El desempleo y la inflación continuarán aumentando en Gran Bretaña

El desempleo y la inflación no van a mejorar en Gran Bretaña con la rapidez deseada por el Gobierno. Al contrario, el desempleo, cuyo índice es ahora el más alto que ha presentado este país desde que terminó la última guerra mundial, va a seguir aumentando. Por otro lado, tendrá que pasar este año y la mayor parte de 1977 para que la inflación se reduzca a una cifra singular.Esta deprimente perspectiva económica, que contradice la que viene repitiendo el líder laborista Callaghan, ha sido dada a conocer por el National Institute of Economic and Social Research, la entidad de investigaci...

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El desempleo y la inflación no van a mejorar en Gran Bretaña con la rapidez deseada por el Gobierno. Al contrario, el desempleo, cuyo índice es ahora el más alto que ha presentado este país desde que terminó la última guerra mundial, va a seguir aumentando. Por otro lado, tendrá que pasar este año y la mayor parte de 1977 para que la inflación se reduzca a una cifra singular.Esta deprimente perspectiva económica, que contradice la que viene repitiendo el líder laborista Callaghan, ha sido dada a conocer por el National Institute of Economic and Social Research, la entidad de investigación económica y social más importante de Gran Bretaña.

El instituto estima que a mediados del próximo año la cifra de desempleados seguirá siendo muy alta. En todo caso, no bajará de la marca del millón y medio señalada hace una semana por las estadísticas del departamento de Trabajo.

Más pesimista todavía que el Instituto de Investigación Económica y Social es el Sindicato de los Empleados y de Oficinas, que ha dado a conocer otro estudio en el que calcula que desde mediados y durante varios años, dos millones de británicos van a estar sin trabajo.

De nuevo de acuerdo con el instituto, el Gobierno no podrá afrontar un incremento en el gasto público hasta que no contrarreste su déficit en la balanza de pagos, circunstancia que sólo podrá ocurrir después de los tres primeros meses de 1978.

La inflación seguirá situada a finales de año en un 15 por 100, en contra de la opinión del Gobierno, que la situaba para esas fechas por debajo del 10 por 100. El instituto cree que, a pesar de que no se espera un boom de los precios para este otoño, es muy difícil que la Administración consiga sus propósitos de situarla inflación por debajo de aquel nivel.

Este conjunto de imposibilidades económicas a las que el Gobierno se enfrenta van a reflejarse sin duda en el congreso que los sindicatos británicos van a celebrar en Brighton la próxima semana.

Los comentaristas económicos de Londres consideran que ese congreso, que se celebra después de que la política salarial haya sido ratificada en el contexto del «paco social» firmado por las Trade Unions y la Administración, va a basarse en el tema del desempleo y va a resultar extremadamente crítico para el gabinete de Callaghan.

Los sindicalistas se sienten traicionados. Ellos aceptaron las condiciones salariales expuestas por el Gobiernes. A cambio pidieron que Callaghan ordenara un control estricto de las importaciones para salvar empleos y para mejorar la balanza de pagos. El Gobierno no sólo no ha respondido favorablemente a esa sugerencia sino que se ha negado incluso a prometer algo en ese sentido para el futuro. Esa negativa gubernamental no amenaza el contrato social, según ha dicho el secretario general del TUC, Len Murray. Sin embargo, sí puede amenazar futuras propuestas de colaboración que los laboristas que están en el poder quieran conseguir de los sindicatos. El congreso de Brighton puede ser decisivo para saber cómo van a ser a partir de ahora las relaciones, tradicionalmente fraternales de los Trade Unions y del ejecutivo laborista.

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