Rodrygo Goes, de niño hipnotizado por Neymar a heredero del 10
Con el crack lesionado, Brasil mira a Rodrygo, que le imitaba de pequeño y es el noveno futbolista que más peligro genera en Europa
Un día de 2012, el padre de Rodrygo Goes, Eric, iba a jugar contra Neymar, y el niño, de 11 años, le dio un consejo: “Papá, no te precipites a entrarle o te pasará volando”.
En aquel partido contra el Santos, el padre, que contó la historia en The Players Tribune, era el lateral derecho del Mirassol, el guardián de la zona Neymar. Algo más de diez años después, el temor de su hijo se encuentra fuera de combate con el pie de un muñeco hinchable. Marquinhos desc...
Un día de 2012, el padre de Rodrygo Goes, Eric, iba a jugar contra Neymar, y el niño, de 11 años, le dio un consejo: “Papá, no te precipites a entrarle o te pasará volando”.
En aquel partido contra el Santos, el padre, que contó la historia en The Players Tribune, era el lateral derecho del Mirassol, el guardián de la zona Neymar. Algo más de diez años después, el temor de su hijo se encuentra fuera de combate con el pie de un muñeco hinchable. Marquinhos describió ayer su obsesión por regresar cuanto antes: “Está durmiendo en la sala de fisioterapia. Hace fisioterapia 24 horas. Es un monstruo”. Pero hasta que vuelva Brasil requerirá más de Rodrygo, para empezar hoy contra Suiza (17.00, Gol Mundial).
Aquella otra tarde de 2012 que la familia Goes conoció al monstruo, el Santos ganó 1-3, pero Neymar se fue sin marcar. Rodrygo sabía de lo que hablaba cuando advirtió a su padre. Creció fascinado por el magnetismo del 10, corriendo por casa con una camiseta falsa de Brasil y peinado con su cresta de mohicano. Estudiaba e imitaba sus movimientos, y uno de sus primeros entrenadores, Luciano Santos, cree que superaba al modelo: “Era absurdo. En fútbol sala creo que era mejor que Neymar. Caños, fintas, malabares... Era obsceno. Nuestro equipo ganó tres campeonatos paulistas sub-11 seguidos”.
Rodrygo se ha ido haciendo más sobrio sobre el campo a medida que ha ido creciendo, pero todavía conserva la admiración por los asombros de su ídolo de la niñez. Hace unos cinco meses colgó un vídeo en YouTube en el que revisaba una recopilación de trucos antiguos de Neymar. El disfrute parecía infantil: “¿Cuántos caños habrá hecho en su vida?”, se preguntaba. “¡Está loco!”. Y rompía a reír.
Sin Neymar, Brasil pierde temporalmente no solo a su símbolo, y a su guía dentro del campo, sino también a un futbolista que había empezado la temporada en el PSG como nunca. Hasta el parón de las competiciones nacionales por el Mundial, no había un futbolista en las cinco grandes Ligas europeas que supusiera una mayor amenaza para los rivales, según las métricas avanzadas de Statsbomb que miden la calidad de las ocasiones de las que dispone un jugador (goles esperados, o xG), y la calidad de las ocasiones que procura a sus compañeros (asistencias esperadas, o xA). Si se suman las dos cifras anteriores, se obtiene lo que podría llamarse contribuciones esperadas al gol, es decir, cuántos goles se habrían derivado de sus ocasiones y últimos pases, en condiciones normales, cómo de dañinos eran.
Neymar comenzó el curso lanzado, provocando acciones que valían 1,03 goles por partido. Si se sigue mirando la clasificación de los atacantes más dañinos de Europa, se encuentra una de las razones por las que no solo los viejos entrenadores de Rodrygo lo consideran tan cerca del 10. Goes aparece noveno entre los más peligrosos de Europa, con 0,72 de xG+xA cada 90 minutos.
Los nombres de la lista que lo separan del primero resultan muy elocuentes sobre el momento en el que se encuentra el madridista solo con 21 años: Mbappé, Lewandowski, Haaland, Messi, Lois Openda, Marcus Thuram y Oshimen.
Brasil no tenía el día de la lesión de Neymar otro futbolista que hubiera provocado más pánico en las defensas rivales que Rodrygo. Los 15 minutos que tuvo contra Serbia en su debut en un Mundial le bastaron para tirar dos veces, una de ellas muy cerca de la escuadra.
Desde la primavera, vive un despegue permanente, que comenzó con un papel de interruptor en las asombrosas remontadas del Real Madrid en la Champions. Poco después de que la idea de cederlo circulara por los despachos de Valdebebas, el brasileño explotó. Marcó el gol que llevó a la prórroga la vuelta de los cuartos de final contra el Chelsea, y los dos que resucitaron al equipo de Ancelotti en la vuelta de la semifinal contra el City.
Ancelotti y la inteligencia
Después de ese final de temporada para la leyenda de los imposibles, Ancelotti se convenció de que Rodrygo no solo era algo más que un revulsivo, sino que se trataba del atacante más versátil que tenía a su disposición. Viendo que la directiva blanca no planeaba comprar ningún delantero para cubrir las posibles bajas de Karim Benzema, Ancelotti empezó a preparar para el puesto al brasileño.
Antes de que Brasil se fijara en él para remendar el roto de su emblema, Rodrygo ya cubrió con muy buena nota las ausencias del último Balón de Oro en el Madrid. Cuando se desempeñó en esa posición de nueve, o falso nueve, o algo entre nueve y diez, Ancelotti siempre elogió la inteligencia del brasileño. Benzema representa en el Madrid un papel raro, y por eso complejo de imitar: es uno de los principales conectores del juego en un área que abarca casi medio campo, y además marca y asiste. El Madrid mantuvo el rumbo en la Liga y en Europa con el brasileño en el corazón de ese delicado engranaje que guarda similitudes con algunas cosas que también hace Neymar.
Hace cinco meses Rodrygo contó en el canal de YouTube Podpah una conversación que había tenido con él: “Me dijo: ‘Ya voy a dejar la selección y el 10 es tuyo’. No tenía ni idea de qué decirle. Me dio vergüenza, me entró la risa tonta y no sabía qué decir. Le dije que debía jugar un poco más, que todavía no quería. Y él se rio”.
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