Alcaraz contra el imperio (botánico) de Djokovic

El murciano regresa a Melbourne para desafiar el abrumador poderío del serbio, campeón en cuatro de las últimas cinco ediciones y confiado en su pista fetiche

Alcaraz, durante la exhibición del viernes contra Ruud en Melbourne.Kelly Defina (Getty Images)

Melbourne siempre da para mucho. Los amantes del rock’n roll queman zapatilla en el Cherry Bar; los hay quienes prefieren perderse entre cafés, tatuajes, barbas tupidas y camisas estilo hípster en el alternativo barrio de Fitzroy, siempre un paso por delante de la modernidad; los hay aquellos que optan por las vertiginosas vistas desde el cubo vidrioso de la Torre Eureka o por ir a dar un paseo a la playa de St Kilda, por donde se dejan ver sin disimulo los pingüinos, entre las rocas del espigón; y para esos otros que más o menos hayan podido saciar el apetito cultural y busquen la reconciliac...

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Melbourne siempre da para mucho. Los amantes del rock’n roll queman zapatilla en el Cherry Bar; los hay quienes prefieren perderse entre cafés, tatuajes, barbas tupidas y camisas estilo hípster en el alternativo barrio de Fitzroy, siempre un paso por delante de la modernidad; los hay aquellos que optan por las vertiginosas vistas desde el cubo vidrioso de la Torre Eureka o por ir a dar un paseo a la playa de St Kilda, por donde se dejan ver sin disimulo los pingüinos, entre las rocas del espigón; y para esos otros que más o menos hayan podido saciar el apetito cultural y busquen la reconciliación con la madre naturaleza, también pueden escaparse un rato y abrazar árboles en el majestuoso Jardín Botánico, situado en la margen sur del río Yarra, a un cuarto de hora de la Estación de Flinders. Por ejemplo, Novak Djokovic lo hace.

“No soy supersticioso. Obviamente me gusta visitar ciertos lugares que me han traído suerte y me hacen sentir bien. Y ese, que está aquí cerca [de las instalaciones del Open de Australia], es uno de ellos. Es un parque maravilloso en el que me gusta pasar el tiempo y estar solo, rodeado de la naturaleza. Voy simplemente a descansar, a abrazar a los árboles y a trepar por ellos de vez en cuando. Me encanta hacerlo y, sí, lo he hecho durante los últimos 15 años”, comenta ante los enviados especiales el de Belgrado, quién más allá del desencuentro con las autoridades de hace tres años, cuando fue expulsado del país por su negativa a vacunarse contra el coronavirus, encuentra en Melbourne su hábitat deportivo ideal. Así lo dice la historia, así lo refrendan los resultados. Así lo cantan los aficionados serbios.

“¡No-le, No-le, No-le!”, se oye en las instalaciones antes de que la cita eche a andar –lo hizo esta madrugada, por primera vez en un domingo–, mientras todo el mundo se hace la misma pregunta: ¿Acaso hay alguien capaz de echarle el lazo al balcánico en esta pista, su pista, el lugar en el que no pierde desde 2018, desde que le atravesara un relámpago surcoreano llamado Hyeon Chung? El resabiado Andy Murray lo ve complicado. “Los jóvenes están dando pasos importantes, pero no va a ser nada sencillo que puedan vencerle aquí”, advierte. Tampoco termina de verlo claro el pipiolo que está al otro lado de la red en la puesta de largo de hoy (6-2, 6-7(5), 6-3 y 6-4). “Quiero ver cómo me las arreglo para jugar contra alguien que lo ha ganado todo”, decía, con ese puntito de ingenuidad, el croata Dino Prizmic, de tan solo 18 añitos. Combativo, eso sí: cuatro horas de elevada exigencia. “Merece cada aplauso”. Un transatlántico contra una chalupa para abrir boca.

“No sé si ese [abrazar a los árboles del Botánico] es el secreto de mi éxito en Australia, pero es algo que definitivamente me hace sentir bien. Durante los Grand Slams tienes muchos desafíos, mentales, físicos y emocionales. Incluso en los días en los que no hay partidos hay un montón de actividades, así que es bueno tener lugares en los que puedas simplemente descansar, relajarte, rejuvenecer y reunir toda la energía necesaria para el día siguiente. Me gusta aislarme un poco más”, explica Nole, de nuevo el hombre a batir, otra vez en la pole position de la temporada y elevado ante esa línea de jóvenes que pretenden subírsele a las barbas. Sin tapujos: ¿Quién es su rival más duro? “Yo mismo soy mi principal amenaza”, dice, “y después, el resto de los mejores jugadores del mundo”. No es ninguna fanfarronada. Los datos hablan.

