Schauffele hace historia en el PGA, Scheffler acecha y Jon Rahm remonta

El estadounidense es líder con -9 tras 62 golpes, récord en la historia de los grandes, el número uno firma -4 y el vasco recupera hasta el -1

Schauffele, en la primera ronda del PGA.ERIK S. LESSER (EFE)

Xander Schauffele (-9) ha puesto a todos sus rivales en fila en la primera jornada del Campeonato de la PGA, el segundo grande de la temporada, que se juega en el campo de Valhalla (Kentucky). El estadounidense ha volado con -9, nueve birdies y ninguna mancha, tres golpes de ventaja sobre Tony Finau y Sahith Theegala, cuatro sobre Rory McIlroy y cinco sobre Scottie Scheffler. Los 62 golpes de Schauffele (en un par 71) son récord histórico del torneo, superando la marca de José María Ol...

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Xander Schauffele (-9) ha puesto a todos sus rivales en fila en la primera jornada del Campeonato de la PGA, el segundo grande de la temporada, que se juega en el campo de Valhalla (Kentucky). El estadounidense ha volado con -9, nueve birdies y ninguna mancha, tres golpes de ventaja sobre Tony Finau y Sahith Theegala, cuatro sobre Rory McIlroy y cinco sobre Scottie Scheffler. Los 62 golpes de Schauffele (en un par 71) son récord histórico del torneo, superando la marca de José María Olazabal de hace 10 años, precisamente en el mismo escenario. Y el marcador más bajo en la historia de los grandes, igualando el registro de Branden Grace en el Open Británico de 2017 y de Rickie Fowler y el propio Schauffele en el US Open del año pasado (los tres firmaron -8 en un par 70).

Scheffler arrancó a lo número uno del mundo. Con un soberbio eagle en el hoyo 1, un par cuatro, un bingo desde la calle que anticipaba otro paseo del ganador del Masters de Augusta. Hubo idas y venidas desde entonces, acelerones y algún frenazo, sobre todo la sensación de que sin explorar todavía su mejor juego, especialmente con los putts, el reciente papá se cuela entre los mejores de cada sin torneo sin aparente dificultad.

Más agitada fue la vuelta de Rahm, que apretó los dientes para darle la vuelta a una ronda que había comenzado con muy mala pinta: cuatro bogeys en los seis primeros hoyos en una secuencia de golpes desafortunados, un tripateo, otro putt corto fallado, greens perdidos en un campo de muchos desniveles que penaliza esos errores y los viajes a la maleza... De fondo, la sensación de que el juego no estaba nada fino a pesar de que el vasco había afirmado que ha practicado “un buen golf” esta temporada. La sequía de títulos, la mayor de su carrera profesional, se prolonga desde el 9 de abril de 2023, cuando se vistió con la chaqueta verde. “Cometí errores mentales”, afirmó luego.

La reacción llegó en los pares cinco, el 7 y el 10, con sendos birdies, y luego especialmente con golpes descontados también en el 13, 14 y 17 y 18 en un fin de jornada por todo lo alto. De los cuatro bogeys en los seis primeros hoyos a los cuatro birdies en los seis últimos, de la depresión a la esperanza. En los peores momentos surgió la versión más competitiva del español para convertir aquellos cuatro golpes sobre el par, un resultado que hubiera desanimado a cualquiera, en un -1 que le sitúa en la lucha con tres jornadas por delante. Rahm podía haberse quedado este jueves sin opciones de victoria, pero ahí resiste, de menos a más. La actuación española la completaron Adrián Otaegui también con -1 y David Puig con +1.

El golf no tiene piedad ni de sus mayores leyendas. Tiger Woods entregó una tarjeta de +1 tras cargar con dos bogeys en los hoyos finales de su vuelta, el 8 y el 9, justo cuando sacaba la cabeza después de un día agarrándose al campo con las garras. El Tigre partió por el hoyo 10, un par cinco en el que se fabricó una oportunidad de birdie. El putt de Woods giró demasiado y en la siguiente parada cargó con un bogey en el 11, un par tres en el que dio bandazos del rough al búnker. Era la señal de que le esperaba otra ronda de sufrimiento, la costumbre en estos tiempos de carrocería muy desgastada a los 48 años. En el 12 perdió la calle de salida. De nuevo contra las cuerdas, esta vez surgió el campeón de 15 grandes para salvar el par con un emboque de cinco metros, un subidón porque en el 12 cazó un birdie que le devolvía al punto de partida. Está viejo y cansado, sí, pero es Tiger Woods. Y en su mente esconde una enciclopedia del golf. En este campo de Valhalla conquistó en el año 2000 su quinto grande, otro Campeonato de la PGA. Era el mejor Tiger, el ciclón que ese año había ganado ya el US Open y el Open Británico, y que enlazaría el Masters del año siguiente. Es decir, los cuatro grandes seguidos, el Tiger Slam. Historia del deporte.

Este Tiger que 24 años después pisa el mismo campo es un hombre que esconde una mente de acero en un cuerpo de cristal. Hoy no tiene más remedio que dosificarse, que dejarse ver a cuentagotas. El número 807 de la clasificación mundial apenas participa en su tercer torneo del año: se retiró en el Genesis por enfermedad y fue 60º en el Masters con 16 golpes sobre el par, el peor marcador de su carrera en Augusta. En el PGA sacó las garras para sobrevivir, sobre todo a base de putts de media y larga distancia para escapar de situaciones de apuro. Queda magia en esas manos. A otro paso atrás en el 15 se unieron varios pares, un birdie en el 3 y otro en el par cinco del 7 para bajar del par en el día. Pero el golf no perdona ni a los mayores mitos. Dos bogeys para cerrar la jornada y +1 en total para el sufriente Tiger.

Clasificación del Campeonato de la PGA.

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