Lisa Carrington, la reina tapada de París

La palista neozelandesa consigue su tercer oro y suma ocho, a uno de la gimnasta Larisa Latynina y la nadadora Katie Ledecky

Lisa Carrington celebra el triunfo en la final olímpica del K-1 500 metros.

Se llama Lisa Carrington, una de esas estrellas que solo controlan los muy cafeteros del deporte. Este sábado, paseaba relajada su reinado por los senderos del canal de Vaires-sur-Marne, al este de París en dirección Disneyland, y atendía encantada todas las fotos que le reclamaban, a ser posible a cobijo del sol. Existen atletas más mediáticas, pero pocas tan exitosas como esta piragüista neozelandesa de 35 años, perteneciente al grupo maorí Te Aitanga-a-Mahaki, que en el último día de competición de su deporte se colgó su tercer oro, en K-1 500 metros, y de postre se apuntó el récord olímpico: 1m 47,36s. Ella fue la más veterana de la final y, como casi siempre, la más rápida en las aguas mansas. En la participación española, Antía Jácome acabó cuarta en la final del C-1 200.

Todo lo que ha disputado en Francia lo ha ganado (K-4 500, K-2 500 y K-1 500) y ha elevado su cifra de oros a ocho, tantos como Usain Bolt, y uno menos que la gimnasta Larisa Latynina y la nadadora Katie Ledecky. En su cosecha olímpica también figuran tres títulos en Tokio (K-1 200, K-1 500 y K-2 500), uno en Río y otro en Londres (ambos K-1 200). La rareza de su expediente es el bronce en K-1 500 de Brasil.

“Ella siempre ha sido un martillo pilón. Es la referente mundial del piragüismo, como en su época lo fueron Josefa Idem o Birgit Fischer; la que nunca falla”, asume Teresa Portela, que compitió contra Carrington en París en la prueba del K-4 500 metros. En la serie clasificatoria del martes, la embarcación española —completada por Sara Ouzande, Estefanía Fernández y Carolina García— quedó segunda, por detrás de las neozelandesas, y en la final del jueves acabaron sextas el día que Carrington inauguró su triplete triunfal.

“Proyecto nuevo que empieza, proyecto con el que acaba siendo campeona del mundo y olímpica”, valora Portela. “Ellas y nosotras comenzamos con un K-4 500. En el Mundial de 2022, fuimos cuartas y ellas, quintas. En 2023, terminaron campeonas y nosotras, terceras. Y ahora, el título en París”, detalla la gallega, plata en K-1 200 en Tokio, prueba en la que, claro que sí, Lisa Carrington se colgó el oro.

Esta modalidad ha sido uno de sus jardines acuáticos (la ganó en los tres últimos Juegos, y en otros nueve Mundiales) y, aunque la han eliminado del programa olímpico, a ella le ha dado igual. Siempre se las ha arreglado para seguir dominando. “Ha sabido reinventarse. Gente como ella hace grande nuestro deporte. Cada compañera que empieza con Carrington tiene el éxito asegurado”, valora Portela, que describe su carácter como “cordial y respetuoso”.

Proyecto nuevo que empieza, proyecto con el que acaba siendo campeona del mundo y olímpica
Teresa Portela, piragüista

La palista gallega apunta a la técnica de la neozelandesa como su hecho diferencial. “Es una chica fuerte, pero a nivel técnico aprovecha bien toda la potencia del tren superior e inferior”, señala la española, que acumula un largo historial de enfrentamientos con la estrella. “En Londres 2012, ella consiguió su primer oro en K-1 200 y yo estaba ahí [fue cuarta], recuerda Portela, que en Francia ha sido la única que ha superado a Lisa Carrington en algo: en edad (42 años frente a 35).

Salvo esa excepción, la oceánica fue la más veterana de las ocho finalistas de este sábado en el K-1 500 y de las 16 del K-2 500. Y, por supuesto, ha vencido las ocho veces que se ha subido a una embarcación entre series, semifinales y final. No ha concedido ni un segundo puesto en una serie.

La estrategia

Licenciada en Artes, con especialización en política y estudios maoríes, su carrera tomó vuelo en una Copa del Mundo de 2009 en Szeged (Hungría). Este sábado, la húngara Tamara Csipes, otra veterana (34), le apretó al inicio, pero cedió al final. “La verdad”, trató de explicar Carrington sobre su tercer oro, “se trata de tener la mejor estrategia posible. Puede que no siempre se vea lo que intento hacer, pero cada carrera es para construir sobre la siguiente. Es como una búsqueda constante de crecimiento y cambio. Es solo cuestión de usar toda mi fisiología y entrenamiento”, indicó la neozelandesa, que se lanza al canal seis días por semana.

Sus ocho oros olímpicos igualan en el piragüismo los de Birgit Fischer, que se colgó tres bajo bandera de la República Democrática Alemana. El empeño, la técnica y el fuego competitivo de la neozelandesa, de 35 años, prevaleció en la final del K-1 500, donde más de la mitad de las rivales no llegaban a los 30. “Con el paso del tiempo”, comenta Teresa Portela sobre Carrington, y por extensión sobre ella, “lo más difícil es afrontar la exigencia diaria que implica la vida del deportista, con muchas renuncias. Uno, dos, tres años puedes sacrificarte, pero mantenerlo es lo más duro”, asegura. La neozelandesa se marchó de París con tantos oros como Simone Biles.

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