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Sinner desespera a Zverev y sigue luciéndose a cubierto: “Aquí no sopla el viento ni hay sol”

El italiano logra el primer billete para las semifinales tras exhibirse desde todos los ángulos (6-3 y 6-4). El alemán se la jugará el viernes (20.30) contra Auger-Aliassime

Jannik Sinner se las gasta así, y de ahí la frustración del alemán Alexander Zverev, que en un momento determinado de la noche, ya desesperado, se introduce el mango de la raqueta en la boca —en total, se le han esfumado siete opciones de break— y trasmite el sentir generalizado: ¿Acaso hay alguien que pueda detener al italiano, a lomos de una racha de 28 victorias seguidas bajo techo y 14 sets consecutivos en la Copa de Maestros? Tras el 6-3 y 6-4 (en 1h 37) que le clasifica para las semifinales del sábado y que, en paralelo, compromete al de Hamburgo, a cara o cruz con Felix Auger-Aliassime en la jornada del viernes, se explica y suena sencillo, pero no lo es. De eso nada.

“Aquí no sopla el viento ni pega el sol, siempre tienes las mismas sensaciones y eso, al menos a mí, me ayuda a mantenerme más cómodo a lo largo de todo el partido”, razona el número dos del mundo, el hombre al que todos temen. Suyo es el primer billete, para quién si no. Tenis a ritmo de Power, dice, la Fuerza que le transmite el tema de Kanye West a la hora de salir a la pista. Y ahí dentro, la locomotora: ¡Pum, pum, pum! Sin tregua. Lo sufre y cae rendido Zverev, quien hace poco tan solo pudo arañarle al italiano un juego en París, aunque ahora no se entrega: “No siento que el marcador refleje verdaderamente lo que ha sucedido. Ha sido una gran batalla desde el fondo de la pista”.

Tal vez así sea, pero mientras uno descerraja un balazo tras otro, el de enfrente emplea balas de fogueo. Vuelan las oportunidades para Zverev, que este año tan solo ha logrado alzar el título de Múnich y en su DNI ya constan 28 primaveras. Brillante carrera, no cabe duda, pero los hay quienes dirán que podría (y debería) haber sido mucho mejor, también cierto. Hace nada, como quien dice, iba a comerse el mundo y ahora, negado, se estrella contra la amplitud de otros dos competidores extraordinarios como lo sin Sinner y Alcaraz. “Siento admiración cuando les veo jugar, y eso solo me había ocurrido con Nadal y Federer”, dice Djokovic, retirado ya en sus aposentos, mirando hacia 2026.

El serbio también decía en la reciente entrevista con el periodista Piers Morgan que los dos últimos fenómenos le hacen dudar de que pueda ganar otro major, y que al pelirrojo le perseguirá siempre “la nube” del clostebol, por el que fue suspendido tres meses, de la misma forma que a él le ha perseguido la del covid. En todo caso, al recto Sinner no parece perturbarle nada hoy día, centrado y concentrado en coronar con el título maestro otra temporada excepcional. Son dos grandes, y quien sabe si otro éxito en el terreno maestro. No va mal. Con 28 golpes ganadores y tan solo 14 errores no forzados bate a Zverev, superado en los cinco duelos comprendidos entre 2024 y 2025.

Lógica aplastante

Sinner, que casi todo lo derriba. “Podía haber sido más igualado, porque él ha tenido dos oportunidades y las ha aprovechado, a diferencia de mí”, lamenta el alemán. “En eso consiste ser el mejor”, apostilla, sin perder la esperanza de reencontrarse en el tramo final de la semana: “Espero enfrentarme a él de nuevo. Es impresionante cómo se mueve y cómo domina desde la línea, pero su mejora con el saque es increíble”. Efectivamente: cuatro puntos cedió con los primeros servicios el primer día, y la cifra queda en ocho esta vez, aderezada con 12 aces. “En las siete bolas de rotura que he tenido, él ha metido siete primeros, y tan solo ha podido restarle uno”. Zverev y la evidencia.

El caso es que Sinner continúa cabalgando y con esos 28 triunfos encadenados en el territorio indoor, se sitúa ya a solo uno de igualar la secuencia que firmó Roger Federer entre 2010 y 2012. Discurso de una lógica aplastante, pero engañoso. Hacer fácil lo extremadamente complicado, su especialidad: “Si analizas el partido de hoy, el primer set lo he ganado gracias a uno o dos puntos y el segundo, lo mismo, por un par de puntos. Si hubiesen caído del otro lado, tal vez estaríamos hablando del mismo marcador, pero de un ganador diferente”. No es así, de modo que él progresa y se batirá el viernes (14.00, Movistar+) con el fulminado Shelton. Ya de noche, turno para Zverev.

Al otro lado de la red le retará Auger-Aliassime, con quien se cruzó hace dos meses en Nueva York. Entonces se impuso el norteamericano, en la línea explicativa de Sinner. Lo dicho, la lógica. “Él sabe lo que tiene que hacer, yo sé lo que tengo que hacer. Veremos quién juega mejor”, transmite tras remontar el pulso con el debutante Shelton, al que todavía le faltan un par de grados de cocción. No es mal año el suyo, con su primer trofeo de un Masters 1000 —el de las tropecientas ausencias en Canadá—, algunas actuaciones ilusionantes —el tuteo a Alcaraz en Roland Garros— y la presencia en el top-10. No es poco, pero para llegar tan alto como pretende, el salto debería ser exponencial.

LA PISTA MÁS LENTA EN UN LUSTRO

A. C. | Turín

Turín acoge el torneo maestro desde 2021 e Italia lo albergará, según establece el contrato firmado por la ATP, hasta 2030. Todo apunta a que la ciudad piamontesa volverá a enmarcarlo el próximo año, aunque asoma con fuerza la candidatura de Milán, a la espera de que la Federación Italiana de Tenis y Pádel (FITP) comunique qué localización escoge finalmente de cara a los cuatro años restantes.

En cualquier caso, los tenistas expresan su satisfacción. Sin ir más lejos Alcaraz, que percibe en la velocidad intermedia de la superficie un buen terreno para maniobrar. “En líneas generales, me gusta”, apuntaba después del primer compromiso el número uno, mientras el informe técnico precisa que la pista se ha ralentizado respecto a la edición anterior.

En concreto, el Court Pace Index (CPI) determina que ha bajado de los 39.9 puntos de 2024 a los 38.9 puntos de la actualidad. Se confirma, por tanto, la tendencia descendente en el diseño. En la inauguración de 2021 era de 39.9 y tras el aumento significativo de 2022 y 2023, con 43.2 y 43.8 puntos respectivamente, ha menguado de forma considerable.

Conecta esto con los casos recientes de Shanghái y París, donde el juego transcurrió bajo unos parámetros muy distintos a los de las ediciones previas. Conectan los datos generales —rebaja en seis de los nueve Masters 1000— con lo expuesto recientemente por el suizo Roger Federer, quien aseguró que había detectado un giro en busca de potenciar la sensación de control.

Los 38.9 puntos del Inalpi Arena —estos días con capacidad para 13.000 espectadores, aunque el aforo puede crecer hasta los 15.000 para otras actividades— le sitúan dentro de las pistas “intermedias”. Entre los 39 y los 44 son “medias-rápidas”, y a partir de 44 “rápidas”. Solo han alcanzado esta categoría Shanghái (44,1 en 2016) y Bercy (45.5 en 2024).

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