Dos testigos contradicen la versión de Rubiales y Vilda sobre las presiones a Jenni Hermoso tras el beso
Rafael del Amo, máximo responsable del Comité Nacional del Fútbol Femenino, afirma que vio cómo el presidente pedía al entrenador que hablara con el hermano de la jugadora
El puzle del caso Rubiales continúa completándose, lejos ya de la intensa atención mediática que rodeó la investigación judicial tras estallar el escándalo. Dos nuevos testigos han declarado este jueves en la Audiencia Nacional sobre las supuestas coacciones desplegadas en el seno de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para intentar que Jenni Hermoso saliera en público a justificar el beso qu...
El puzle del caso Rubiales continúa completándose, lejos ya de la intensa atención mediática que rodeó la investigación judicial tras estallar el escándalo. Dos nuevos testigos han declarado este jueves en la Audiencia Nacional sobre las supuestas coacciones desplegadas en el seno de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para intentar que Jenni Hermoso saliera en público a justificar el beso que Luis Rubiales le dio tras la victoria del Mundial. Y ambos han puesto sobre la mesa una versión que contradice las tesis exculpatorias que el expresidente de la federación y el antiguo entrenador de la selección femenina, Jorge Vilda, expusieron al juez Francisco de Jorge.
Según detallan fuentes jurídicas, Rafael del Amo, presidente del Comité Nacional del Fútbol Femenino, ha asegurado este jueves que no presenció en primera persona ningún tipo de coacción, pero que sí vio cómo Rubiales le decía a Vilda que fuera a hablar con el hermano de Hermoso durante el vuelo de regreso a España desde Sídney (Australia). Por su parte, Vitoriano Martín, un amigo de la jugadora que se sentaba en el avión junto al hermano, ha corroborado el testimonio del familiar de la futbolista, que aseguró que el entrenador le presionó en esa conversación y le dijo que pensara en las “consecuencias personales y profesionales” que podía sufrir la deportista.
Estas palabras contradicen las declaraciones de Rubiales y Vilda. Ambos negaron cualquier tipo de presión. Además, los dos aseguraron que el técnico se dirigió por iniciativa propia al hermano, y añadieron que no seguía directrices del presidente de la RFEF. “Yo no sabía ni que el hermano venía en el avión. Me enteré después porque Jorge Vilda, que venía sentado detrás mía, me dijo: ‘Vengo de hablar con el hermano de Jenni, que es un tío razonable y tal, y va a hablar con ella”, manifestó Rubiales al magistrado Francisco de Jorge. Vilda añadió que simplemente fue a hablar con este familiar para ayudar a Hermoso —a la que veía mal, según dijo— a quitarle la “presión mediática”.
Ese relato se opone a la versión de los otros protagonistas. La futbolista contó así a la Fiscalía esa conversación bajo sospecha: “A mi hermano le dejaron caer que, si yo le ayudaba, me iría bien [...] Le decían a mi familia que yo había sido muy importante, que me lo merecía y que me intentaran convencer para que ayudase a que se restara importancia al acto. ¿Si se utilizó a mi familia para convencerme? Claro. Ahí había 100 o 200 familiares, no sé por qué justamente se paró con la mía”.
El hermano de la futbolista apuntó en la misma línea: “Subimos al avión, despegamos y yo me dormí bastante tiempo. Al despertarme, Vitoriano me dijo que Jorge Vilda había venido dos veces a buscarme. Estaba ya despierto y vino [una tercera vez]. Y me dijo: ‘¿Habéis visto la que se está liando en España con el tema del beso?’. Y le dije: ‘Pues sí. Somos conscientes de lo que ha pasado’. Hicimos como un corrillo en medio del avión y me dijo Jorge, textualmente: ‘Me manda el presi para hablar contigo para que convezcas a tu hermana de que, antes de llegar a Doha, salga con él a hacer un comunicado’. En un primer momento, su tono era de quitarle hierro al asunto: ‘Esto ha sido un beso que no tiene importancia, que no pasa nada...’. Y lo primero que me dijo fue que las hijas [de Rubiales] estaban llorando y que [el presidente] estaba preocupado porque le estaban metiendo mucha caña desde España, le estaban presionando mucho y que tenía miedo a perder su puesto de trabajo [...] Antes de acabar la conversación con Vilda, me dijo estas palabras textuales: ‘Si esto se puede aclarar fácilmente diciendo que no ha pasado nada y ha sido consentido... Piensa las consecuencias que esto puede tener, tanto personal como profesionalmente para tu hermana’. Ya en ese momento el tono era distinto. Yo sentí —no sé cuál es el término adecuado— una amenaza, coacción o presión”.
Este jueves debía celebrarse igualmente la declaración de Laia Codina, jugadora del Arsenal y compañera de selección de Jenni Hermoso, pero la cita se ha suspendido por problemas técnicos, según confirman fuentes jurídicas. Codina, que será llamada a testificar otro día, fue una de las futbolistas que explicó en público cómo se vivió el escándalo entre las internacionales. En una entrevista en Catalunya Ràdio, preguntada por el beso de Rubiales, dijo: “En el vestuario empezamos a ver noticias, pero cuando realmente empezamos a ser conscientes de los hechos, también del gesto de Rubiales junto a la Reina, fue en el autobús. Es cuando realmente somos conscientes de ello, cuando una de las veteranas nos dice: ‘Cuidado, chicas, eso que ha pasado es muy serio, es inaceptable y debemos condenarlo porque, al final, no deja de ser un abuso de poder del jefe hacia una jugadora, que podría haber sido cualquiera de nosotras”.
Citadas por el juez Francisco De Jorge, otras tres compañeras de la selección femenina (Alexia Putellas, Irene Paredes y Misa Rodríguez) ya respaldaron en octubre la versión de Hermoso sobre el beso “no consentido” del expresidente de la RFEF y las supuestas presiones desplegadas en los días posteriores.
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