La EMT y la empresa privada

La huelga que han mantenido recientemente, durante siete días, los empleados de la Empresa Municipal de Transportes vuelve a traer a primer plano de la actualidad la situación de esta empresa, de cara, fundamentalmente, a quien ha de ser su usuario en potencia: el madrileño.Que el transporte colectivo en una gran ciudad de las características de Madrid, con sus casi cuatro millones de habitantes, es fundamental para que pueda seguir funcionando con la relativa facilidad que permite su mismo tamaño es algo que, por repetido, casi queda olvidado. Pero, evidentemente, la EMT, como órgano monopoli...

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La huelga que han mantenido recientemente, durante siete días, los empleados de la Empresa Municipal de Transportes vuelve a traer a primer plano de la actualidad la situación de esta empresa, de cara, fundamentalmente, a quien ha de ser su usuario en potencia: el madrileño.Que el transporte colectivo en una gran ciudad de las características de Madrid, con sus casi cuatro millones de habitantes, es fundamental para que pueda seguir funcionando con la relativa facilidad que permite su mismo tamaño es algo que, por repetido, casi queda olvidado. Pero, evidentemente, la EMT, como órgano monopolizador del transporte de superficie en Madrid, tiene una gran parte de responsabilidad en el tema, pero su propia estructura puede seguir desmoronándose sí ha de continuar el Ayuntamiento de Madrid -que es quien en definitiva lo paga- el eterno déficit en que se ve colocada la EMT año tras año.

Las concesiones de líneas de transporte colectivo de superficie que aprueba el Ayuntamiento de Madrid suelen ser por siete años al cabo de los cuales tal concesión revierte directamente al municipio que a través de la EMT, puede mantenerlo en funcionamiento cancelarlo o modificarlo a su antojo. Y la prórroga de las concesiones es algo que resulta técnicamente posible, pero políticamente inviable, ya que, caso de producirse, otras empresas que, en un principio podrían haber estado interesadas en la explotación de la línea en cuestión, harían valer sus derechos de licitación sobre ella. Luego las concesiones, a su término sólo tienen una solución: pasar a convertirse en municipales.

Sin embargo, en alguna ocasión, el entonces director-gerente de la EMT, hoy delegado de Circulación y Transportes, Santiago Estrada, afirmó su confianza en el servicio ofrecido por la empresa privada: «Las empresas privadas me merecen todos los respetos. Cumplen un servicio y lo hacen a plena satisfacción.» Y algo más tarde, aseguró: «No hay inconveniente para que la empresa privada se haga cargo del transporte de Madrid, siempre que sea con las garantías necesarias de continuidad y de rendimiento social.» Luego, ¿podría ser la solución para la EMT el que sus líneas se privatizaran?

Si una empresa, como es la EMT. que tiene como único objeto el de ofrecer un servicio público sin ánimo de lucro. ha de aguantar con estoicismo sus casi quinientos millones anuales de pérdidas, ¿sería capaz de esto la empresa privada, que sí tiene ánimo de lucro por definición?

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