El equipo español de la Copa del América femenina pasa a semifinales: “Lo más difícil es convencerse de que el barco no se va a romper”

El Sail Team BCN, que se preparó con un simulador porque no tenía barco propio, termina tercero de grupo y buscará la sorpresa el próximo viernes 11 contra las grandes favoritas

El Sail Team BCN español, durante la segunda jornada de competición de la Copa del América femenina, este martes.RICARDO PINTO / AMERICA'S CUP (RICARDO PINTO / AMERICA'S CUP)

Hay consejos y consejos, y el que el equipo juvenil dio a sus compañeras del Sail Team BCN bien vale una hazaña como la de clasificarse para las semifinales de la Copa del América femenina. “Apretad, apretad al barco porque no se rompe”, les decían ellos a ellas, conscientes de cuánto impone un AC40 volador, a más de 40 nudos (75 km/h) sobre el agua, y cómo la incertidumbre crea límites que solo los ganadores son capaces de superar. Terceras del grupo B (pasaban las tres primeras de un grupo de seis) tras una muy buena segunda y definitiva jornada, el equipo español de la Copa del América femenina disputará el viernes 11 las semifinales con el resto de favoritas.

Sin barco propio y con una preparación basada casi exclusivamente en los entrenamientos en un simulador, el rendimiento del conjunto anfitrión en el agua era una incógnita. Pero tras un proceso acelerado de adaptación a los barcos voladores, ya están en semifinales. “Lo más complicado ha sido reconocer y aceptar que el barco es muy seguro, que no se rompe”, explica Neus Ballester (Palma, 20 años), una de los timoneles del equipo.

Pasar de vivir en un simulador al barco real no es sencillo. “Te falta el viento y el equilibrio del barco”, resume Ida Svensson, una de las controladores de vuelo del Artemis (Suecia), líder de grupo y ganador de tres de las cuatro regatas del día. “El simulador es una herramienta muy precisa para entrenar, sin duda; pero cuando te subes al barco por primera vez es difícil”, remarca.

Y tanto prepararse para la Copa del América sin poder subir a un barco oficial y tantos comentarios sobre las altísimas velocidades que se alcanzan, que a veces la mente puede imponer los límites de la coherencia. “Al final, la gente lo magnifica mucho, pero te das cuenta de que lo más diferente es la velocidad, pero la forma de navegar no tanto”, insiste Ballester.

Los juveniles del equipo español que quedaron eliminados en semifinales se fueron a casa con la sensación de no haber puesto el AC40 al límite. Y alertaron a las chicas. ”Tuvimos el feedback de los chicos, que nos dijeron que les había faltado apretar más. Y hoy hemos buscado ir un poco más al límite”, comparte la joven. “Cuánto más rápido vas, más inseguro se vuelve todo. Y lo que nos ha sorprendido es lo mucho que aguanta el barco y lo bien que lo hemos controlado”, añade.

El formato femenino resulta notablemente más vistoso que la masculina para los espectadores. Se disputa en regata de flota (todos contra todos) y cada equipo recibe una puntuación (10 el primero, 1 el último) en función de su clasificación en meta. Este formato permite mantener el interés cuando un barco tiene un percance o pierde el vuelo porque el resto se mantiene en liza. Muchas pruebas de la competición masculina, en formato Match race (uno contra uno), captaron menos la atención porque el que salía con ventaja tenía media carrera en el bolsillo.

El Sail Team dio este martes continuidad a la regularidad mostrada el domingo en su estreno competitivo. En las ocho regatas disputadas, las españolas han sido segundas en cuarto carreras y nunca han bajado del cuarto puesto (de seis participantes). “Nuestro objetivo era pasar a semifinales. Ahora que ya lo hemos cumplido quizás estamos más relajadas sin presión y navegamos mejor”, plantea Ballester, que ya puede aconsejar a quien quiera.

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