Las marchadoras y Marta García abren para España el baile de los Europeos de Roma de atletismo
El numeroso equipo español cuenta con 10 atletas que llegan a la capital italiana con una de las tres mejores marcas europeas en su especialidad
El sudor os hará libres, gritan desde el púlpito los curas por cuenta de los empresarios de la revolución industrial al pobrecito trabajador, y los fisiólogos les devuelven el orgullo robado cuando corrigen la proclama y la traducen por un el sudor os hará (nos hace) personas, pues es la capacidad de sudar para refrigerarnos lo que nos diferencia de los animales, lo que nos hace más resistentes, superiores para sobrevivir, y no habrá, quizás, quienes estén más de acuerdo que las atletas de fondo en la sudorosa Roma de junio que parece ferragosto, y la humedad del apestoso Tíber tan cerc...
El sudor os hará libres, gritan desde el púlpito los curas por cuenta de los empresarios de la revolución industrial al pobrecito trabajador, y los fisiólogos les devuelven el orgullo robado cuando corrigen la proclama y la traducen por un el sudor os hará (nos hace) personas, pues es la capacidad de sudar para refrigerarnos lo que nos diferencia de los animales, lo que nos hace más resistentes, superiores para sobrevivir, y no habrá, quizás, quienes estén más de acuerdo que las atletas de fondo en la sudorosa Roma de junio que parece ferragosto, y la humedad del apestoso Tíber tan cercana, que el viernes desafiarán todas las condiciones para competir y sudar, y quizás ganar. La primera medalla de los Europeos de Roma la disputarán tres marchadoras españolas —Cristina Montesinos, de Terrassa; Raquel González, de Mataró, y Laura García Caro, de Lepe— que bajo el sol ardiente de las 18.35 disputarán alrededor del estadio olímpico, y sus estatuas de mármol solemnes, la final de los 20 kilómetros. Tan importante como su capacidad de marcha serán las estrategias de hidratación, para que el sudor que mana no deje secos los organismos, y de nutrición de carbohidratos en los avituallamientos.
Quizás no sea sino un presagio que la primera vez que se utilizó la pista, el 17 de mayo de 1953, el día de la inauguración de la remodelación del antiguo estadio de los Cipreses, fuera como escenario de la llegada de los ciclistas, los deportistas que hacen del sudor su oficio, de una etapa del Giro de Italia, ganada por Giuseppe Minardi Pipazza, uno tan modosito que para animarle a fugarse un compañero tuvo que fustigarle las afeitadas piernas desnudas con una mata de ortigas.
Las tres marchadoras parten con la misma condición de favoritas, quizás no tanto, que la leonesa-palentina-vallisoletana de 26 años Marta García, pues tan castellanoleonesa es, su nacimiento, su infancia, su juventud, la atleta que a las 22.40, ya noche cerrada, parte con la mejor marca de todas las finalistas de los 5.000m (14m 46,37s, y en pista cubierta).
Serán ellas, atletas de resistencia, de pruebas que van de los 15 minutos a la hora y media, la punta de lanza de los 86 miembros optimistas del equipo español en unos Europeos que se disputan en el estadio que asombró al mundo en los Juegos Olímpicos de 1960. Si para muchos de ellos, la competición, dos meses antes de París 24, cobra el carácter de torneo preolímpico, casi al estilo de los trials norteamericanos, lo que les obliga a convertirse casi a la contabilidad, maestros del cálculo, puntos de ranking y del valor de las marcas, para otros, como para Marta García, ya clasificada para unos Juegos en los que su mayor aspiración sería terminar entre las ocho primeras, tan superiores son la mayoría de atletas africanas, constituyen un fin en sí mismos, como lo son también para las grandes figuras del atletismo mundial que no han renunciado a pelear por un título más.
“El campeonato de Europa es un objetivo importante, y un paso para llegar a los Juegos con confianza y con sensación de tener posibilidades”, reflexionaba la atleta a principios de mayo, cuando aún hacía frío en Sankt Moritz, la estación suiza a casi 2.000 metros de altitud en la que ha pasado la primavera con su club, el OAC, entrenada por el alemán Thomas Dreissigacker, un joven formado en Ciencias del Deporte en la Universidad de Leipzig, el centro que fue clave en el desarrollo del deporte en la antigua Alemania del Este. “Así que de momento estoy con calma, con tranquilidad, muy focalizada en ir día a día, en encontrarme bien, escuchar a mi cuerpo para que no haya ningún contratiempo”. Tres semanas después, García corrió los 3.000m en 8m 29,32s, la segunda mejor marca española de siempre, a solo 52 centésimas del récord de Marta Domínguez.
Ausentes por España Mariano García, lesionado; Mo Katir, sancionado; Álvaro Martín y Miguel Ángel López, pensando en París, solo tres de los medallistas individuales de Múnich 22 acuden a Roma: el campeón de los 110m vallas, Asier Martínez; la subcampeona de 35 kilómetros marcha, Raquel González, y Mario García Romo, bronce en 1.500m. Con ellos llevarán el peso de las esperanzas nacionales una decena de atletas que ocupan los primeros puestos en la lista de mejores marcas europeas del año, como los debutantes Thierry Ndikumwenayo (5.000m y 10.000m), Jordan Díaz (triple salto), Paul McGrath (20km marcha) y Yulenmis Aguilar (jabalina), y los más veteranos Dani Arce (3.000m obstáculos), Marta García, Ana Peleteiro (triple), Laura García Caro, Cristina Montesinos y Diego García (20km marcha). La carga emocional la completa el regreso de Orlando Ortega. La última vez que el medallista en los Juegos de Río 16 y los Mundiales de Doha 19 vistió la camiseta de la selección fue en los Juegos de Tokio, en los que, lesionado, no pudo participar. Después de tres años de lucha contra las lesiones y transformaciones sentimentales, el vallista, de 32 años, regresa a un equipo en el que su prueba, los 110m vallas, en crisis cuando él llegó de Cuba, cuenta con Enrique Llopis, ya finalista en los Europeos de Múnich 22, y Asier Martínez entre los favoritos para el oro.
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