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El Celta regresa a la Europa League nueve temporadas después con más ilusión que miedo

El club, que se estrena hoy en Stuttgart bajo el liderazgo de Giráldez, vuelve a un torneo en el que casi juega la final de 2017 y que también disputó cuando bajó a Segunda en 2007, su último descenso

Nueve temporadas después de que John Guidetti pifiase en el último minuto una ocasión a puerta vacía para eliminar al Manchester United de José Mourinho en Old Trafford y llevar al Celta a la final de la Europa League, el conjunto vigués regresa este jueves a la segunda competición continental de clubes ...

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Nueve temporadas después de que John Guidetti pifiase en el último minuto una ocasión a puerta vacía para eliminar al Manchester United de José Mourinho en Old Trafford y llevar al Celta a la final de la Europa League, el conjunto vigués regresa este jueves a la segunda competición continental de clubes con una visita al VfB Stuttgart (21.00; Movistar+). El recuerdo de aquel error del delantero sueco sigue nítido en la memoria de la afición celtiña, que espera desde hace décadas que su equipo, el décimo clasificado histórico de Primera División, levante al fin un título. Aquella oportunidad de pelear por el trofeo ante el Ajax se desvaneció el 11 de mayo de 2017, cuando los jugadores dirigidos por el Toto Berizzo cayeron en Mánchester de esa manera dolorosa después de estar tan cerca de tumbar a un rival en un cruce que recordaba al manido David contra Goliat. Desde entonces, el Celta vagó por la Liga con varias permanencias agónicas hasta que Claudio Giráldez, el entrenador más joven de la categoría con 37 años, se hizo cargo del banquillo en marzo de 2024 tras su buen trabajo en el filial. En su primer curso completo, el técnico de O Porriño (Pontevedra) devolvió por sorpresa al club a Europa con una plantilla repleta de canteranos y una propuesta atractiva y coral en la que siempre trata de someter a los rivales a través del balón.

El séptimo puesto de la pasada campaña fue la mejor posición del Celta en Primera desde que quedó sexto con Berizzo en la 2015-2016 con una nómina de futbolistas en la que figuraban, entre otros, Nolito, Orellana, Wass, Augusto Fernández o el Tucu Hernández. Por supuesto, también Iago Aspas, que ya entonces era el tótem de aquel equipo. El máximo goleador de la historia del club —y su jugador más importante— prometió entre lágrimas tras la eliminación ante el United que lo metería de nuevo en la Europa League: “Yo voy a luchar y a dejarme todo para intentar volver a estar aquí”. El pasado mayo, en el último partido de Liga ante el Getafe, fue él quien marcó en el minuto 80 el gol de la victoria y del regreso continental.

El tanto de Aspas, que este verano cumplió 38 años, supuso la guinda a una temporada en la que Giráldez —termina contrato en 2027 y está en el radar de varios clubes europeos— volvió a reconectar a la afición con el Celta tras el desapego que generó la propuesta defensiva de Rafa Benítez, el anterior entrenador. El preparador de O Porriño, un exjugador zurdo de buen pie que pasó por las categorías inferiores del Real Madrid y del Atlético pero no triunfó en el fútbol profesional, ha conformado un equipo de autor en el que ha hecho debutar en Primera o le ha dado carrete a un buen puñado de jugadores del filial, como Yoel Lago, Damián, Hugo Álvarez, Pablo Durán, Manu Fernández, Javi Rueda, Hugo Sotelo, Carreira, Miguel Román o El Abdellaoui, además de Fer López, vendido al Wolves en verano por 20 millones de euros, y Alfon, que terminó su contrato en junio y firmó por el Sevilla.

Tras la clasificación el pasado mayo a Europa, Giráldez, acompañado por su cuerpo técnico —los mismos jóvenes profesionales de la zona que lo acompañaban en el Celta Fortuna—, portó una bandera ante una muchedumbre que lo aclamaba en Vigo que rezaba: “Feito na Madroa” (en castellano: hecho en la Madroa, el histórico centro de entrenamiento del club). “Un día soñé con ver Vigo así y con ver a un grupo de amigos clasificar al Celta para Europa. Y lo hicimos a nuestra manera. Nos podemos sentir muy orgullosos de ser de este equipo”, dijo.

Unos meses después, el conjunto olívico se estrena hoy en Europa con una plantilla diseñada por el director de fútbol de la entidad, el mexicano Marco Garcés, que ha despertado cierto runrún entre la afición por las pocas incorporaciones que llegaron en verano. El club firmó al delantero Ferran Jutglà, al portero Radu, logró la cesión del extremo Bryan Zaragoza y se hizo en propiedad con los servicios del nueve Borja Iglesias y del centrocampista Ilaix Moriba, que ya el curso pasado vistieron como cedidos la camiseta celeste. También recuperó al lateral Javi Rueda tras un año prestado al Albacete, pero en verano perdió a Alfon y a Fer López, se deshizo de Guaita —el guardameta titular los dos últimos cursos— y el pasado febrero traspasó al ariete griego Douvikas al Como.

El equipo no ha fichado a un sustituto para el talentoso Fer López, de 21 años, y Garcés no fue capaz de dar salida en verano a Joseph Aidoo y Franco Cervi, jugadores con fichas elevadas que casi no cuentan. Tampoco consiguió firmar a César Azpilicueta ni logró el regreso de Brais Méndez, dos futbolistas con los que se mantuvieron contactos. Mientras, Giráldez ha seguido dando oportunidades a los canteranos, y el centrocampista Hugo Sotelo (21), con un toque de balón sensacional, se ha convertido en el jugador de campo con más minutos (441) tras dar un paso al frente este curso.

Bajo la batuta del técnico, que no ha recibido todas las piezas que pidió a la directiva, se espera que el Celta sea capaz de competir a domicilio en Europa ante el Stuttgart, el Dinamo de Zagreb, el Ludogorets y el Estrella Roja y contra el PAOK, el Niza, el Bolonia y el Lille en Balaídos en la primera fase de la Europa League. Y, sobre todo, que el equipo no pase problemas para mantenerse en Primera en su 14º curso consecutivo en la categoría —un hito solo igualado entre 1945 y 1959— tras un inicio complicado con una derrota en casa ante el Getafe y cinco 1-1 consecutivos en los que casi siempre mereció más. En Vigo todavía se recuerda el penúltimo descenso a Segunda en 2004, un año en el que el club jugó la Champions, y el último en 2007, cuando disputó la Copa de la UEFA, pero el mensaje de Giráldez desde el inicio para ahuyentar los fantasmas ha sido muy claro: “Mi prioridad es la Liga, siempre. Es nuestro objetivo principal, volver a estar el año que viene en Primera División. Y desde ahí, empezar a construir para más”.

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