Sergio Llull: “Meter un triple en el último segundo es volver a la niñez”
El escolta reflexiona sobre su estilo y su carácter antes del preolímpico de Valencia, donde la selección española busca la clasificación para los Juegos
Sergio Llull (Mahón, Menorca; 36 años) será padre por tercera vez a principios del mes de julio. La tercera niña. “Un triplazo”, bromea el escolta de la selección española y capitán del Real Madrid, el hombre de las canastas imposibles en el último segundo. “Espero que venga con los Juegos debajo del brazo”, cuenta Llull mientras atiende a EL PAÍS tumbado en la camilla de los fisios después de un entrenamiento. El conjunto de Scariolo busca la clasificación a través del preolímpico que se disputa entre este martes y domingo (el lesionado Abrines y Parra han sido los últimos descartes). Líbano,...
Sergio Llull (Mahón, Menorca; 36 años) será padre por tercera vez a principios del mes de julio. La tercera niña. “Un triplazo”, bromea el escolta de la selección española y capitán del Real Madrid, el hombre de las canastas imposibles en el último segundo. “Espero que venga con los Juegos debajo del brazo”, cuenta Llull mientras atiende a EL PAÍS tumbado en la camilla de los fisios después de un entrenamiento. El conjunto de Scariolo busca la clasificación a través del preolímpico que se disputa entre este martes y domingo (el lesionado Abrines y Parra han sido los últimos descartes). Líbano, Angola, Polonia, Finlandia y Bahamas completan un torneo del que solo el ganador obtiene el billete para los Juegos. Llull, 163 veces internacional y ganador de siete medallas con la Familia, es el depositario de un carácter volcánico.
Pregunta. ¿Cómo es Sergio Llull fuera de la pista?
Respuesta. Tengo dos personalidades. Una jugando, con la actitud de querer ganar siempre. Y otra la de un tipo tranquilo, un chico familiar que hace lo mismo que cualquier padre hoy en día. Tengo dos niñas, de seis y cuatro años, y otra en camino. También niña. ¡Es un triplazo! Con ellas no existe el tiempo libre. Si no estoy entrenando, jugando o viajando, estoy con ellas cada minuto.
P. ¿Cómo se transforma cuando juega?
R. Porque me gusta competir y ganar. He sido así desde pequeño. Por eso en la pista siempre intento darlo todo, jugar al cien por cien e ir a por todas. Noto que cuando estoy jugando me transformo un poco. Paso de la timidez y la tranquilidad fuera del campo a la energía y a la competitividad dentro.
P. ¿Cómo está con el balón en la mano cuando faltan pocos segundos y hay que encestar?
R. Yo en esos instantes estoy tranquilo porque es una situación que me gusta, en la que me encuentro cómodo. Sé que tengo la confianza de mis compañeros y del entrenador. Saben que lo puedo hacer. Pongo el peso del equipo en mis espaldas e intento escoger la mejor opción para el bien del equipo. He metido varias pero también he fallado algunas. Tienes que convivir con ese error si no entra.
P. ¿Es una cuestión de fe?
R. Sí, de fe y confianza. Y un poco de inconsciencia, de ausencia de miedo. No me estoy preguntando: “¿Y si fallo, qué pasará?”. Pues si fallo, he fallado una canasta y voy a por el siguiente partido. No se puede volver atrás. Has de estar muy seguro de querer convivir con esas dos opciones, la de ser el héroe y meter el canastón para ganar o ser el villano por haber fallado el tiro que hace perder a tu equipo.
P. ¿Y qué siente cuando mete la canasta decisiva?
R. Meter un triple en el último segundo es como volver a ser niño, es una vuelta a la niñez. Es lo que sueñas desde pequeño, esa cuenta regresiva en el patio del colegio, o en casa, del cinco al uno, tirar y cuando el balón está en el aire hacer el sonido de la bocina. Es lo que hacía de niño y ahora es lo que intento hacer en esas situaciones límite. Ahí estoy para el equipo.
P. ¿Cómo trabaja la mente?
R. De ninguna manera especial. No es un aspecto que trabaje especialmente, tengo ese tipo de mentalidad por la que relativizo todo bastante. Ni cuando gano estoy muy contento y no me importa nada más ni cuando pierdo estoy hundido y se acaba el mundo ahí. Trato de tener siempre un balance, que no me afecte lo que dirán los demás. He tenido una carrera de la que estoy muy orgulloso y una familia espectacular, me considero un privilegiado. Nunca he tenido ningún momento de tener que trabajar mentalmente como sí hacen otros deportistas.
P. ¿El aspecto mental es decisivo?
R. Por supuesto. La mente también mete puntos. La canasta empieza en la cabeza. Si en la mente no tienes la jugada que vas a hacer, según las defensas, esa canasta nunca se producirá. Hace falta también intuición y mentalmente estar fresco.
P. A los 36 años, ¿en qué punto está físicamente?
R. Muy bien. Va con cada uno. Este año me he encontrado incluso mejor que el anterior. Es ley de vida que en algún momento me tendré que retirar, igual que Rudy y Chacho. La vida deportiva caduca, así que tengo que aprovechar este tiempo en el Madrid y en la selección.
P. ¿Qué es ser un líder?
R. Predicar con el ejemplo. Puedes ser un líder de palabra que sabe lo que hay que hacer pero no lo hace. Es mejor dar ejemplo. Si un joven ve a Rudy tirarse a por el balón, pegarse en un bloqueo o en un rebote, ¿cómo no lo va a hacer él con las piernas frescas? El líder también ha de saber dar un grito de vez en cuando o dar una palmada de ánimo.
P. ¿Quién inventó el nombre de la “mandarina” para definir sus tiros en el último segundo?
R. Fue en las redes sociales. Pablo Lolaso, la parodia de nuestro antiguo entrenador, empezó a llamar mandarinas a esos tiros locos al final de la posesión, que a veces no tocaban aro. Fue en tono de broma y se ha quedado.
P. ¿Están advertidos del exceso de confianza por jugar un preolímpico en casa?
R. Estamos avisados. El organizador nunca se ha clasificado para los Juegos. Debemos estar prevenidos. Es una situación que nunca habíamos vivido.
P. ¿Cómo ve el relevo generacional en la selección?
R. Se va dando año tras año, no es un cambio drástico de cambiar a 15 jugadores de un año para otro. Cuando entré yo joven, estaban Pau, Juan Carlos Navarro, Garbajosa y Felipe Reyes. Ahora los que entran nuevos se van adaptando, los veteranos les intentamos enseñar los valores de la Familia de los que tanto presumimos, para que luego ellos los pasen a las futuras generaciones.
P. ¿Cómo se despidió de Rudy y Sergio Rodríguez?
R. Fue un momento nostálgico. Son muchas batallas juntos. Cuando jugadores así, con ese impacto en el baloncesto mundial, leyendas, se retiran, te da pena, pero a la vez alegría por su carrera.
P. Como capitán del Madrid, ¿qué opina del caso de Mario Hezonja?
R. Mario es un fenómeno. De las suposiciones de si había firmado o no con otro equipo no hago caso. Todos los veranos hay nombres… Mario ha renovado por cinco años con el Madrid y para nosotros es una gran noticia porque es uno de los mejores jugadores de Europa, con carácter. Es perfecto para lo que representa el Real Madrid.
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