Espectacular incendio en una fábrica de cosméticos y pinturas

Cerca de cien millones de pesetas en pérdidas y dos heridos leves fue el balance del incendio ocurrido ayer sobre las tres y cuarto de la tarde en una fábrica de cosméticos, pinturas y artículos de perfumería Almacenes Conrado Martín, SA, sita en la carretera antigua de Burgos a la altura del kilómetro 12,200.A pesar de que hasta el momento se desconocen las causas, se cree que pudo ser debida a un cortocircuito en el pasillo central del almacén. Descubierto el incendio por varios trabajadores se dio la voz de alarma inmediatamente y se intentó sofocar con los treinta extintores existen...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Cerca de cien millones de pesetas en pérdidas y dos heridos leves fue el balance del incendio ocurrido ayer sobre las tres y cuarto de la tarde en una fábrica de cosméticos, pinturas y artículos de perfumería Almacenes Conrado Martín, SA, sita en la carretera antigua de Burgos a la altura del kilómetro 12,200.A pesar de que hasta el momento se desconocen las causas, se cree que pudo ser debida a un cortocircuito en el pasillo central del almacén. Descubierto el incendio por varios trabajadores se dio la voz de alarma inmediatamente y se intentó sofocar con los treinta extintores existentes en la fábrica.

Ante la imposibilidad de los 120 empleados para apagar el fuego que se había extendido «porque el techo era de plástico», según uno de los empleados, fue requerida la presencia de los bomberos a las 3.36 de la tarde.

«Cuando llegamos el fuego estaba: en pleno auge, las llamas alcanzaban bastante altura y a pesar, de nuestros esfuerzos para atajarlo de raíz la falta de agua en la zona, el viento, y la superficie inmensa, cerca de 10.000 metros cuadrados, va a hacer que esto dure por lo menos toda la noche», informó a EL PAIS el jefe de zona del Cuerpo de Bomberos.

Los heridos leves fueron Julián Vallejo y un bombero que sufrió lesiones al derrumbarse un forjado de la oficina donde estaba trabajando. El primero de los reseñados, empleado de la fábrica, sufrió, al parecer, quemaduras en una pierna al quedarse pegado material inflamable al pantalón que tuvo que ser apagado por los propios compañeros.

«Los daños son incalculables, ¿cuarenta millones? Muchos más. Teniamos el almacén lleno de existencias de toda clase, pinturas, cosméticos, materias muchas de ellas inflamables. Es mentira que el techo fuera de plástico; era de hierro. Toda la fábrica era de cemento y hierro. Lo único que tenía era una cubierta para el frío y el calor que al parecer pudo propagar el fuego», manifestó a EL PAIS el director de la fábrica siniestrada, José Laso.

Una de las primeras preocupaciones por parte del servicio de extinción de incendios fue la de que no se propagara el fuego a la empresa de al lado, Espasa Calpe, SA, ya que el intenso viento hizo peligrar dicho edificio al alcanzar las llamas hasta treinta metros de altura.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pérdidas incalculables

El incendio intentó ser sofocado por veintiséis coches de bomberos, entre ellos tres bombas, once tanques, dos escalas y un brazo articulado, coches de la Policía Municipal, Armada, Ejército y Guardia Civil ambulancias de la Cruz Roja y de otros servicios. Sin embargo la rapidez con Ia que se propagó impidió siquiera que los trabajadores, que se acababan de reincorporar tras la hora del almuerzo, pudieran rescatar su ropa, dinero y otros objetos. Las cuantiosas pérdidas se deben a que no sólo se perdieron los productos almacenados, material de oficina, archivos y documentación, que intentó ser rescatada por los empleados sin éxito ante la prohibición hecha por la Policía Municipal. Además de toda la maquinaria, el edificio quedó destruido completamente a causa de las explosiones de bombonas y de la tardanza en las operaciones debida a la escasez del agua ya que apenas existen en la zona bocas de riego.«Echar agua es lo único que se puede hacer; echar agua y esperar.» Tres bomberos sin careta antigás, desde el brazo articulado intentaban cortar el fuego por el lateral izquierdo donde se encuentra la citada empresa editorial. Mientras, los coches-tanques iban y volvían a las poblaciones más cercanas como Alcobendas y Fuencarral para cargar agua. La columna de humo se veía en varios kilómetros. Según informaron algunos empleados, hace dos años se declaró en la misma fábrica otro incendio de pequeña magnitud que fue atajado por un coche-tanque del Servicio de bomberos.

Archivado En