Óscar Freire y Alejandro Valverde, dos arcoíris inseparables

Los nombres de los dos mejores mundialistas del ciclismo español se unen de nuevo en la pugna por el cargo de seleccionador nacional

Alejandro Valverde, en abril pasado.GOBIK / MOVISTAR TEAM (GOBIK / MOVISTAR TEAM)

Desde los tiempos del primer arcoíris, hace 30 años ya, los Mundiales han sido para el ciclismo español el escenario de algunos triunfos apoteósicos y, inevitablemente, de tremendos psicodramas y lágrimas entre las figuras de la selección, y alimento de morbo para la afición. Lo de Indurain y Olano en 1995 fue el inicio de una obra teatral que no alcanzó mayor apogeo que con la extendida en el tiempo tensión entre ...

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Desde los tiempos del primer arcoíris, hace 30 años ya, los Mundiales han sido para el ciclismo español el escenario de algunos triunfos apoteósicos y, inevitablemente, de tremendos psicodramas y lágrimas entre las figuras de la selección, y alimento de morbo para la afición. Lo de Indurain y Olano en 1995 fue el inicio de una obra teatral que no alcanzó mayor apogeo que con la extendida en el tiempo tensión entre Alejandro Valverde y Óscar Freire, los dos mejores mundialistas nacidos en España. El cántabro (1999-2001-2004) es uno de los solo cinco ciclistas que en la historia han ganado tres arcoíris —Alfredo Binda, en la entreguerra; Rick van Steenbergen y Eddy Merckx, en la posguerra; Peter Sagan, ya en el siglo XXI, son los otros cuatro—; el murciano, junto a su Mundial de 2018 en Innsbruck, ha subido otras seis veces al podio. Y como si fueran dos personajes condenados a estar siempre en lados opuestos de una trinchera imaginaria, los piques e incomprensiones entre ambos, nacidos ya en 2003 cuando Igor Astarloa se proclamó campeón del mundo en Hamilton con Valverde, un niño entonces, segundo, y Freire noveno, vuelven a reproducirse en la tercera década del siglo, cuando ambos cracks ya son dos cuarentones aún en busca de un acomodo en el firmamento ciclístico nacional.

A ambos les hace tilín la idea de convertirse en seleccionadores nacionales, pese a que su retribución económica no pasaría de 40.000 euros anuales, y el placer de lidiar con los egos de los jóvenes que llegan, y a ambos les llegó, de alguna manera, la oferta de ocupar el puesto por parte de José Vicioso, recién elegido presidente de la federación española de ciclismo y exciclista al que algunos de sus amigos describen como “impulsivo”. O eso es lo que denuncia Freire, quien cuenta que el último sábado de noviembre se le acercó Vicioso en un bar de Las Rozas, donde se disputaba el Memorial Isabel Clavero, una carrera de famosos, y le ofreció sustituir a Pascual Momparler como responsable de la selección nacional. El tricampeón asegura que aceptó y que pactaron no anunciar nada públicamente hasta pasada una semana, pues se iba a ir unos días de vacaciones a Dubai, pero que estando en el emirato le llegó la noticia de que Vicioso le había ofrecido también el cargo a Valverde y que ya se daba por hecho que el murciano se convertiría en seleccionador nacional. Freire no se cortó y, muy enfadado, contó a varios medios que llamó varias veces a Vicioso desde Dubai para que le explicara la cuestión pero que el presidente no le cogió el teléfono. “Vicioso es un jeta”, resumió Freire en la Cope. “¡Espero que no sea el Pedro Sánchez del ciclismo!”

“Hombre, me llamó a las siete de la mañana, no eran horas”, dice Vicioso, quien también niega que le ofreciera el cargo a Freire, y que desea que ocupe el puesto un ciclista famoso por su capacidad de atraer patrocinadores. “Mi plan A siempre ha sido Valverde y a él es al que quiero. Freire ya se ha cerrado la puerta por sus declaraciones, y ¿qué es eso de faltarle el respeto a un presidente de Gobierno elegido por los españoles? ¿Cómo iba a negociar en la barra de un bar a la vista de todo el mundo? Así no se hacen las cosas. Tuvimos una conversación informal en un grupo sobre el ciclismo y como yo sabía que Óscar se había postulado para ser seleccionador simplemente le pregunté, ‘¿tú, si fueras seleccionador, cómo lo harías?’ Pero mi primera opción siempre ha sido Alejandro. El único al que se lo he propuesto”.

El problema, reconoce Vicioso, es que Valverde quiere ser seleccionador pero no es libre aún para aceptar la oferta porque hasta el 31 de diciembre tiene contrato con Abarca, la empresa que gestiona el Movistar, como embajador del equipo, y se iba de vacaciones a Miami mientras negociaba la renovación. “En estos momentos puede seguir en Abarca y compaginarlo con el cargo de seleccionador, lo que para mí no plantea ninguna incompatibilidad, porque como seleccionador su trabajo sería de tres o cuatro semanas al año, y siempre que Abarca lo vea también así, o puede dejar Abarca y ser seleccionador o seguir en Abarca y no aceptar mi oferta”, esquematiza Vicioso. “Pero todo se resolverá antes del 31 de diciembre, claro”.

Eusebio Unzue, el patrón de Abarca, no tiene tan claro que todo se pueda resolver tan rápido. “Su renovación y su posible trabajo de seleccionador es un tema que hay que tratar con mucha delicadeza”, dice Unzue, quien no ve del todo claro que sea posible compatibilizar ambos maillots, el nacional y el del equipo, en el que solo tiene funciones protocolarias y de atención a patrocinadores. “Pero me ha sorprendido la ilusión que le hace a Valverde ser seleccionador y más aún que se sienta capaz y con confianza. Pensé que no se atrevería a dar el paso. Y me alegra muchísimo”.

El nombre definitivo del seleccionador, que puede que sea Valverde y que no será Freire es la pieza que falta para completar la renovación total del equipo técnico federativo, cuyo nuevo responsable será el exciclista madrileño José Almagro, siempre que la junta directiva apruebe el 26 próximo la propuesta de Vicioso.

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