Jude Bellingham iguala el inicio goleador de Cristiano Ronaldo con el Real Madrid
El inglés suma 10 goles en 10 partidos, los mismos que logró el portugués, aunque con dos asistencias más para el británico
El Madrid terminó oficiosamente la temporada pasada escuchando en la grada rival el Hey Jude de los Beatles. Lo cantó la hinchada del Manchester City durante el 4-0 de la vuelta de las semifinales de Champions. Cinco meses después, el himno de John Lennon y Paul McCartney se ha convertido en tendencia en el Bernabéu a cuenta del muchacho del momento: Jude Bellingham (JB), el hombre que ningún contrario ha sabido todavía descifrar. En cuanto anotó los dos primeros tantos de la ...
El Madrid terminó oficiosamente la temporada pasada escuchando en la grada rival el Hey Jude de los Beatles. Lo cantó la hinchada del Manchester City durante el 4-0 de la vuelta de las semifinales de Champions. Cinco meses después, el himno de John Lennon y Paul McCartney se ha convertido en tendencia en el Bernabéu a cuenta del muchacho del momento: Jude Bellingham (JB), el hombre que ningún contrario ha sabido todavía descifrar. En cuanto anotó los dos primeros tantos de la goleada a Osasuna, el nuevo Chamartín volvió a arrancarse con el estribillo.
El apabullante despegue del inglés, de 20 años, obliga ya a establecer comparaciones inimaginables hasta hace poco. También aquella noche negra del Etihad, cuando su fichaje ya se daba por hecho. Contra el conjunto rojillo, Bellingham igualó el inicio goleador de Cristiano Ronaldo con el Madrid. Nada menos. En los 10 primeros partidos oficiales de ambos de blanco, el inglés y el portugués marcaron 10 tantos. Aunque si se suma la participación total en dianas (goles más asistencias), el británico todavía sale ganando, porque acumula tres pases de gol por uno del luso en ese tramo.
“Lo de siempre”, se arrancó este sábado Carlo Ancelotti, al que no le quedó más remedio que responder a otra ráfaga de preguntas sobre el mediapunta que golea como nadie en este Madrid. “No es tan sencillo tomarle el control a este tipo de jugador. No tiene una posición fija y eso le da ventaja. Llega y combina bien con los compañeros. Es un inicio sorprendente para todos. Nadie esperaba esta cifra de goles”, admitió el técnico italiano.
Sus registros hablan de cantidad, pero, sobre todo, de peso específico. No hay relleno en su estadística. Prácticamente todo lo que suma en su casillero individual sirve para la victoria global de los blancos. En el cómodo triunfo ante el conjunto navarro, las dos primeras dianas fueron suyas. Cuando llegó la hora de la relajación y el esparcimiento, incluso de poder fallar penaltis, él ya había hecho lo suyo. Decisivo en jornadas de cartel como Nápoles y, cuatro días después, en tardes de entreguerras como la de este sábado.
En ocho encuentros disputados en Liga, ya ha metido tantas dianas (ocho) como en sus 31 encuentros de Bundesliga del curso pasado. Y eso que en el último ejercicio en Alemania ya logró una crecida ante la portería rival: de los seis tantos en la 2021-22 pasó a 14. “Es consciente de que no es un delantero centro que marca goles, sino un mediapunta o interior. Llegará el momento [en que no meta tanto] y ahí puede contribuir con otras cosas”, pronosticó Ancelotti. Hace un mes, Carletto vaticinó que el inglés podría alcanzar esta campaña los 15 goles. Este sábado, ya con 10 en el zurrón, le pidieron un nuevo cálculo, pero el italiano regateó la cuestión. Al otro lado de la orilla, el técnico de Osasuna, Jagoba Arrasate, decepcionado con la “muy deficiente” segunda mitad de los suyos, afirmó que JB tiene pinta de “marcar una época”. “No sé dónde está su techo”, se rindió.
El 1-0 de Bellingham nació de un control y asistencia de Luka Modric, que reapareció en la Castellana después de dos semanas entre tinieblas. Tras su sustitución en el descanso en la voltereta del Metropolitano (la titularidad de esa noche ya extrañó), no jugó nada contra Las Palmas y Girona, y en Nápoles solo disputó la media hora final. Lo recuperó Carlo Ancelotti ante Osasuna y el enfado del croata, aceptado ya públicamente por el técnico italiano, se tradujo en una actuación de brío, gesticulante, sin parar de ordenar a sus compañeros, participativo y a su aire por el campo. A los 38 años, su despliegue desprendió todo el aire de reivindicación frente a la rebaja de su estatus de un verano a verano. En el 79, terminado el tajo, se marchó ovacionado, y con una palmada y abrazo de Carletto. Siete minutos antes ya se había ido Jude Bellingham.
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