Jordi Ribera: “No tengo medallitis”

El seleccionador español de balonmano masculino reflexiona sobre un equipo que vuelve a unos Juegos tras la decepción de no estar en Río 2016

El seleccionador nacional de balonmano, Jordi Ribera, en su casa de Girona.Toni Ferragut

Jordi Ribera es un entrenador precoz. Cuando tenía 15 años y jugaba de pivote empezó ya a hacer sus pinitos como técnico. Tras cumplir el servicio militar, con 21, dirigió a la Unió Esportiva Sarrià de Ter, la localidad gerundense donde nació hace 58 años. Arrate, Gáldar, Bidasoa, selección de Argentina y Ademar León fue su periplo antes de sus dos últimas y exitosas etapas como seleccionador, con Brasil en dos fases, y con España desde que concluyeron los ...

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Jordi Ribera es un entrenador precoz. Cuando tenía 15 años y jugaba de pivote empezó ya a hacer sus pinitos como técnico. Tras cumplir el servicio militar, con 21, dirigió a la Unió Esportiva Sarrià de Ter, la localidad gerundense donde nació hace 58 años. Arrate, Gáldar, Bidasoa, selección de Argentina y Ademar León fue su periplo antes de sus dos últimas y exitosas etapas como seleccionador, con Brasil en dos fases, y con España desde que concluyeron los Juegos de Río 2016.

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Pregunta. ¿En qué momento llega la selección a Tokio?

Respuesta. Esta selección siempre ha demostrado que es muy competitiva, aunque es cierto que hubiera sido mejor disputar los Juegos en 2020 porque veníamos de ganar un Europeo en enero que fue muy bueno con participación de todos los jugadores, en un gran estado de forma, y hubiéramos podido tener una continuidad. Un año y medio después se nos presentan unos Juegos en los que siempre hay interrogantes, aunque jugamos un Mundial hace cinco o seis meses, volvimos a tener un buen rendimiento y ganamos una medalla de bronce muy meritoria por cómo empezó el campeonato y las dificultades que tuvimos. Eso nos hace ser optimistas ante los Juegos.

P. ¿Se quitan la espina por la ausencia en Río 2016?

R. La participación en los Juegos siempre se magnifica mucho. Es el acontecimiento más grande por lo que representa. El hecho de no clasificarse en 2016 podía haber sido un punto de inflexión para muchos jugadores. Cuando llegué había un poco de desánimo. Parecía que la selección tenía que cambiarse por completo. Después de estudiar el contexto, empezamos a formar una selección con muchos de los jugadores que precisamente quedaron fuera de los Juegos y otros que empezaban a cambiar su papel. Conseguimos armar una selección muy competitiva y con mucha referencia a todo lo que había antes. Son jugadores que no solo a partir de 2016 sino desde antes han imprimido carácter y fortaleza a este grupo. Y junto a algunos que han ido creciendo se ha cumplido un ciclo a un nivel alto. Hemos ganado dos Europeos [2018 y 2020], algo que nunca se había conseguido. Fue importante ganar y además de la manera en que lo hicimos. El grupo se afianza respecto a una situación del pasado y vuelve a los Juegos por la puerta grande. Para todos está claro que la posibilidad de obtener una medalla supondría para muchos jugadores cerrar una vida deportiva en la selección donde lo han conseguido todo. Sería un punto final, pero si no se da como deseamos no quiere decir que la trayectoria no siga siendo espectacular. Nunca me he considerado un medallitis, una persona obsesionada con las medallas. Estoy obsesionado con hacer el trabajo bien hecho cada día y en ganar cada día. Eso es lo que te lleva. No debemos desviarnos de ese camino y el día que estemos muy obsesionados con un objetivo final y no tengamos cuidado del día a día y del camino será muy difícil llegar.

P. ¿Pasaron por momentos muy críticos?

R. Cuando llegué [en septiembre de 2016] la selección venía de un momento muy difícil, con jugadores que lo habían pasado realmente mal en aquel Preolímpico [en abril de 2016 se quedaron fuera de los Juegos por primera vez desde 1976], aunque venían de un ciclo muy bueno. Tres meses después de mi llegada jugamos el Mundial. Nos quedamos en cuartos de final al perder por un gol contra Croacia. Allí realmente me preocupé. Tras aquella decepción algunos podían pensar: ‘Igual ya no tenemos posibilidades de hacer cosas buenas’. Tuve la sensación de que los jugadores revivían una pesadilla y pensé: ‘No podemos convertirnos en una selección triste’. Por eso fue tan importante ganar en 2018. La selección se da cuenta entonces de que tiene posibilidades de hacer cosas buenas y volver a los Juegos.

