Mikel Merino vuelve a rescatar a España
Como en la Eurocopa contra Alemania, el jugador del Arsenal marca en los últimos instantes y empata la ida de los cuartos contra Países Bajos, que dominó largos tramos del partido
De Kuip, el estadio donde España había sido tan feliz hace dos años después de un penalti a lo Panenka de Carvajal que le dio su primera Nations, fue durante muchos minutos el escenario de una noche angustiosa para la Roja. Pese a que se adelantó muy pronto, Países Bajos encontró enseguida el ritmo para desactivar las virtudes de la selección, que navegó a la deriva hasta que se vio con un jugador más por la expulsión de Hato y entró Mikel Merino, de nuevo al rescate, como contra Alemania en la Eurocopa. Allí marcó de cabeza en el 119 del partido de cuartos, y en Róterdam cazó un rechace en el 93, también en cuartos. Su gol manda la eliminatoria empatada a Mestalla, donde terminará de decidirse el domingo (20.45, La1).
España volvía a juntarse después de cuatro meses y al principio, todo parecía en su sitio. El pelotón de Luis de la Fuente aceleró desde el comienzo para apretar muy arriba y secar el juego y las ideas de Países Bajos. La música era muy reconocible. En esa carga grupal hacia delante, Lamine Yamal agobió a Hato después de un mal control, robó y encontró a Pedri en el área. El canario avistó un poco más atrás la llegada de Nico Williams, que burló al defensa con una maniobra de giro sensacional y batió a Verbruggen. La Roja estaba lanzada y Países Bajos no encontraba salida. La efervescencia de la selección mantenía desorientado al equipo de Koeman. Fue algo efímero.
El partido giraba a todo trapo. Obligaba a pensar y ejecutar rápido. Los espacios desaparecían en un parpadeo. Para Países Bajos, la salida la empezó a encontrar De Jong. El barcelonista fue retrocediendo para domar la pelota y tomar aire. Primero se juntaba con Van Dijk y el portero, y poco a poco fue encontrando más adelante a Kluivert y Gakpo por la izquierda, y a Frimpong al otro lado. La insistencia del lateral del Bayer Leverkusen empujaba hacia atrás a Cucurella, y con él a todo el equipo. España perdió el control de la pelota y sin ella se veía a la deriva. Sobre todo a partir del empate de Gakpo, que embocó una jugada que comenzó, como muchas, con Frimpong por la derecha y terminó en el otro costado con un tiro que se coló entre las piernas de Pedro Porro.
España, tan mandona casi siempre, viajaba a remolque de Frenkie de Jong. Luis de la Fuente pedía calma desde la banda. Fabián también agitaba los brazos tratando de apaciguar las aguas agitadas por el equipo de Koeman. La Roja lo intentó a través del pase, bajando las revoluciones con Zubimendi, Fabián y Pedri. Ganaron cierta calma, pero en zonas muy alejadas del peligro, hacia las que tenían cortado el paso los neerlandeses. Habían desconectado a Nico y Lamine del partido, con lo que España perdía su filo y Países Bajos vivía más tranquilo, siempre mirando hacia delante. Un poco como España cuando funciona: presión alta, recuperación y ataque. La selección de Koeman empujaba y empujaba.
El chaparrón no fue el único contratiempo. Cubarsí cayó lesionado y tuvo que debutar con la absoluta Dean Huijsen, un central de casi dos metros y 19 años que se enfrentó a un desafío emocional añadido al de su estreno. El jugador del Bournemouth nació en Ámsterdam, pero se crio desde los 5 años en Málaga. Es un andaluz de familia neerlandesa que escogió jugar con la Roja después de haber sido capitán de la sub 19 de Países Bajos. De Kuip no se lo perdonó y le pitó cada vez que tocó la pelota, casi siempre con acierto y sin síntomas de que le afectara el doble reto.
Mientras España intentaba recuperar el equilibrio bajo la tormenta, Frimpong, pesadilla incesante, volvió a escaparse de Cucurella y puso un balón atrás que Reijnders embocó al primer toque. La selección de Koeman no aflojaba las revoluciones, tal vez el equipo que durante más tiempo ha superado el ritmo y el mando de la Roja.
De la Fuente contemplaba el apuro, del que su gente escapaba solo en tramos breves e inocuos, siempre bajo la amenaza de una contra de un rival voraz. El panorama no se enderezaba y el seleccionador decidió intervenir de manera profunda: retiró a Pedri, Lamine y Morata, y probó con Olmo, Oyarzabal y Ayoze. España empezó a asomar fuera de la trampa y Koeman respondió con Xavi Simons y Koopmeiners por Kluivert y De Jong para tratar de sostener el empuje.
Pero a España había empezado a funcionarle la agitación de Olmo y Ayoze, y volvía a pisar el área de Verbruggen. Y cuando escapaba del cepo, Hato clavó los tacos en el tobillo de Le Normand y se fue expulsado, lo que dejaba a la Roja unos diez minutos con un hombre más. El tiempo para el que entró Mikel Merino, que volvió a rescatar a España en el límite, otra vez en la zona del nueve, donde cazó el rechace de un tiro de Nico Williams que se había escapado precisamente de Frimpong, fundido después de torturar toda la noche a Cucurella.