Ir al contenido

La Ryder Cup de Nueva York es el mayor desafío de Europa

El equipo europeo defiende la corona de la gran competición del golf mundial en un ambiente muy encendido en EE UU

La Ryder Cup y Nueva York son una mezcla explosiva. Por primera vez en la historia una de las grandes ciudades del planeta acoge el torneo más prestigioso del golf y de ese encuentro surge una cita difícil de describir con palabras. El equipo europeo se enfrenta a uno de los mayores desafíos que ha conocido nunca: defender la copa conquistada hace dos años en Roma frente a un batallón encendido de 50.000 espectadores y en medio de uno de los ambientes más calientes que se recuerdan en la Ryder.

La caldera de Nueva York es un arma de doble filo. Europa sufrirá la tensión de una multitud en su contra. Estados Unidos soportará la presión de verse obligada a ganar ante su público si no quiere ser recordada como la selección que cedió la corona como local por primera vez desde el milagro europeo de Medinah 2012. Los golfistas europeos se han mentalizado para lo peor. El mensaje dentro del vestuario es el de evitar grandes celebraciones y no entrar en las provocaciones, una estrategia que puede ser difícil de cumplir cuando median jugadores de sangre caliente. Para prepararse para ese asedio verbal, el capitán europeo, Luke Donald, les entregó a sus 12 hombres unos auriculares que recreaban con inteligencia artificial el ambiente hostil que les espera en Bethpage Black.

“Va a haber momentos duros y me dirán cosas personales, pero intento disfrutarlo”, cuenta Jon Rahm antes de la jornada de este viernes (de 12.30 a 0.00 en Movistar Golf): foursomes (golpes alternos), en los que jugará con Hatton frente a DeChambeau y Justin Thomas por la mañana, y fourballs (mejor bola) por la tarde, cuando se anuncia la visita del presidente Donald Trump. Más leña al fuego.

Rahm disputa a los 30 años su cuarta Ryder con un balance de seis partidos ganados, tres perdidos y tres empatados. Y con el deseo de unirse al selecto grupo de 37 europeos que han vencido en territorio norteamericano. “Personalmente es algo que yo valoraría mucho”, afirma.

Desde que en 1979 los golfistas continentales, liderados por Seve, se unieron a los británicos en el desafío al imperio, la Ryder se ha pintado más del azul europeo que del rojo americano. Son 10 victorias en las últimas 14 ediciones, cinco de siete. La racha se ha cimentado en un sentimiento de equipo más enraizado en el vestuario de Europa, aglutinado en torno a Seve y al sentimiento de rebeldía, que en el de Estados Unidos. Los norteamericanos nunca han alcanzado ese grado de hermandad sino que desfilaban como una colección de estrellas. De ahí que Tiger Woods fuera un jugador terrenal en la Ryder.

Los foursomes y los fourballs, las modalidades que retratan la compenetración de un conjunto, sonríen a Europa: 93,5 puntos por 82,5 de sus rivales en ambos registros. En los duelos individuales manda EE UU: 139 a 125.

Europa juega la baza de la experiencia. Once de los 12 golfistas que vencieron en Roma repiten en Nueva York, la primera vez que se repite con tanta exactitud una plantilla, y el único cambio es el de un gemelo por otro, Rasmus Hojgaard en lugar de Nicolai. Será el único debutante en el bando visitante por cuatro novatos en el local (Spaun, Henley, Griffin y Young), uno de cada tres convocados. Entre los hombres de rojo suman 15 Ryder disputadas. Los de azul elevan la cifra a 32, y entre ellos emergen Rory McIlroy con siete y Justin Rose con seis. El número uno mundial, Scottie Scheffler, y el volcánico Bryson DeChambeau se perfilan como las puntas de lanza del grupo que capitanea Keegan Bradley.

Estados Unidos ha copiado el modelo europeo. No solo apela al factor emocional con vídeos sentimentales y un esfuerzo para resaltar la fuerza del grupo, sino que a diferencia de Roma ha reunido a sus muchachos en las semanas previas para jugar juntos un torneo en California igual que los europeos en Wentworth. De fondo, el ruido sobre los 200.000 dólares que recibe cada jugador norteamericano por jugar la Ryder, la primera vez en 98 años de vida del torneo que se paga.

Hasta ahí, lo que ha rodeado esta cita. Hoy ha llegado el momento de que Nueva York y la Ryder se unan en un momento cumbre del deporte mundial.

Sobre la firma

Más información

Archivado En