En el tenis de hoy, ellas también rompen la bola
La potencia y el físico se expanden por el circuito femenino, en el que ya dominan las atletas y los cuerpos esculpidos, la envergadura y el día a día en el gimnasio
A eso de madia tarde, mientras cae otro chaparrón, los pelotazos de la número dos del mundo, Aryna Sabalenka, centellean en el interior de la Chatrier durante el duelo con la joven Erika Andreeva. Rompe una y otra vez la bola la bielorrusa, cuyos golpes llegan a viajar a 192 km/h y alcanzan por instantes picos muy similares a los registrados por algunos de los jugadores del circuito masculino. No sorprende la potencia. En la última edición de Wimbledon, la tenista que litiga con Iga Swia...
A eso de madia tarde, mientras cae otro chaparrón, los pelotazos de la número dos del mundo, Aryna Sabalenka, centellean en el interior de la Chatrier durante el duelo con la joven Erika Andreeva. Rompe una y otra vez la bola la bielorrusa, cuyos golpes llegan a viajar a 192 km/h y alcanzan por instantes picos muy similares a los registrados por algunos de los jugadores del circuito masculino. No sorprende la potencia. En la última edición de Wimbledon, la tenista que litiga con Iga Swiatek por la cima del circuito ya promedió una velocidad de 74 millas (119 km/h), por las 71 (114 km/h) recogidas entre los chicos. Ella es, oficialmente, el mazo femenino. Pero no una excepción. En la misma línea predominante de la ATP, las jugadoras también la rompen; a un lado quedó la lírica, esto es la élite. Los físicos se imponen.
Sirva de síntesis el despliegue de la actual número uno, Swiatek, puro granito, cero fisuras. Un portento. Su tenis tal vez no sea el más virtuoso, pero logró abrió paso hacia la cúspide a base de más y más pulmones, fuerza y resistencia, además de una sofisticada estrategia; piernas y más piernas para llegar a todo y edificar un muro difícilmente sorteable. No hay detalle al azar: preparación, alimentación, descanso. Ahí queda la imagen en la que peloteaba en los entrenamientos con una cinta adhesiva en la boca que le restringía el oxígeno, con el objetivo de que aumentase el ritmo cardíaco para mejorar la tolerancia al dióxido de carbono, activar el diafragma, ayudar a filtrar el aire que llega a los pulmones y liberar óxido nítrico para dilatar los vasos sanguíneos. El deporte de hoy, todo ciencia.
“Todas las jugadoras estamos en un período de transición porque la exigencia física es enorme y golpear una derecha muy liftada ayuda mucho a sacar a la rival de la pista y recuperar terreno. Desde pequeña me moldearon el drive como si fuera un chico y creo que el nivel está subiendo por eso”, detallaba recientemente la estadounidense Coco Gauff, otra clara muestra de los nuevos cuerpos: fibra y más fibra, entrelazada con un trabajo específico para que la jugadora no pierda potencia en la pegada. Sacrificio permanente. “La disciplina que hay que tener para mantenerse es durísima, casi insostenible. He terminado cansada, con mucho desgaste mental y físico”, concedía a este periódico Garbiñe Muguruza en la fecha de su retirada.
Se impone también entre las féminas la tendencia de lo hercúleo, de trapecios, cuádriceps y tríceps marcados, los brazos como mazas. Maria Sakkari, esculpida en mármol, y a rebufo de ella un buen puñado de profesionales obligadas a seguir la estela para guerrear en este tenis de ahora. La francesa Caroline Garcia, por ejemplo, recuperó el vuelo gracias a la contratación de una fisio itinerante y a tiempo completo. Y entre las españolas, también, chasis cincelados y mucho vigor. Impone Rebeka Masarova, saques a 194 km/h, y pocas resisten tan bien a la batalla como la valenciana Sara Sorribes, protagonista hace un año del tercer partido más largo en la historia de Roland Garros: 3h 51m. Pero hubiera aguantado lo que hiciera falta. Otra roca.
