Una Liga inusualmente ajustada
Atlético, Real Madrid y Barcelona pelean en cabeza sin despegarse demasiado, con un Athletic pujante
Algo extraño está sucediendo en la Liga. Es difícil de explicar que el Barcelona pierda tres partidos consecutivos en su campo después de un comienzo fulgurante; que el Atlético de Madrid remonte 10 puntos de desventaja para ponerse en cabeza; o que el Real Madrid camine a trompicones para situarse segundo con Mbappé más entonado. No es lo normal. Es tan poco habitual la situación que hasta los aficionados del Athletic, en estos momentos el cuarto en discordia, se atrevieron a cantar: “¡A por la Liga, oé!”, ...
Algo extraño está sucediendo en la Liga. Es difícil de explicar que el Barcelona pierda tres partidos consecutivos en su campo después de un comienzo fulgurante; que el Atlético de Madrid remonte 10 puntos de desventaja para ponerse en cabeza; o que el Real Madrid camine a trompicones para situarse segundo con Mbappé más entonado. No es lo normal. Es tan poco habitual la situación que hasta los aficionados del Athletic, en estos momentos el cuarto en discordia, se atrevieron a cantar: “¡A por la Liga, oé!”, al término del partido de su equipo en El Sadar. Y es que a pesar de que la temporada pasada su situación era mejor —cuarto también y con 38 puntos, dos más que en la presente—, la distancia en puntos con el primero se ha reducido a la mitad: entonces diez, ahora cinco.
Ese dato no habla de que los que persiguen a los poderosos hayan apretado más que en otras temporadas, sino de que quienes lideran el campeonato se han hecho más terrenales. Parece que los tiempos en los que para ganar la Liga había que rozar los 100 puntos, o alcanzarlos, quedan lejanos.
En la campaña 2009-10, el Madrid sumó 96, una cifra estratosférica, pero acabó segundo, porque el Barcelona llegó a 99 y solo perdió un partido de los 38 en juego. Esos números se repitieron a menudo en los siguientes años. En la 2011-12 el Madrid acabó campeón con 100 puntos, los mismos que el Barça la temporada siguiente. Hasta la campaña 2017-18, durante nueve campeonatos consecutivos, el vencedor sumó 90 puntos o más, pero, además, en seis ocasiones, el subcampeón también llegó a esa cifra. La desigualdad con el resto de la Liga era manifiesta.
Sin embargo, desde 2018 solo una vez en las seis ligas que se han completado el campeón superó los 90 puntos; el Real Madrid de la última temporada, con 95. Incluso en la temporada 2021-22, el subcampeón, el Barça, acabó con una cifra modesta de puntos, 73, que en la última campaña concluida le habría llevado al quinto puesto.
Desde que la Liga otorga tres puntos al ganador de un partido, el campeonato más igualado después de la jornada 18 ha sido el de la temporada 2001-02. Era líder el Deportivo, con 33 puntos, segundo el Real Madrid, con 32, y con 31 puntos figuraban tres equipos: Celta, Betis y Athletic. Además, con 30 puntos aparecían otros dos, el Alavés y el Valencia. Siete equipos separados por apenas tres puntos a una sola jornada de que se decidiera el campeón de invierno. En la temporada 98-99, el Celta lideraba con 34 puntos, seguido del Mallorca, con 32; Barcelona y Real Madrid tenían 31 y el Valencia, 30. En la 2006-07, el Sevilla era líder con 37, el Barcelona segundo con 36, el Real Madrid sumaba 35 y el Valencia, 33.
Teniendo en cuenta que en la clasificación actual el líder, el Atlético, y el segundo, el Madrid, han disputado un partido menos que Barça y Athletic, y que, por tanto, hipotéticamente, podrían sumar tres puntos más cuando se normalice el calendario, la proyección de los datos apunta a un campeón llegando a los 86 puntos, que son los que sumó el Atlético de Simeone para ganar su última Liga en el curso 2020-21.
