Nico Paz: “No sabía ni lo que estaba haciendo”
El canterano marca el gol decisivo del Real Madrid contra el Nápoles en el 85 tras salir a la carrera. Bellingham supera con 15 tantos su cifra de todo el curso pasado con el Dortmund
Nico Paz ni pudo calentar antes de salir al campo en el minuto 65. El cuerpo técnico lo mandó ejercitarse en cuanto vio que Brahim se echaba al suelo con molestias, pero no había llegado ni al córner y ya lo estaban reclamando para salir de inmediato. Todo muy rápido, como lo que le ocurriría al joven a partir de ese momento. Media hora después, no sabía ni dónde estaba después de derrotar al Nápoles con un zurdazo relámpago desde 25 metros....
Nico Paz ni pudo calentar antes de salir al campo en el minuto 65. El cuerpo técnico lo mandó ejercitarse en cuanto vio que Brahim se echaba al suelo con molestias, pero no había llegado ni al córner y ya lo estaban reclamando para salir de inmediato. Todo muy rápido, como lo que le ocurriría al joven a partir de ese momento. Media hora después, no sabía ni dónde estaba después de derrotar al Nápoles con un zurdazo relámpago desde 25 metros.
“Esto es un sueño. Por un momento, ni me lo creía”, se arrancó en los micrófonos de Movistar tras el partido. En realidad, parecía que seguía sin creérselo. ¿Cómo fue el disparo?, le preguntaron. “Me atreví. Estaba en modo automático, no sabía ni lo que estaba haciendo”, comentó con su flequillo de chico formal, nacido en Tenerife pero alistado con la selección argentina por sus orígenes paternos. Es hijo de Pablo Paz, defensa del Tenerife durante cuatro temporadas a finales de los noventa.
Un canterano del Madrid todavía en periodo de cocción metiendo un gol decisivo en un partido de Champions. Un hecho que no suele ocurrir en un equipo blanco que exige a sus pupilos una exitosa mili fuera antes de aspirar a asentarse en el vestuario grande. Nico Paz tiene 19 años y este fue su cuarto encuentro con el Madrid, todos en el último mes: tres ratos contra el Braga y Valencia en casa, y el pasado domingo en Cádiz, antes del gran golpe frente al Nápoles. El parte de lesiones (Tchouameni, Camavinga y Modric) dejó solo cuatro centrocampistas sanos, los que salieron en el once titular (Kroos, Valverde, Ceballos y Bellingham). Así que, en cuanto hubo que mover el árbol, Carlo Ancelotti miró a Valdebebas. Y ahí estaba este chaval, el miembro más emergente de una academia blanca necesitada de nombres en el primer equipo. “Este es un mensaje para el resto de canteranos, que esto es posible”, apuntó Nico Paz todavía en caliente. En cuanto el árbitro pitó el final, Nacho fue el primero en abrazarlo y luego continuó con un largo besamanos.
“Ha aportado lo que todos esperaban”, analizó Ancelotti. “Es un jugador para el futuro del Madrid, tiene todas las cualidades para eso. Hoy [por este miércoles] ha aportado en un momento de dificultad”, añadió el italiano, que para el sábado contra el Granada en casa no podrá recuperar a ningún lesionado, lo que abre una nueva ventana para Nico Paz. El primer recuperado de la enfermería podría ser Modric el día del Betis, dentro de 10 días, si se cumplen los plazos que maneja Carletto.
Hasta el fogonazo de Nico Paz, el Bernabéu asistió a otro do de pecho de Rodrygo, que ha pasado de no meter ninguna a clavarlas todas, y a otro ejercicio rutinario de Jude Bellingham, autor de su 15º tanto en 16 encuentros con el Madrid.
Cuando el Madrid jugó en Nápoles, a principios de octubre, los dos primeros disparos fueron de Rodrygo. Dos intentos inocuos que evidenciaron el momento de melancolía y frustración que vivía entonces el brasileño, cegado ante la portería rival. Dos meses después, la visita de los italianos rescató esa vieja teoría que siempre circula en los vestuarios que relaciona el kétchup y los goles. En el Madrid, todavía se recuerda cuando la utilizó Gonzalo Higuaín hace algo más de una década: “Ruud [Van Nistelrooy] me dijo que los goles son como el kétchup: a veces no salen por mucho que lo intentes y luego vienen todos de golpe”, dijo el argentino al inicio de su época en España.
Después del secarral, a Rodrygo, ahora sí, le fluye el kétchup: seis tantos en los últimos cuatro partidos. Y no goles cualquiera, sino golazos, como los del pasado domingo en Cádiz, con dolor de diente incluido, o contra el Nápoles. Ha metido por primera vez en cuatro partidos seguidos con el Madrid, y ha participado de forma directa en 10 de los 15 últimos goles del Madrid en todas las competiciones (seis dianas y cuatro asistencias). Ya es el brasileño más anotador (18) del club en la Copa de Europa. “Nunca bajó los brazos. El día el primer gol [en Braga] hizo clic. Era solo cuestión de tiempo. Ha cambiado porque es muy bueno”, le felicitó Ancelotti.
Con Bellingham, el técnico blanco volvió a confesar su sorpresa, que es la de todos, puntualizó. No se ha llegado a diciembre y ya ha anotado una diana más que en toda la temporada pasada en el Dortmund (14), que supuso un récord personal. Se trata del primer jugador del Madrid que anota en sus cuatro primeros partidos en la Champions. “Tiene que mejorar su español. Como he dicho otras veces, nadie es perfecto”, cerró Carletto.
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