El granítico Carreño se postula a las medallas
El español ofrece su versión más redonda y bloquea a Medvedev (6-2 y 7-6), citándose en las semifinales de este viernes con otro ruso, Khachanov. En el otro cruce, Djokovic se enfrentará al alemán Zverev
El último revés de Daniil Medvedev marca el cruce de caminos. El ruso, al que le llevan mil demonios, estrella la raqueta contra el asfalto hasta tres veces y después, al ver que la herramienta todavía sobrevive, la recoge y la envía hasta el segundo graderío de la pista. En paralelo, Pablo Carreño festeja: 6-2 y 7-6(5) a su favor. El asturiano, de 30 años y único superviviente español en la competición de tenis, esprinta y se ab...
El último revés de Daniil Medvedev marca el cruce de caminos. El ruso, al que le llevan mil demonios, estrella la raqueta contra el asfalto hasta tres veces y después, al ver que la herramienta todavía sobrevive, la recoge y la envía hasta el segundo graderío de la pista. En paralelo, Pablo Carreño festeja: 6-2 y 7-6(5) a su favor. El asturiano, de 30 años y único superviviente español en la competición de tenis, esprinta y se abraza a quienes le observan y apoyan desde el banquillo porque hay motivos, y de los buenos: este viernes (8.00, TVE y Eurosport) pugnará en las semifinales con otro gigantón ruso, Karen Khachanov, por lograr una medalla y el que significaría el mayor éxito de su carrera en solitario.
Ha sido una exhibición, la recopilación de sus mejores atributos. De la primera a la última bola, el gijonés ha ido estrangulando anímicamente a Medvedev, que nada más ceder el primer break ya maldecía y protestaba, más pendiente de la chicharrina y de su banquillo que otra cosa. Atrapado mentalmente. Venía caliente del día anterior, cuando se quejó de que no podía respirar y de que se le bloqueaba el diafragma. Pero esta vez, la que le ha oprimido ha sido la asfixiante propuesta de Carreño, un muro de principio a fin, recto en los intercambios y valiente a la hora de cerrar el partido en el tie-break. Sin fisuras, puro granito. A él se le tiene que ganar. Desde hace tiempo, nunca regala nada.
“Sencillamente, ha sido mejor que yo”, reconoce con elegancia Medvedev en la zona mixta, ya templado. “El tenis que ha hecho hoy ha sido fantástico. Creo que si jugase siempre a este nivel podría ganar grandes torneos, así que no entiendo por qué no lo hace habitualmente”, prosigue el dos del mundo, que tras ceder el primer parcial se ha ido al vestuario para liberar los demonios y se ha demorado casi un cuarto de hora. “Hidrátate, Pablo, hidrátate”, le aconsejaba al español su preparador, Samuel López. “Ojalá pudiera jugar siempre así”, recoge el protagonista el guante, orgulloso de lo hecho hasta ahora pero contenido: el duelo contra Khachanov se juega desde ya.
El 25º del mundo ha reducido a Hugo Humbert (7-6(4), 4-6 y 6-3) y asistirá con el cañón que porta en el brazo derecho, sabedor, en todo caso, de que en los precedentes el histórico está en su contra (2-3). “Ahora lo importante es recuperar bien”, subraya Carreño, al que los veranos le sientan mejor que bien. Ahí están las dos semifinales que ha firmado en el US Open (2017 y 2020) y hoy los felices días olímpicos en su primera participación en unos Juegos. “He soñado toda la vida con esto”, zanja con la idea de irse rápido al vestuario (ha resuelto en 1h 34m) para recuperar la musculatura y dirigirse al hotel. Al día siguiente abrirá turno, así que no hay tiempo que perder.
El precedente individual, Nadal en 2008
No es casual lo que sucede. A las puertas de Tokio, el español obtuvo en Hamburgo el laurel más valioso de su carrera en términos individuales, el más importante de sus cinco títulos profesionales. “Tengo buenas sensaciones, he llegado bien aquí”, advertía. Y los hechos constatan. En dirección a las semifinales, tres triunfos contra tipos duros como Sandgren, Cilic o Koepfer, y este jueves una muesca de oro que añadir a su revolver contra el rudo Medvedev. Todo bajo un examen de resiliencia y tenis al límite, aunque esta vez el éxito llega entrada la noche, cuando el agobio sigue apretando, pero unas décimas por debajo. La meteorología de Tokio no hace concesiones.
Carreño tiene a tiro una medalla, algo que el tenis español añora en la modalidad individual desde que Rafael Nadal engarzara el oro en Pekín 2008; y hay que retroceder hasta 1996 para dar con las anteriores, registradas bajo la firma de Arantxa Sánchez Vicario y Sergi Bruguera. No obstante, Marc López y el propio Nadal se coronaron en el dobles de 2016, y en 2008 lo hicieron Vivi Ruano y Anabel Medina como pareja. En total, España suma 12 preseas en los Juegos Olímpicos. “Quedamos cuatro y solo hay tres medallas, así que necesito un pasito más para conseguirla. El trabajo está saliendo muy bien y estoy dando todo lo que tengo dentro”, remata el asturiano.
En el otro cruce de semifinales, asomará inmenso Novak Djokovic, que encadena 22 victorias consecutivas –6-2 y 6-0 frente a Kei Nishikori en esta última– y se batirá con el alemán Alexander Zverev, superior a Jérémy Chardy (6-1 y 6-2). El número uno atrapó su única medalla, de bronce, en 2008.
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