El placer de perderse en la montaña
La Alta ruta de los Besiberris ofrece un trazado ‘autoguiado’ de seis jornadas por escenarios que garantizan la soledad
Como si el mundo se acabase en septiembre, todos parecen tener claro que las vacaciones son más una obligación que una necesidad. Cada cual de acuerdo con sus posibilidades económicas busca un lugar donde perderse: será complicado que lo logre en las montañas, al menos en las más solicitadas. Los guías de montaña aparecen ya a estas alturas enjutos, abrasados por el sol y sin dar abasto para atender el tsunami de clientes que llueve sin remedio. En la meca del alpinismo, Chamonix, las agencias buscan guías debajo de los bloques de granito y eso que el invierno se trabajó como nunca. Hay...
Como si el mundo se acabase en septiembre, todos parecen tener claro que las vacaciones son más una obligación que una necesidad. Cada cual de acuerdo con sus posibilidades económicas busca un lugar donde perderse: será complicado que lo logre en las montañas, al menos en las más solicitadas. Los guías de montaña aparecen ya a estas alturas enjutos, abrasados por el sol y sin dar abasto para atender el tsunami de clientes que llueve sin remedio. En la meca del alpinismo, Chamonix, las agencias buscan guías debajo de los bloques de granito y eso que el invierno se trabajó como nunca. Hay alpinistas, senderistas, escaladores, ciclistas y corredores de montaña por doquier. Y lo mismo ocurre en los principales macizos españoles. Al mismo tiempo, algunos parecen incapaces de salir a la montaña sin otra idea que cambiar de aires; todos quieren ser su mejor versión tratando de emular a Kilian Jornet.
Paliza tras paliza, algunos escogen la agonía para purgar sus penas o ensalzar sus alegrías. Para estos últimos se presentó en sociedad la pasada primavera la Alta Ruta de los Besiberris, un itinerario de montaña de seis jornadas que parte del corazón del Vall d´Aran y se extiende por la Alta Ribagorça, que se presenta como sumamente exigente tanto desde el punto de vista físico como técnico. Aquí, casi con toda seguridad, no se darán atascos y la soledad está más bien garantizada salvo en las estancias en los cuatro refugios que visita la espectacular ruta que corona tres picos de más de tres mil metros: Mulleres, Besiberri Sur y Punta Alta. Esther Hilla, creadora de éste trekking de altura recomienda sin dudar la posibilidad de contratar un guía de montaña, opción reservada a aquellas personas que no sean autónomas en alta montaña y que deseen enfrentarse a sus 86 kilómetros de recorrido salpimentados con 8.500 metros de desnivel positivo.
La Alta Ruta de los Besiberris es un servicio que ofrece a sus usuarios alojamiento asegurado, mapas físicos y tracks de la rutas y un geolocalizador Garmin Inreach que permite enviar mensajes de socorro en caso de necesidad. Con esto, sería posible moverse por su recorrido sin grandes problemas, pero el servicio opcional de guiado tranquilizará a los más aprensivos o a los que deseen descargar en el guía toda la toma de decisiones para dedicarse a disfrutar del trazado sin preocupaciones.
Los hermanos José Luis y Rafael Gómez, junto a Esther González Hilla son los cofundadores de la marca Alta Ruta, es decir la creación de rutas de montaña autoguiadas con unos estándares de calidad exigentes de cara a la atención al cliente, la seguridad y la sostenibilidad. “Este proyecto nace en el año 2012 con Alta Ruta de los Perdidos, y el año pasado creció con la Alta Ruta del Cadí, propuestas a la que ahora se suma la Alta Ruta de los Besiberris, creada a petición de la Vall D´Aran y con el concurso de muchas personas que me han ayudado para realizar todo el trabajo de campo. La Alta Ruta de los Besiberris, como el resto de rutas con éste sello, pretende ofrecer alternativas de senderismo en alta montaña en las que los usuarios dispongan de todas las comodidades posibles para disfrutar la experiencia”, explica Esther. Nacida en Murcia en 1974, Esther inició la carrera de Derecho en Murcia, siguió un año en Rouen (Francia) y la terminó finalmente en Madrid. Desmotivada por el mundo jurídico, en 1998 se trasladó al Pirineo buscando un estilo de vida diferente: quedó seducida por la naturaleza y por la montaña en particular. En 2001, junto a un grupo de amigos, estrenó la aventura de gestionar el Refugio de Bujaruelo, un antiguo mesón a las puertas de Ordesa.
Todos los detalles necesarios para afrontar el trazado de la Alta Ruta de los Besiberris se encuentran en la web www.laaltaruta.com, con especial atención a los refugios que visita: Artiga de Lin, Conangles, Ventosa i Calvell, Restanca y el Balneario Caldes de Boí enclavada en mitad del recorrido.
No obstante, Esther desea aclarar en qué consisten los puntos delicados que observa la ruta de los Besiberris: “En la segunda etapa, en el Coret de Molières hacia Val de Molières existe un destrepe de segundo grado de dificultad para alcanzar el nevero. En la tercera etapa, en la Collada d´ Abellers (o de Avellaners) el trazado pasa por una canal de roca descompuesta, mientras que la cima de la Punta Alta (etapa 4) observa un terreno bastante expuesto en ambas vertientes que puede evitarse subiendo al refugio Ventosa por su ruta normal. Por último, en la quinta etapa el tramo a vigilar se encuentra en la Brecha de Peyta hacia Estanh de mar”.
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