberse hecho en una ciudad cualquiera». No se excluía, por este lado, que hubiese lugar para algún tipo de acción, por considerar que el Partido Comunista de España y sus cómplices juegan con la legalidad.

Las especulaciones, en estos mismos medios, se resumieron de la siguiente manera: «O, en Madrid, el Gobierno, preconiza una democracia que no establecerá nunca o, en caso contrario, existe un poder paralelo.» No se excluía, en efecto, que Carrillo esté en España más o menos cubierto oficiosamente. Un portavoz del partido, no en París, declaró que creía falsa esta última eventualidad.

Por otra parte, la batalla por la exclusividad de las fotografías con Carrillo en Madrid fue brutal, según testimonio de algunos interesados de la prensa. Por fin, una publicación españ*ola consiguió la exclusiva para España y una agencia francesa para el resib áel mundo.

Jean Francois Boyer, periodista de treinta años de edad, que trabajó en la TV y en la radio y hoy lo hace como independiente, fue el autor del reportaje que ha levantado de nuevo una polvareda como consecuencia de la ilegalidad del PCE. Boyer confirmó ayer que el reportaje fue filmado el martes último, día 23. «Y o ya tenía la conformidad de Carrillo, declaró, desde finales de septiembre. A partir de entonces no hice más que esperar un elemento nuevo e inmediato que me permitiera trasladarme a Madrid. Esto ocurrió el pasado 6 de noviembre. Un mensajero me confirmó la presencia de Carrillo en la capital de España y fijamos una cita. »

Jean Francois Boyer llegó a Madrid el día 11 de noviembre y esperó hasta el día 23 para realizar la película, «por conveniencias políticas de Carrillo»; que, según declaró el mismo, no quería que el acontecimiento pudiese molestar el votode la reforma que el presidente Suárez esperaba en las Cortes. «Durante estos once días de espera, explicó Boyer, ví tres veces al mensajero.»

El reportaje empezó a filmarse el martes a primera hora de la mañana. «Nosotros, de acuerdo con el mensajero, esperábamos en el mismo centro de Madrid. Aquí nos encontramos con el referido mensajero. Yo estaba con dos técnicos: un cámara y un especialista del sonido, en un coche, conducido por una persona de confianza de Carrillo. Detrás nos siguió siempre otro coche. Dimos varias vueltas, para cerciorarnos de que nadie nos seguía y, después, esperamos tres cuartos de hora. »

Por último, los dos coches se pararon en una calle, próxima a los barrios nuevos del centro de Madrid. Y apareció Santiago Carrillo con gafas negras. Era su único disfraz. Tan pronto como le vi m os llegar empezamos a filmar; entró en nuestro coche, se quitó las gafas y todo transcurrió sin incidente alguno.»

EL PAIS. ¿Se le vio nervioso en algún momento?

Boyer. «Yo no sé lo que puede vivir

un hombre como él, con su responsabilidad, en semejantes momentos. Pero, en apariencia, estaba seguro de sí mismo, charlando y moviéndose con toda normalidad. Quizá tuviera un miedo loco, pero lo cierto es que yo no se lo noté ni una sola vez. »

EL PAIS. ¿Cree usted que, con gran disimulo, estaban seguidos por alguien?

Boyer. No me dí cuenta de nada. Todo salió perfectamente. La organización fue meticulosa. Esto es una opinión mía, claro: yo supongo que el Gobierno sabe que está en Madrid, pero ¿dónde?

EL PAIS. ¿Durante cuánto tiempo estuvieron filmando?

Boyer. Tres cuartos de hora en total. Después, un chófer nos llevó a una casa, y aquí le hicimos la entrevista. Después mis compañeros marcharon y yo quedé con Santiago Carrillo hasta las dos de la tarde.

EL PAIS. ¿Puede decir algo de lo que hablaron?

Boyer. De todo un poco, sin orden. Una de las escenas que me quedó grabada fue cuando Carrillo me dijo: «Estoy impresionado por este cielo azul de Madrid. No comprendo por qué me han prohibido verlo durante tanto tiempo, no lo comprendo...»

A las dos de la tarde, Boyer salió de la casa Carrillo también lo hizo, al mismo tiempo que él, «pero yo seguí mi camino, sin saber hacia dónde iba, ni cómo».

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