Menos partidos, más intensidad
“Hay una tendencia brutal a cuidar muchísimo más el físico”, apunta la entrenadora de Sorribes, Silvia Soler Espinosa; “y ahora que cada vez hay más torneos largos, de dos semanas, se viaja con más frecuencia con fisio y preparador físico. Al principio se iba solo con el entrenador, después se incorporó el fisio y ahora cada vez más jugadoras necesitan al preparador, porque el calendario es muy exigente y todo se ha profesionalizado mucho más, y el juego es mucho más directo. Eso hace que la pelota vaya mucho más rápida y que los cuerpos tengan que estar mucho más preparados por la intensidad y para aguantar más días seguidos compitiendo, y la recuperación también tiene que ser mucho más inmediata, de un día para otro”.
Los gimnasios, cuenta Soler Espinosa, suelen estar copados en los torneos. Sin embargo, no se trata solo de preparación, sino también de prevención. “Los calentamientos previos a los partidos son más largos y completos, abarcando muchísimas zonas del cuerpo, y eso hace que estén mucho más preparadas. En este deporte, o estás en una constante evolución y mejora, o te quedas atrás y te adelantan por la derecha”, prolonga la técnica ilicitana, con cuyo análisis coincide el de la canaria Carla Suárez, retirada desde hace tres años. “Ha ido todo hacia ahí. Las jugadoras se lo han tomado más en serio, por decirlo de alguna manera. Hoy día, pasas las mismas horas en pista que en el gimnasio. Se cuida todo mucho más”, responde a este periódico.
Y abunda: “Se han dado cuenta de que estar bien físicamente puede ser un factor determinante para ganar partidos. Antes se utilizaba más la táctica y el tenis no iba tan rápido. Hay una gran diferencia de cuando yo empecé a jugar en el circuito de la WTA [2008] a cuando acabé [2021]. Ahora, las tenistas vienen mucho más preparadas desde abajo y, sobre todo, tienen la envergadura ideal. Creo que eso es muy bueno para el deporte femenino, porque significa que sigue profesionalizándose y se tienen muchos más medios para viajar con una estructura de equipo. Todo suma. Antiguamente, no se le daba tanta importancia o quizá no eran tan conscientes”.
Paradójicamente, la cifra de partidos disputados por las más fuertes del circuito (top-10) ha ido reduciéndose a lo largo de la última década. Si en 2013 el promedio era de 70, la temporada pasada quedó en 62. Según los expertos, la reducción responde a la mayor demanda física y emocional de un deporte que exprime al máximo y premia a las máquinas. No parece casual que en lo más alto figuren Swiatek, Sabalenka y Gauff, que las siluetas se asemejen cada vez más a las de los triatletas ni que las deportistas vigilen y preserven más que nunca las carrocerías. En las alturas, la diferencia entre un lado u otro del resultado puede estar en un gramo arriba o abajo, en ese último extra que puede llegar a proporcionar el beneficio del ultracontrolado procedimiento actual.
REMONTADA NOCTURNA DE BADOSA
El duelo de Paula Badosa contra la británica Katie Boulter, programado para el tercer turno diurno, debería haberse jugado por la tarde. Sin embargo, la lluvia dilató el inicio hasta la noche y la tenista española, paciente, lo decantó a su favor: 4-6, 7-5 y 6-4, tras 2h 18m.
Se trata de la tercera remontada de la catalana en los cuatro últimos encuentros que ha disputado. En Roma se sobrepuso al buen inicio de Mirra Andreeva, Emma Navarro y Diana Shnaider, y al final no pudo con Coco Gauff. Su próxima rival será Yulia Putintseva.
La aragonesa Irene Burillo, quien a sus 26 años debutaba en un grande, no dispuso de ninguna opción ante la japonesa Moyuka Uchijima (doble 6-1).
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