Los Dodgers conquistan su octava Serie Mundial en una noche llena de errores de los Yankees
Los Ángeles derrota 7-6 a Nueva York en el quinto juego, marcado por una ristra de errores defensivos del equipo local
Los Dodgers han conquistado su octava Serie Mundial. Lo han hecho en un sufrido partido donde estuvieron abajo en el marcador buena parte de la noche. Una ristra de errores defensivos de los Yankees en una fatídica quinta entrada cambió la suerte del equipo de Los Ángeles, quien logró la remontada y cerró el marcador 7-6. El anhelado título ha llegado por fin este miércoles, cuatro años después de haberlo conseguido en la extraña temporada de la pandemia. Los aficionados no pasarán por alto aquel triunfo sobre Tampa Bay, pero quizá la victoria de esta noche sea más significativa. Ha sido de visita en un templo del béisbol, el año de la muerte de Fernando Valenzuela, pasando por encima de sus rivales por excelencia, el equipo que más campeonatos tiene, y con ayuda de un héroe inesperado, Freddie Freeman. El jugador ha sido nombrado el MVP de forma unánime después de conectar cuatro home runs en juegos consecutivos. Este año, los Dodgers tendrán al fin el desfile por las calles que el coronavirus frustró en 2020.
La de esta noche ha sido la mayor remontada en un juego que definía el campeonato. Nueva York ganó el miércoles el cuarto partido y salió al campo con ganas de acortar la ventaja de tres juegos contra uno de los Dodgers. Aaron Judge despertó de su letargo con su primer home run en toda la serie. El batazo del gigante de dos metros solo sirvió de prólogo a lo que venía. Jazz Chisholm Jr. también bateó un cuadrangular a Jack Flaherty en la primera entrada. El otro gran bateador de los del Bronx, Giancarlo Stanton, mandó la pelota a las gradas en la segunda entrada. Para la tercera entrada los cartones marcaban un 5-0.
Muchos en el estadio comenzaron a pensar en el sexto partido, que se iba a disputar el viernes en Los Ángeles. Quizá algo así pasaba por la mente de Judge, usualmente un seguro jardinero, quien falló al atrapar un batazo de Tommy Edman al centro del campo. Aquel error marcó el inicio de la debacle de los Yankees, quienes habían mantenido en cero a los angelinos gracias al sólido picheo de Gerrit Cole, quien lanzó 108 pelotas en 6.2 entradas.
El lanzador se equivocó en una cobertura, lo que permitió a Mookie Betts llegar a primera base. Segundos antes, Kiké Hernández había alcanzado la tercera por otro error de Anthony Volpe, quien había sido el miércoles el héroe de los Yankees gracias a un cuadrangular y hoy cayó a la lista de quienes colaboraron para la caída en casa.
Cole estuvo más de 20 minutos en la lomita en esa decisiva entrada. Frente a él desfilaron diez bateadores rivales, la formación de los Dodgers dio la vuelta completa. Se conectaron cuatro hits y se marcaron cinco carreras sucias. “Nunca había visto tal colapso en una Serie Mundial”, aseguró Alex Rodríguez, exjugador de los Yankees y analista televisivo tras el juego.
“Cometieron un par de errores y había que capitalizarlos”, comentó al final del partido Freddie Freeman. Los Yankees tuvieron un respiro en la sexta, cuando se adelantaron en el marcador nuevamente gracias a un fly de sacrificio de Stanton. Pero esto duró poco. Dos entradas más tarde, los pítchers de Nueva York Tommy Kahle y Luke Weaver permitieron sendas carreras en otros dos batazos de sacrificio.
El lanzador Blake Treinen mantuvo a raya a los Yankees en poco más de dos entradas. Dave Roberts, el entrenador de los Dodgers, maximizó su bullpen, plagado de lesiones y de lanzadores exhaustos. Walker Buehler, uno de los abridores principales de la rotación, tuvo que saltar al diamante para cerrar la noche. Logró el out 27 en una actuación perfecta en la novena entrada. Es la primera vez que trabajó como cerrador de un juego desde 2018, el año en el que debutó en las grandes ligas.
Los Yankees dejaron ver esta noche su versión más irregular. Los campeones de la Americana, una de las nóminas más abultadas, terminaron la temporada regular con 94 victorias y 68 derrotas. Esta era su primera aparición en una Serie Mundial desde 2009. Al medirse a los Dodgers, no obstante, parecieron más a ese equipo del verano que solo ganó 10 de 33 partidos a pesar de haber superado a los angelinos en promedio de bateo .212 contra el .206 de los blanquiazules.
Freeman, el MVP.
Este es el primer campeonato en Estados Unidos para Shohei Ohtani, la estrella japonesa fichada por 700 millones de dólares. Después de una histórica temporada de 50 cuadrangulares y 50 bases robadas, su actuación en la final quedó a deber. Logró dos hits en 19 turnos al bate y cerró la serie sin impulsar una sola carrera. Su papel en el equipo, no obstante, cambió después de que se dislocara el hombro izquierdo durante un robo de base en el juego dos.
Con Ohtani tocado, Freeman se convirtió en el gran hombre de la ofensiva de los Dodgers. Su grand slam en la décima entrada del juego inicial será uno de los momentos más recordados en años. Tuvo un promedio de bateo en la serie de .300 (6 de 20) con cuatro cuadrangulares. El jugador de primera base suma en realidad seis juegos seguidos de Serie Mundial mandando la pelota a la grada. Los cuatro con los Dodgers y dos más en la final que jugó para los Atlanta Braves en 2021. Esta noche se fue con 1 de 4 con una carrera anotada, una base por bolas. Un sencillo suyo impulsó dos carreras en la quinta entrada de pesadilla para los Yankees.
Freeman, quien se reponía de una lesión del tobillo, impulsó 12 carreras en cinco juegos de la final. Es una marca que lo empata con Bobby Richardson, una de las leyendas de los Yankees de los años sesenta. “Esto es todo para mí, pero no estaría aquí sin el apoyo de todo el equipo”, aseguró el pelotero. “Soñamos con este momento desde el primer día del entrenamiento de primavera”, añadió después de levantar el trofeo.
El jugador ha cerrado de manera inmejorable una tensa temporada en lo personal. Su hijo de 3 años estuvo ingresado nueve días en el hospital después de sufrir un caso grave del síndrome Guillan-Barré, una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso y que puede llegar a ser mortal. El trastorno paralizó al pequeño, que debía respirar con un ventilador y fue tratado en la sala de cuidados intensivos. A inicios de agosto, Freeman volvió a jugar una vez que la vida de su hijo estaba fuera de peligro. Fue recibido en el estadio de los Dodgers con una ovación. Reemprendía entonces un camino que ha culminado esta noche con un nuevo título.