Deporte español: reformar para avanzar
Es necesario que la Administración del Estado muestre una voluntad férrea de liderar el proyecto, el plano de las ideas y de las actividades y actuaciones conjuntas
Hace unos días se presentó en sociedad un documento sobre el modelo público del deporte. Se trata de una reflexión teórica y un diagnóstico sobre las insuficiencias que el modelo actual proyecta más allá de sus éxitos y de sus resultados.
La idea es simple: solo lo que se actualiza es válido para convertirse en un instrumento de dinamización y de búsqueda de nuevos horizontes. El modelo español de deporte presenta claras huellas de fragmentación de los submodelos como consecuencia de la proyección de un modelo territorial pensado en clave diferente a la cooperación Inter territorios. Esta circunstancia resulta especialmente compleja en una actividad como el deporte que se organiza en una clave piramidal que necesita de la vertebración del modelo.
A esta idea central que se proyecta sobre ámbitos diferenciados se une la necesidad de actualizar el marco jurídico y de gestión de la actividad deportiva que tiene, sin duda, peculiaridades propias y exige un tratamiento acorde con su papel en el ámbito del entretenimiento y de la actividad social. Esto se proyecta sobre el régimen jurídico fiscal, laboral, societario y asociativo y tiene como esencia adaptar el marco de actuación a una actuación que, sin duda, presenta características propias que si se quiere impulsar el deporte merecen una singularización que las identifique. Tenemos que aportar imaginación y soluciones de diferentes tipo y rango para que la actividad deportiva no se convierta en una configuración diferencial y marcada por su marginación respecto de las soluciones comunes.
De esta firma forma y en la búsqueda de una formulación acabada y no fraccionada es preciso que la actividad y la política deportivas se proyecten sobre ámbitos diferenciales y sobre políticas sociales como la salud, la educación, la alimentación y, en general, sobre todos los ámbitos sociales en los que la formulación deportiva aporta valor de progreso.
La cuestión inmediata no es la reflexión ni el acercamiento teórico sino la eventual proyección de esta circunstancia sobre el plano operativo. La construcción del Estado de las autonomías y la presencia de diferentes instancias territoriales hace compleja la formulación de modelos que intenten la vertebración. Es evidente que cualquier intento debe respetar el modelo ejecutivo que el texto constitucional proyecta. De ahí que lo que se busque es la formulación de un marco teórico y de una voluntad férrea de liderar el proyecto, el plano de las ideas y de las actividades y actuaciones conjuntas.
Corresponde a la Administración General del Estado impulsar un proyecto articulado, consensuado, y en el que todos puedan aportar – ya en el plano de la ejecución- los elementos que sean necesarios. El deporte necesita mejorar la cohesión, proyectar la claridad, vislumbrar y resolver los problemas y ser una actividad que, como tantas veces, se presente como un ejemplo de la forma de conseguir un objetivo común allí donde estamos en un marco que admite la dilución de responsabilidades, la fragmentación y la desconexión entre modelos llamados a una formulación común.