P. También en aquel Europeo hubo un momento peligroso.

R. Todos lo tenemos muy presente. Perdimos contra Eslovenia. No jugamos bien y al día siguiente jugábamos contra Alemania. Ganar significaba pasar a semis; perder, quedarnos muy atrás. Fue un momento difícil. Nos reunimos en el vestuario. Hablamos de lo que había pasado, de la oportunidad que nos quedaba, que era un sí o un no. Yo me fui. Ellos se quedaron hablando. Y de repente todo cambió. Cualquier situación de crisis, entendiendo que se debe resolver, muchas veces no es negativa, sino un síntoma de vitalidad. Aquella selección seguía viva y con ambición. No se conformaba con decir: ‘lo hemos hecho mal y ¿ahora qué?’. Después jugamos tres partidos espectaculares y en la final ganamos a Suecia con autoridad.

P. ¿Cuáles son los puntos fuertes de la selección?

R. La mentalidad de grupo. No somos un equipo con un juego que gire en torno a un jugador. Por ejemplo, si nos fijamos en Francia, cuando juega Karabatic su juego gira alrededor suyo y lo mismo pasa con Hansen en Dinamarca o con Sagosen en Noruega. Nosotros tenemos un equipo que necesita jugar bien en conjunto. Si no, no tenemos jugadores que vayan al rescate. Necesitamos el colectivo. Cada uno tiene su papel específico, pero además otro papel en función del equipo. Una de las características es que cuando acaba la competición todos han jugado. Puedo mostrar gráficos de la selección de Dinamarca o de Noruega que acaban los torneos con tres o cuatro jugadores que han jugado un montón de minutos y otros muy poco. A nosotros eso no nos pasa. Tenemos 16 jugadores con un reparto similar de minutos de juego y eso hace que todos se sientan importantes. Cuando llegas al final todos han participado y no tienes que motivarlos, y físicamente no llegan cansados. Y todos se sienten identificados y necesarios.

P. ¿Y en cuanto al juego?

R. La defensa y la portería son muy importantes para nosotros. Todos dicen que a través de la portería y la defensa es más fácil ganar los campeonatos que a base de meter goles y de atacar con mucha fluidez. Eso te puede hacer ganar un partido, pero probablemente la defensa y la portería te harán ganar el campeonato. La defensa 6-0 ha sido el patrón durante muchos años. Pero hemos incorporado el 5-1 que nos da muchas posibilidades y cierta peligrosidad. Muchas veces el éxito defensivo nos permite salir al contrataque. Y en ataque somos un equipo creativo. No tenemos una forma de jugar muy estandarizada. El jugador español es tácticamente muy bueno, capaz de resolver una situación que genera el juego en cualquier momento. Somos más imprevisibles que otras selecciones, con patrones más cerrados. Y después, los tópicos. La gente dice: ‘Este grupo es muy veterano hay que correrles porque haremos que se cansen’. Vale. En el Europeo de Noruega nos pusieron pulsómetro a todas las selecciones y al final nos dijeron: ‘Señores, ustedes han sido los que más han corrido’, aun siendo una selección veterana. Hay gente que dice: ‘Vosotros no tenéis lanzadores y tenéis problemas para hacer goles’. Pues en el Europeo de 2020 fuimos la selección que marcó más goles y en el Mundial solo marcó más Dinamarca.

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P. ¿Les hace mucho daño las bajas de Dani Dujshebaev, Ariño y Cañellas?

R. Sí, porque en la selección se han generado unos automatismos que son los que permiten que alcance un nivel alto. Se necesita tiempo para trabajarlos. Y no lo hay. Esa es la preocupación.

P. Raúl Entrerríos (40 años) se retira, Aginalde (38), Viran Morros, Sarmiento y García (37), Guardiola y Ribera (36)... Es obvio que llega una renovación.

R. Hemos perdido un año. Está claro que si los Juegos hubieran sido en 2020 algunos jugadores hubieran dado un paso al lado y otros hubieran tenido que asumir un papel nuevo. Ha pasado un año y esos jugadores siguen a un alto nivel alto y por eso siguen ahí. Hemos llegado a los Juegos con este grupo y a partir de ahora será cuando veremos un salto porque habrá tres o cuatro jugadores importantes que ya no estarán.

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