Disuelta la orquesta de Bilbao

«A partir de este momento la orquesta queda disuelta.» Enrique Sans Caballero, concejal y presidente del patronato que rije la Orquesta Sinfónica de Bilbao, zanjaba el sábado con ésta decisión el problema que se le había planteado con la huelga de sus profesores.

Desde entonces hasta hoy la noticia ha causado revuelo en los medios musicales vizcaínos, y el señor Sans -hombre autoritario, al que se le califica cerca de las tesis de Fuerza Nueva- ha tenido tiempo para revocar sus propias palabras y decir que se trataba tan sólo de la explosión de un momento.El tema es viejo: los profesore...

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«A partir de este momento la orquesta queda disuelta.» Enrique Sans Caballero, concejal y presidente del patronato que rije la Orquesta Sinfónica de Bilbao, zanjaba el sábado con ésta decisión el problema que se le había planteado con la huelga de sus profesores.

Desde entonces hasta hoy la noticia ha causado revuelo en los medios musicales vizcaínos, y el señor Sans -hombre autoritario, al que se le califica cerca de las tesis de Fuerza Nueva- ha tenido tiempo para revocar sus propias palabras y decir que se trataba tan sólo de la explosión de un momento.El tema es viejo: los profesores de la orquesta no están dispuestos a seguir con las 10.000 pesetas que les pagan al mes, y por segunda vez en lo que va de año se han declarado en huelga de instrumentos caídos. Durante los meses de enero y febrero hubo que anular los conciertos por esta actitud, aunque luego se completaría el programa del curso a base de ofrecer los programas anulados.

El Ayuntamiento de Bilbao asegura, entretanto, que no tiene fondos suficientes para afrontar esta subida y que bastante hace con pagar los quince rnillones de pesetas que le cuesta el mantenimiento de la orquesta durante un año. Gestiones cerca de la Comisaría de la Música no consiguen otra cosa que garantizar quince conciertos anuales por la región a base de 2.000 pesetas por concierto para cada uno de los profesores.

El director de la orquesta, Pedro Pirfano, se ha colocado en esta ocasión del lado de sus hombres, pero éstos no olvidan que durante la primera huelga se mantuvo al margen. Le acusan, además, de ser un director nombrado a dedo, sin oposición y sin tener el título de composición, que le facultaría para desempeñar el cargo.

Procedente de la banda militar de Pamplona, de la que era capitán-director, el señor Pirfano tiene, a juicio de los miembros de la orquesta, un sueldo europeo de seis cifras mensuales, mientras ellos se quedan apenas en las 10.000 pesetas. «No entendemos estas diferencias, y habría que añadir, además, los dineros que se van cada año en cenas y emolumentos a artistas invitados. Para ellos no hay problemas económicos, para nosotros no hay un duro.»

En el fondo se debate el tema de la propia supervivencia de una orquesta que por calidad técnica sigue inmediatamente a las de Madrid y Barcelona. Ya en la actualidad hay diez o doce vacantes que no se han cubierto, y a cada concierto es preciso recurrir a músicos de San Sebastián. Si el problema no se resuelve pronto, la agrupación musical de Bilbao seguirá la misma suerte que las dos orquestas que hace años existían en la capital guipuzcoana y que terminaron desapareciendo también por falta de medios económicos.

«Los nobles de la villa que dirigen la orquesta han demostrado su incapacidad. Es necesario sustituirlos por una comisión de músicos profesionales. De lo contrario, se irán al olvido 54 años de historia musical.»

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