Victoria casi a oscuras de España contra Uzbekistán

París encendió con el fútbol la competición olímpica a dos días de la ceremonia de inauguración, pero la selección de Santi Denia apenas pudo prender una lucecita de su juego. La suficiente, en todo caso, para despachar con gran padecimiento a la animosa Uzbekistán en un inicio borroso de una de las aspirantes a medalla dentro de dos semanas en el Parque de los Príncipes.

Una colección de jugadores del Barcelona, Girona, Villarreal, Atlético, Real Sociedad y Betis pasaron un mal rato que solo los más pesimistas o cenizos pudieron anticipar. Enfrente se encontraron un grupo de futbolistas procedentes, en su gran mayoría, de la Liga local asiática, con Eldor Shomudorov como pieza más distinguida, un delantero de 29 años por el que la Roma pagó casi 20 millones hace tres años, pero que apenas ha anotado seis tantos en la capital italiana. El escaso lustre internacional de los contrincantes, sin embargo, no allanó el estreno de la Rojita, amputada hasta el descanso y enchironada en el último cuarto de hora, con los 10 jugadores de campo defendiendo centros.

El inicio de la sesión vespertina en el soleado, pero no caluroso, París no anticipó ninguna jornada recreativa para España, que tardó muy pocos minutos en sufrir a un rival que se le subió a la chepa desde primera hora. Las numerosas colonias de aficionados uzbekos montaban su fiesta en el anfiteatro del Parque de los Príncipes mientras sus muchachos mordían en el césped movidos por el entusiasmo. Si España esperaba una tarde plácida, se encontró con una bola de carne que tardó muchos minutos en comerse.

Ni le corría la pelota ni salvaba el empuje asiático, que fue arriba muy convencido en la presión. Aun así, la selección de Santi Denia todavía se puso por delante en el minuto 28 con una jugada que no tuvo nada de sofisticada. Incapaz de agrupar cuatro pases con sentido y hacia arriba, el tanto se fraguó en una de las acciones más rudimentarias del fútbol: centro, peinada en el primer palo (Abel Ruiz) y remate en el segundo (Marc Pubill). Hasta entonces, España solo había dejado un tirito centrado de Álex Baena.

Pero como la fe no entiende de accidentes, allí que siguió Uzbekistán dándole a la manivela. Empujando, encimando y porfiando. La pareja de centrales, Eric García y Pau Cubarsí, lo sufrió desde el arranque para sacar la pelota y atajar el ánimo rival. Shomudorov estuvo a punto de pescar dos balones antes de que España se adelantara. Y la tozudez encontró recompensa con la mano del VAR, que avisó al árbitro de un agarrón de Cubarsí a Hamraliev. La cosa no pareció mucho, pero la sala se chivó al colegiado y este terminó apuntando a los 11 metros. Cómo estarían los ánimos uzbekos que el lanzamiento esquinado de Shomudorov lo siguió su compañero Jaloliddinov de rodillas, como si en esos momentos se estuviera decidiendo el oro.

Penalti fallado por Sergio Gómez

El empate confirmó que la tarde se le había cruzado a la selección y Santi Deni no tardó en operar. En la pausa de reflexión, la amarilla a Cubarsí y sus evidentes dificultades en el primer tiempo empujaron al seleccionador a buscar un recambio en el centro de la zaga con Jon Pacheco. La vuelta del descanso devolvió un equipo con más brío, más ritmo y beneficiado por un Álex Baena con más foco en el encuentro. No fue nada deslumbrante, pero sí lo suficiente para terminar inclinando la tarde.

Todavía debió gestionar el error desde el punto de penalti de Sergio Gómez. Su tiro centrado lo sacó con los pies Nematov. El desquite lo encontró el nuevo jugador de la Real Sociedad muy rápido, cuando aprovechó un solar defensivo dentro del área para afinar el segundo tanto.

Y, de nuevo, otro parón de España. De ahí hasta el final, dejar correr el tiempo y apretar filas en el desenlace ante la última arremetida de Uzbekistán, que bombardeó el área de Arnau Tenas. Un momento de intriga con el VAR por una posible pena máxima contra la selección puso el último susto en un tarde de juego destemplado y resultado feliz en el centro de París.

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