Y después de la calma...
Vale que a Mbappé le van a preguntar sobre las opciones de Francia para ganar la próxima Eurocopa. Pero Luis Enrique, Barça y Madrid andarán volando sobre el atril de la sala de prensa. O que a Nico Williams le preguntarán sobre su juventud y que hace que él, con apenas 21 años, parezca un veterano si se compara con Cubarsí o Yamal
Tiene la temporada futbolera esta sana costumbre de que cuando todo parece a punto de estallar, se toma un par de semanas de respiro, los jugadores se van a jugar con sus selecciones, ven a sus familias, atienden a nuevos patrocinadores, se prueban nuevas camisetas, diferentes colores, pero gran valor simbólico y cuando acuden a sala de prensa les asaltan las cuestiones que pensaban que habían dejado atrás.
Vale que a...
Tiene la temporada futbolera esta sana costumbre de que cuando todo parece a punto de estallar, se toma un par de semanas de respiro, los jugadores se van a jugar con sus selecciones, ven a sus familias, atienden a nuevos patrocinadores, se prueban nuevas camisetas, diferentes colores, pero gran valor simbólico y cuando acuden a sala de prensa les asaltan las cuestiones que pensaban que habían dejado atrás.
Vale que a Mbappé le van a preguntar sobre la selección francesa y sus opciones para ganar la próxima Eurocopa. Vale que le preguntarán sobre ese proyecto de la FFF (Federación Francesa de Fútbol) del que les hablé en mi última columna de opinión, sobre como prepararse para las tandas de penaltis y en el que él, como especialista en la materia, tiene, debería tener, no solo opinión sino también criterio. Pero ya les apuesto lo que quieran, menos una entrada para la final de Copa que anda la cosa muy malita, que Luis Enrique, Barça y Real Madrid, no en este orden, andarán volando sobre el atril de la sala de prensa de la selección francesa.
O que a Nico Williams le preguntarán sobre esa juventud que desembarca en la selección española y que hace que él con apenas 21 años parezca un veterano si lo comparamos con los Cubarsí o Lamine Yamal o si el hecho de que España sea la actual campeona de la Nations League le obliga a asumir el papel de favorita para la Euro 2024. Pero seguro que por algún rincón aparecerá el asunto de la final de Copa del sábado 6, la excitación que se vive en Bilbao, de esta se habla mucho porque ya sabemos como se las gastan los seguidores del Athletic, pero también en Mallorca en la que miles de seguidores buscan la manera de llegar a Sevilla para el partido aunque haya que pasar por Londres o Berlín.
Se diría que esta pausa de selecciones le importa a todos muy poco en vista de todo lo que se juega a partir de la semana siguiente salvo, claro, a los técnicos y a aquellos jugadores que todavía andan jugándose sus ultimas opciones para estar en las futuras grandes citas. Solo que como esos técnicos tienen tan poco tiempo para trabajar con sus equipos, tan poco margen para ir generando sus automatismos, su cultura de equipo estos dos próximos partidos de selecciones son, posiblemente, un asunto capital para construir aquello que también se asoma en el futuro pero que será capital solo partir de mediados del mes de junio.
Y mientras tanto se da esa extraña paradoja de que cada uno quiere que gane su selección porque eso puede augurar un futuro hermoso, pero al mismo tiempo va rezando para que los jugadores de su equipo no se lesionen, tengan el mismo tiempo de juego que el de sus rivales, que los kilómetros recorridos sean repartidos de manera equitativa, que hasta hayan esprintado a velocidades similares para que los riesgos sean equitativos. Vamos que hay que ponerle una vela a dios y otra al diablo para seguir deseando que ganen los tuyos, pero que eso no perjudique también a los otros tuyos.
Mientras tanto, en el calor y el confort de las instalaciones propias, un portero pisa medio mal y lo que parecía una de las reapariciones más esperadas, esa de Thibaut Courtois, se acaba convirtiendo en un ruido raro, mucho llanto, una operación, un trocito de menisco interno de menos y par de meses más de espera. Solo quiero desearle la mejor de las recuperaciones al fenomenal portero belga que ya nos había avisado de que aunque todo hubiera ido bien no le veríamos por tierras alemanas con su selección. Pero seguro que en nada volveremos a ver la obra de arte llamada “Milagros en la portería” pensada, escrita e interpretada por el gran Thibaut Courtois. Porque hay esperas que merecen mucho, mucho, mucho la pena.
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