Tal vez el dato más positivo para el club colchonero es el de que desde su derrota frente al Betis, el 27 de octubre, no ha vuelto a perder ningún partido ni en la Liga, ni en la Copa ni en la Champions. Claro que el cuarto clasificado, el Athletic, perdió su último choque tres semanas antes, el 6 de octubre en Girona, de penalti en el descuento, después de haber errado tres lanzamientos de penas máximas. Desde entonces, su trayectoria liguera es impecable y en la Liga Europa, tras empatar en el Olímpico de Roma su primer partido, ha ganado los cinco siguientes para coliderar la clasificación con el Lazio.
El camino más desconcertante es el del Barcelona, arrollador en la primera parte del campeonato, pero que se vino abajo con estrépito en las últimas semanas. Lo que parecía que iba a ser un paseo triunfal del equipo de Hansi Flick se ha transformado en una penitencia. De las 11 victorias en las 12 primeras jornadas, con goleadas de escándalo que todavía se reflejan en el haber anotador del equipo —51 tantos, diez más que el Madrid—, se ha pasado al derrumbe. Desde 1965 no perdía el Barça tres partidos consecutivos en su campo. Entonces, fueron el Valencia, el Atlético de Madrid y el Zaragoza los ejecutores; esta vez, UD Las Palmas, Leganés y de nuevo el Atlético fueron quienes sacaron tajada.
Tras la undécima jornada, y después de disputar el partido adelantado frente al Mallorca por la Supercopa, el Barça aventajaba al Real Madrid, que perdió frente al Athletic, en nueve puntos y en 10 al Atlético, una diferencia que no daba síntomas de menguar. Pero desde esos inicios de noviembre el rendimiento del equipo cayó en picado, hasta descender, ahora, al tercer puesto.
Antes de jugar frente al Atlético, Flick hacía un balance positivo de los datos, pero la derrota lo cambió todo. “Cuando empezamos el proyecto, si nos dicen que vamos primeros en la Liga y la Champions ahora en diciembre lo hubiéramos firmado seguro”, decía. Pero ha bajado dos escalones y el Athletic, que entonces estaba a 14 puntos, está a dos.
El mayor inconveniente del equipo de Flick para pelear por la Liga es el elevado número de derrotas que ha sumado ya. Ha perdido cinco partidos cuando, a diferencia de Atlético y Real, ya ha completado la primera vuelta del campeonato. El límite de derrotas que ha soportado un campeón en los últimos 15 años ha sido de seis, precisamente las que sumó el Barça de Xavi Hernández en la temporada 2022-23, aunque el rendimiento del Madrid de ese año fue mucho peor y se quedó a 10 puntos. Con cinco consiguió el título en la 2015-16, con 91 puntos, uno por encima del Real. Pero en ese periodo de tres lustros, tres Ligas se han conseguido con solo una derrota del campeón, otras tres con dos, tres con tres partidos perdidos y cuatro, con cuatro derrotas. Más allá de seis partidos sin puntuar, no hay precedentes cercanos. Desde que comenzó la Liga, además, el Atlético solo suma una derrota, el Madrid dos y el Athletic, tres.
Carlo Ancelotti, pragmático, reconocía antes del último encuentro liguero contra el Sevilla, la irregularidad de su equipo en algunas fases de la primera vuelta, y se felicitaba por “haber llegado vivos a Navidad”. Analiza los datos y concluye que “será una Liga más competida que en los últimos años. El Atlético tiene todos los recursos para luchar por ella y lo hará. Será entretenida. Y se puede ganar con menos de 90 puntos”. Claro que desde el lado rojiblanco no hay respuesta a las palabras del entrenador madridista, porque desde la llegada de Simeone al banquillo colchonero la política que aplica el vestuario es la de “partido a partido”.
“Obvio que hay ilusión porque estamos arriba”, dice De Paul, pero poco más. “La Liga es muy larga. Este partido no es clave. Son tres puntos y queda mucho en juego”, confesó Oblak después de superar al Barcelona en Montjuïc; “era importante ganar, pero hay dos equipos muy grandes así que hay que ir partido a partido”.
En el Athletic son menos cautos, o están más ilusionados por una situación poco frecuente en las últimas décadas, pero el título de la Copa ha despertado la ambición. “Podemos luchar por la Liga”, dice Iñaki Williams; y su compañero Oihan Sancet lo corrobora: “No tengan dudas de que vamos a pelear por ella”. Tres más uno a por la Liga.