James Rodríguez, el eterno incomprendido

El talentoso futbolista colombiano, cuya selección se enfrenta este viernes a España, salta de chasco en chasco, ahora en Brasil también cuestionado por su comportamiento

James Rodríguez, junto a sus compañeros, en el último entrenamiento de Colombia en Londres.Matthew Childs (Action Images via Reuters)

James Rodríguez se quería convertir en un jugador de época. O, al menos, eso parecía. Era (es) esa clase de futbolista que apuntaba al techo de los que no tienen techo. Y cayó en el mejor lugar del mundo para reescribir la historia: el Real Madrid. De hecho, hasta se levantó dos Champions League de la mano de Zinedine Zidane. En su primera final, la de 2015-2016, se quedó en el banquillo; en la segunda, la de la campaña 2016-2017, ni siquiera entró en la convocatoria. “Es frustrante no jugar. Sé que tengo las condiciones para jugar siempre. Pero por otras personas no puedo hacerlo, entonces es...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

James Rodríguez se quería convertir en un jugador de época. O, al menos, eso parecía. Era (es) esa clase de futbolista que apuntaba al techo de los que no tienen techo. Y cayó en el mejor lugar del mundo para reescribir la historia: el Real Madrid. De hecho, hasta se levantó dos Champions League de la mano de Zinedine Zidane. En su primera final, la de 2015-2016, se quedó en el banquillo; en la segunda, la de la campaña 2016-2017, ni siquiera entró en la convocatoria. “Es frustrante no jugar. Sé que tengo las condiciones para jugar siempre. Pero por otras personas no puedo hacerlo, entonces es frustrante. Si yo fuera un mal jugador lo aceptaría, pero soy una persona que quiere ganar y jugar siempre”, arremetió el colombiano contra su entonces entrenador. Ocurrió, en cualquier caso, que Zidane no está solo. Es uno más de la larga lista de entrenadores que se enfrentaron a James Rodríguez, tan talentoso en el campo como difícil de gestionar en el vestuario.

Hoy, de nuevo, James busca un mimo en Colombia. “James está entrenando con normalidad. Ha tendido pocos minutos, pero ha rendido bien cuando le tocó entrar”, dijo Néstor Lorenzo, entrenador de la tricolor. Después de que la histórica generación de Valderrama, Asprilla, Freddy Rincón, Higuita y compañía clasificaran a la tricolor para tres mundiales consecutivos (1990, 1994 y 1998), la selección sudamericana desapareció de la mayor cita del fútbol. Hasta que Néstor Pékerman tomó el mando de Colombia y James Rodríguez se convirtió en su protegido. ¿El resultado? La mejor clasificación de la historia de Colombia en una copa del mundo: cuartos de final en Brasil 2014, para después quedarse en los octavos de final en Rusia 2018. Fue justamente en Brasil, cuando el nombre de James se puso en el escaparte: terminó el goleador del mundial con seis goles, suficiente currículo para fichar por el Madrid.

Carlo Ancelotti, por entonces en el banquillo del Bernabéu, entendía a la perfección el complejo carácter de James. Al igual que el veterano y paternalista Pékerman en Colombia, el entrenador italiano sacó el mejor rendimiento de Rodríguez con la camiseta blanca: 17 goles y 18 asistencias en 46 partidos. Pero Zidane reemplazó a Ancelotti y el fútbol del delantero cayó en picada. Amagó con levantarse en el Bayern Múnich, también bajo la custodia de un tipo comprensivo como Jupp Heynckes. Pero nada. Lo mismo le pasó cuando lo pescó el Everton en la temporada 2021-2022. James explicó por qué Rafa Benítez lo sacó de la Premier: “En el primer día de la pretemporada el entrenador me dijo: ‘Mira, ya tú estás mayor, tienes 30 años, yo prefiero tener gente joven, gente con mucha fuerza, con mucha energía, que corra, así que búscate club”.

Ya sin lugar en el fútbol de élite, James se marchó al Al-Rayyan. Qatar: el dinero por delante del fútbol. Una experiencia de dos años, que terminó con el colombiano en el Olympiacos de Grecia. Y la historia de (casi) siempre. “Eres James Rodríguez. Tienes que dar ejemplo con tu imagen en el campo, pero también con tu comportamiento. Quiero que pidas disculpas a tus compañeros”, le soltó el entrenador José Anigo, después de que el colombiano respondiera de mala manera tras ser reemplazado en el descanso del partido que el Olympiacos perdió ante el Panathinaikos.

James se quedó sin equipo. Otra vez, nadie lo quería. Tenía 32 años y poco trajín para tanto talento. El São Paulo intentó lo que antes habían buscado el Bayern, el Everton, el Rayyan y el Olympiacos. Todos sin éxito. Desde que se marchó del Madrid no hay manera de que florezca el fútbol de James. En Colombia, en cualquier caso, no pierden la esperanza, mucho menos Néstor Lorenzo, colaborador de Pékerman en el Mundial de Brasil. “Es un líder, un jugador talentoso, que ha hecho muy buenos partidos en las eliminatorias. Nuestra intención es que el equipo aproveche todo su talento”, concluyó el preparador de Colombia. El díscolo James busca la paz vestido de tricolor. Y lo hará nada menos que contra España.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Sobre la firma

Más información

Archivado En