El resurgir de Krejcikova es la pena de Paolini, vencida también en el desenlace de Wimbledon
La checa alza su segundo grande, tras conquistar Roland Garros hace tres años, y priva a la italiana (6-2, 2-6 y 6-4) del título tras haber caído hace un mes en París
No se recordará esta última final femenina de Wimbledon por su nivel, más bien discreto, pero sí por el círculo que redondea Barbora Krejcikova. Al fin y al cabo, muy pocas (poquísimas) tenistas pueden decir que tienen en su vitrina los trofeos de los dos grandes torneos europeos: Roland Garros hace tres años (2021) y ahora, Wimbledon. Un Wimbledon que ha hecho trizas todo pronóstico, cualquier cábala, porque fueron cayendo las principales candidatas —no sorprende, sin embargo, la prematura caída de la número uno, Iga Swiatek— y termina coronándose la checa, fuera de la primera línea desde que triunfase en París y fueran trabándole las lesiones. Sin embargo, ahí está ella, igualmente incrédula, recordando que el primer día estuvo a punto de enfilar la puerta de salida y celebrándolo: 6-2, 2-6 y 6-4 (en 1h 56m) a la italiana Jasmine Paolini.
“Esto es increíble. Definitivamente, el mejor día de mi carrera y de mi vida”, introduce con la bandeja entre las manos. “Hace dos semanas, el primer partido [contra Veronika Kudermetova] fue muy, muy duro; tres horas y 6-5 en el tercer set… ¡Y ahora estoy aquí! ¡He ganado Wimbledon! Nadie se lo podía creer; de hecho, casi no me lo creo ni yo...”, admite la campeona, superior en una final con dos tramos bien diferenciados: una primera parte de alternativas, de arriba abajo y de abajo arriba, una y otra, y una segunda muy pareja que se decide por el mayor filo y la apuesta de riesgo de Krejcikova. Al final, se rompe la cuerda y cae la balanza a su favor. Y Paolini, castigada otra vez ella, acepta con resignación. Vencida hace poco más de un mes en el desenlace de Roland Garros, por Swiatek, vuelve a quedarse con la miel en los labios. Sin embargo, contextualiza y valora: “Los dos últimos meses han sido una locura para mí. Estoy un poco triste, pero debo seguir sonriendo”.
Y no le falta razón. A sus 28 años y contra todo pronóstico, teniendo en cuenta que en Londres prevalecen el saque y la velocidad y que nunca había ganado un partido aquí, la italiana —1,63 de estatura, la más baja en el cuadro— ha firmado un recorrido difícilmente imaginable que prorroga el que ya completó recientemente en París. Es la de ella otra de esas historias que no son sencillas de explicar, puesto que nunca había figurado en primer plano y ahora (5ª) luce entre las diez mejores del mundo. Un espacio bien conocido por Krejcikova, de un nivel superior, reactivada ahora con este triunfo que la resitúa en el top-10 (10ª) y que cierra un periodo muy difícil para ella. Lesiones y más lesiones, descenso y ahora el segundo gran premio. Descuadra su victoria. Con solo cuatro participaciones individuales, ya figura en el palmarés histórico del templo británico de la raqueta.
Aplauden desde el graderío un dúo de ficción, Tom Cruise y Zendaya. Sin embargo, a la checa siempre le movió otro nombre: Jana Novotna, triunfadora en la edición de 1998. “Me cambió la vida. Cuando era júnior, no sabía si seguir con el tenis o volver a los estudios, pero ella me dio la fuerza para continuar. Y siguió empujándome incluso después de fallecer [en 2017, a los 49 años, por cáncer]. Jamás pensé que tendría este trofeo que ella ganó”, apunta la checa, quien recoge el testigo de su compatriota Marketa Vondrousova, apeada esta última en la primera ronda. Experimentadísima doblista, conquistó Wimbledon dos veces en esta modalidad (2018 y 2022), y recupera el terreno y el protagonismo perdidos. Por calidad, por dimensión tenística. Dueña de un revés sobresaliente, se reivindica e Italia lamenta.
Se esfumó la opción de Jannik Sinner, no pudo Lorenzo Musetti con Novak Djokovic y ahora cede Paolini. Les sucedió lo mismo (perder en París y Londres) a Goolagong (1972), Evert (1973 y 1984), Morozova (1974), Arantxa (1994 y 1995) y Venus Williams (2002). Pero, efectivamente, hay que estar ahí. Algo hay entre ella y las checas: nueve partidos, otras tantas derrotas. Y entretanto, sigue girando el carrusel: siete campeonas diferentes en las siete últimas ediciones. Serena Williams (2016), Garbiñe Muguruza (2017), Angelique Kerber (2018), Simona Halep (2019), Ashleigh Barty (2021), Elena Rybakina (2022), Marketa Vondrousova (2023) y ahora ella, Krejcikova, sucesora de su compatriota Kvitova (2011 y 2014). Difícil imaginarlo, sin duda.
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