Tirón de orejas

Desde que elevase su primer cetro australiano, en 2008, el serbio (36 años) ha conquistado diez de los dieciséis en juego a partir de entonces, cuatro de los últimos cinco. Solo Roger Federer (2017 y 2018), Rafael Nadal (2009 y 2022) y Stanislas Wawrinka (2014) han interferido en su dominio. Son 89 victorias, por solo ocho derrotas, sobre el cemento de Melbourne Park, lo que eleva la estadística a un 91,8%; un registro superior al de Federer en Wimbledon (88,2%) y no excesivamente lejano del de Nadal en Roland Garros (97,4%). “No es ningún secreto que verbalizo mis objetivos y que digo claramente que quiero ganar cada Slam en el que compito”, desliza. “Y este año no es diferente. Espero poder empezar la temporada de la forma en que he empezado la mayoría de mis temporadas a lo largo de mi carrera, ganando aquí en Australia, mi lugar favorito, sin duda”, prosigue el campeón de 24 grandes.

Frente a todo eso, un imperio al fin y al cabo, se enfrentará Carlos Alcaraz durante los próximos días. El murciano, de 20 años, regresa a Melbourne tras la ausencia del curso pasado y promete guerra. “Estoy preparado”, apunta. “Y creo que va a ser un buen año”, agrega antes de responder a la pregunta de este periódico: “Recuerdo el año pasado, empezar diciendo que ojalá igualara el anterior; y lo mejoré, gané más puntos. Así que este año vamos a intentar igualar el 2023. ¿Objetivos? Ganar otro Grand Slam. Vamos a intentarlo, vamos a dar todo lo que tenemos dentro, todo lo posible para poder conseguirlo. Pero repetir el año que hice en 2023 creo que sería más que fabuloso”.

Djokovic, en la sala de conferencias de Melbourne.EDGAR SU (REUTERS)

Repite Alcaraz que es un tipo ambicioso y procesa la retahíla de números que acompañan a Djokovic en el torneo como una “motivación extra”. Empieza el nuevo año el español como cerró el anterior, tratando de descifrar cómo puede volver a rendir al balcánico en otro escenario predilecto. Ya lo consiguió en Wimbledon y confía en que la buena base adoptada durante las cinco semanas de pretemporada pueda aportarle otro acelerón. “Hay una pista que no puedo dar, pero hay cosas en las que nos hemos centrado específicamente para intentar hacerlo mejor”, recalca, recordando a la vez que es muy despistado y que “temas como la puntualidad” pueden llegar a influir en su rendimiento en la competición. Detrás, claro, está el tirón de orejas que le dio su preparador, Juan Carlos Ferrero, a finales de noviembre, antes de ponerse otra vez manos a la obra.

No estará a su lado estos días el técnico, operado recientemente de una rodilla, y contará con la asesoría de Samuel López, moldeador de su amigo Pablo Carreño. En cualquier caso, el número dos —citado en el estreno del martes con Richard Gasquet, hacia las 11.00— encara con energías renovadas este primer asalto de la temporada, mientras Djokovic asegura haberse restablecido de unos problemas que ha sufrido en la muñeca —”está bien, sin dolor, he tenido tiempo para recuperarme”— y mira al frente con decisión. Deseoso de poner más tierra de por medio respecto al ausente Nadal, dos grandes por debajo el mallorquín, 22, tiene también a tiro el desmarcarse de la local Margaret Court para convertirse en el profesional más laureado de todos los tiempos. Y ya se sabe, rara vez falla Nole. No en Australia, no en su arboleda favorita: 10 finales, 10 victorias.

ESPAÑA RETROCEDE A 1996

A. C. | Melbourne

Poco a poco, el tenis español pasa de página y los representantes de la generación dorada van dando el paso a un lado. Desaparecen o bien pierden visibilidad los clásicos, y el recuento dice que ahora, en Australia, la cifra de jugadores nacionales (11) es la menor desde 1996. Entonces aparecían en los rótulos de los cuadros principales Emilio y Javier Sánchez Vicario, Francisco Clavet, Albert y Carlos Costa, Àlex Corretja, Carlos Moyá, Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez, María Antonia Sánchez Lorenzo y Virginia Ruano.

El año pasado, la expedición española contó con solo un miembro más (12) en Melbourne y creció de manera mínima en Roland Garros y Wimbledon (13); en el US Open de Nueva York, el registro fue de solo nueve.

La circunstancia actual tiene poco que ver con la de 2011, cuando lograron acceder al cuadro principal hasta 19 representantes. Participaron Nadal, Daniel Gimeno-Traver, Feliciano López, David Ferrer, Pere Riba, Guillermo García-López, Rubén Ramírez-Hidalgo, Fernando Verdasco, Nicolás Almagro, Marcel Granollers, Tommy Robredo, Albert Montañés, Pablo Andújar, María José Martínez, Anabel Medina, Carla Suárez, Arantxa Parra, Laura Pous y Lourdes Domínguez.

En esta ocasión, España cuenta con la intervención de Alcaraz, Alejandro Davidovich, Roberto Bautista, Roberto Carballés, Bernabé Zapata, Albert Ramos y Jaume Munar entre los chicos, y Sara Sorribes, Paula Badosa, Cristina Bucsa y Rebeka Masarova entre las féminas. En la jornada inaugural de este domingo compitieron Munar (6-3, 6-3 y 6-1 a Aleksandr Shevchenko) y Sorribes, eliminada por Alina Korneeva, de 16 años: 4-6, 6-3 y 6-2. La catalana Badosa, que reparece tras la ausencia de 2023, debutará en la jornada del lunes.

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