Test electoral en Francia

La actividad política en Francia se recalentará a partir del próximo fin de semana, no porque el presidente de la república Giscard d'Estaing haya destacado a doce de sus dieciocho ministros a provincias para explicar su ensayo, «Democracia francesa», sino porque ese día se ofrecerá en todo el país una especie de entremés de las próximas elecciones municipales (dentro de cuatro meses), y de las legislativas (a dieciséis meses vista, de no ser adelantadas).En siete circunscripciones habrá elecciones legislativas parciales; la primera de ellas, el mismo día 7 y, las seis restantes el 14. Tod...

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La actividad política en Francia se recalentará a partir del próximo fin de semana, no porque el presidente de la república Giscard d'Estaing haya destacado a doce de sus dieciocho ministros a provincias para explicar su ensayo, «Democracia francesa», sino porque ese día se ofrecerá en todo el país una especie de entremés de las próximas elecciones municipales (dentro de cuatro meses), y de las legislativas (a dieciséis meses vista, de no ser adelantadas).En siete circunscripciones habrá elecciones legislativas parciales; la primera de ellas, el mismo día 7 y, las seis restantes el 14. Todas corresponden a puestos de la mayoría gubernamental, y seis han sido provocadas por los suplentes de la media docena de ex ministros del que fue Gobierno Chirac, para que estos últimos, si la suerte les acompaña, vuelvan a encontrar su escaño.

Los seis antiguos miembros del Gobierno son figuras importantes del mundo político de la derecha: Aymar Achille Fotild, Peronnet, Tiberi, Destremeau, Ducray y, en particular, Jacques Chirac, confieren a estas elecciones un carácter de «test» nacional. En vísperas de legislativas «históricas», y después de la elección de la actual asamblea, en 1973, y de la victoria de la izquierda en las cantonales de marzo último, este escrutinio revelará la evolución del electorado francés, que, según recientes sondeos, se caracteriza por una tendencia hacia la izquierda. La situación del Partido Socialista, a través de los resultados que obtengan sus candidatos, también interesa sobremanera.

El caso Chirac se considera aparte, dada su dimensión de líder nacional y su actividad presente, destinada a hacerse «dueño» del partido gaullista, UDR, para hacer de él un «aglomerador» popular. El resultado que obtenga en su departamento de Correze revelará el calibre de su impacto y, sin duda, cómo opinan los observadores, influirá en sus posibilidades futuras. La campaña se promete encarnizada, con la presencia de toda la baraja de ases políticos: Mitterrand, Marchais, Guichard, Durafour, etcétera, defenderán a sus candidatos. Salvo en un par de circunscripciones, no se esperan muchas sorpresas, pero el movimiento del electorado, en uno u otro sentido, dará el primer índice serio de lo que va a ser la Francia de después de las próximas legislativas.

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