El gol que le faltaba a Lewandowski

El artillero de Polonia acude liberado a la cita con Messi tras anotar al fin en un Mundial y aspira a meter a su selección en octavos de final por primera vez desde México 86

Robert Lewandowski remata en el partido contra Arabia Saudí.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)

Ni siquiera fue el gol de la victoria y, sin embargo, provocó la admiración del torneo, el entusiasmo de Polonia, la felicidad de su equipo y por supuesto, el éxtasis de su autor: Robert Lewandowski. El artillero por excelencia de Europa, siete veces máximo goleador de la Bundesliga, actual Bota de Oro y Pichichi de la Liga, autor de hasta 603 dianas, se estrenaba por fin en una Copa del Mundo. Habían pasado 442 minutos sin ver la portería, cuatro partidos a cero —Sen...

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Ni siquiera fue el gol de la victoria y, sin embargo, provocó la admiración del torneo, el entusiasmo de Polonia, la felicidad de su equipo y por supuesto, el éxtasis de su autor: Robert Lewandowski. El artillero por excelencia de Europa, siete veces máximo goleador de la Bundesliga, actual Bota de Oro y Pichichi de la Liga, autor de hasta 603 dianas, se estrenaba por fin en una Copa del Mundo. Habían pasado 442 minutos sin ver la portería, cuatro partidos a cero —Senegal, Colombia, Japón y México—, desde que debutó en Rusia 2018, hasta que batió a Alowais, el portero de Arabia Saudí, y puso el 2-0. Ya no se trataba de ganar ni de clasificar a Polonia sino que su obsesión, la de su selección y de la competición, era que marcara Lewandowski.

Aunque la expectación era máxima, el asunto se convirtió en una cuestión tan personal que ni siquiera necesitó que le pasaran el balón, sino que aprovechó un mal control de Abdulelah Almalki para poner la puntera de la bota derecha, rematar con la izquierda sobre la salida del meta y certificar el triunfo polaco. Lewandowski apretó los puños, se puso a correr hasta que se tumbó por el peso de la felicidad y, una vez cuerpo a tierra, sus compañeros lo sepultaron aventados por el técnico, Czeslaw Michniewicz. Lewandowski lloraba, y no precisamente de rabia, mientras repartía besos a los aficionados del estadio de La Ciudad de la Educación en Al Rayyan. Allí estaban su esposa, Anna, su hermana Milena y su madre, Iwona.

La madre se había subido al avión a última hora, después de que su hijo fallara en el partido anterior un penalti contra México, la selección del Memo Ochoa. El portero le paró el lanzamiento y el poste le devolvió también un remate en el encuentro posterior ante Arabia después de asistir a Zelinski en el 1-0. “Tenía la convicción, sin embargo, de que iba a marcar”, cuenta Lewandowski a la prensa de Polonia.

La época de Lato

“Mis sensaciones eran diferentes desde que supe que estaba mi familia y sonó el himno. Sentí alegría y plenitud; también soy humano y creo que cuanto más viejo soy, más me emociono”, prosiguió el delantero del Barça, de 34 años. “Todo se soltó con el gol. Ya sé que lo primero es el bien del equipo, pero soy delantero y para ayudar sé que debo meter goles”, insiste Lewandowski.

El delantero centro de Polonia se tomó el evento “como un resumen” de su carrera. Así que el gol supuso convertir “un sueño en realidad, también un alivio”. “No he parado de competir para alcanzar el objetivo: necesitaba dejar huella, no solo constancia de que había estado ahí sino también de que metí un gol en el Mundial”, abunda Lewandowski. “Quizá será mi última Copa del Mundo. La jugada resume por tanto lo que me faltaba, y de ahí que me sienta tan orgulloso y feliz”, concluye, ya liberado, y ahora dispuesto a enfrentarse en una cita decisiva a la Argentina de Messi.

Lewandowski y Messi son viejos conocidos por sus últimos duelos Barcelona-Bayern Múnich en la Champions. La cita, sin embargo, se presenta diferente en la Copa del Mundo. El ariete aspira a ser protagonista con su país después de totalizar 77 goles en 136 partidos con Polonia.

La actual selección no se parece precisamente a la que protagonizó actuaciones solemnes en los años setenta y ochenta, tercera en Múnich 1974 y España 1982, quinta en 1978. Tiempos en los que formaban figuras como Wladyslaw Zmuda, Kazimierz Deyna o Grzegorg Lato, o más tarde Zbiniew Boniek. El equipo de ayer es superior al de hoy, pero Polonia sigue teniendo como entonces a un jugador bandera de la talla de Lewandowski, autor de 527 goles en 595 partidos con los diferentes clubes en los que ha formado, 18 en 19 encuentros con el Barça, y que aspira a meter a su país en octavos de un Mundial por primera vez desde el de México, en 1986.

A excepción de la Supercopa de Europa, ha marcado en todas las competiciones, también en el Mundial. Y no fue un gol cualquiera, sino el 2.600 de la historia de la Copa del Mundo. Un dato y un momento únicos para un artillero europeo y ahora también mundial como Lewandowski.

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