Un año después, la nueva Ons Jabeur
La tunecina, renovada mentalmente, confía en sujetar los nervios que pagó el curso pasado en las finales de Londres y el US Open para elevar su primer Grand Slam
Reconocida ya como una de las referencias del circuito y con ese sello de juego tan personal, tan excepcional en estos tiempos de potencia y registro único, Ons Jabeur vuelve a asomar por donde se marchó tan decepcionada el año pasado. Se esfumó ese Wimbledon, dolorosa la experiencia de perder su primera gran final; sin embargo, el presente le ofrece reválida y la afronta además con energías renovadas. Es Jabeur, sí, pero la nueva Jabeur. Así lo dice la tunecina, primera tenista africana que puede coronarse en un Grand Slam. Para ello, tendrá que batir este sábado (15.00, Movistar) a la checa ...
Reconocida ya como una de las referencias del circuito y con ese sello de juego tan personal, tan excepcional en estos tiempos de potencia y registro único, Ons Jabeur vuelve a asomar por donde se marchó tan decepcionada el año pasado. Se esfumó ese Wimbledon, dolorosa la experiencia de perder su primera gran final; sin embargo, el presente le ofrece reválida y la afronta además con energías renovadas. Es Jabeur, sí, pero la nueva Jabeur. Así lo dice la tunecina, primera tenista africana que puede coronarse en un Grand Slam. Para ello, tendrá que batir este sábado (15.00, Movistar) a la checa Marketa Vondrousova, que algo también sabe de penurias físicas.
“He aprendido a aceptar las cosas, tanto buenas como malas. He entendido que las lesiones son parte de mi camino, así que he trabajado mucho en mi salud mental y en cómo gestionar estas situaciones porque creo que muchas de ellas están relacionadas con nuestro lado emocional”, apunta la número seis de la WTA, que tras perder el año pasado en el último episodio del torneo, frente a la kazaja Elena Rybakina, y luego en el desenlace del US Open, contra Iga Swiatek, entró en un hoyo del que le costó salir. Dolores, dudas, ausencias; una operación de rodilla y la línea ascendente que llevaba hasta entonces picando hacia abajo. Aprendizaje a la fuerza.
Consumida mentalmente, Jabeur emprendió el nuevo curso con la idea de rehacerse por la vía de la paciencia; fórmula que, a tenor de lo visto estos días, ha acabado surtiendo efecto en una jugadora distinguida por su talento, capaz ya de alcanzar al menos los cuartos en los cuatro grandes escenarios y que abordará su tercera final con una disposición bien diferente. Traicionada por los nervios y la presión autoimpuesta en las dos previas, dice haber encontrado un punto óptimo que le ha permitido sortear el espinoso camino de estas dos semanas, con escollos de envergadura como Bianca Andreescu, Petra Kvitova, Elena Rybakina y Aryna Sabalenka, en última instancia.
“Seguro que la Ons de hace un año hubiera perdido este partido”, expone. “Y tal vez la de hace seis meses también, pero ahora soy una tenista diferente. Estoy trabajando muchísimo. Las lesiones me enseñaron a ser paciente y a aceptar lo que está pasando. Siempre creí en lo mental, en trabajar esa parte, eso es lo que hice desde que tenía 10 años. Sé que si no estás preparada físicamente, mentalmente siempre puedes ganar. Eso es probablemente lo que sucedió en los últimos dos partidos”, señala la africana, de nuevo ante la gran oportunidad.
Por África
En cualquier caso, enfrente tendrá una jugadora al alza, que ya cedió una gran final (Roland Garros 2019) y que ha sido superior las dos veces que han medido sus fuerzas esta temporada, en Australia (segunda ronda) e Indian Wells (segunda ronda). Marketa Vondrousova, de 24 años y 42ª del mundo, zurda, no entraba probablemente en ninguna quiniela; sin embargo, el hecho de ser la primera no cabeza de serie que participa en la clausura del torneo desde 1963 y el haber aterrizado con solo dos victorias sobre césped, según datos facilitados por la WTA, no resta peligrosidad a la checa.
“Tiene buena muñeca, juega muy bien. Pero quiero mi venganza. Las dos tenemos hambre, pero sinceramente voy a centrarme en mí”, anticipa Jabeur, aspirante a convertirse en la primera tenista árabe (hombre o mujer) en ganar un Grand Slam. “Ganará quien mejor maneje las emociones”, sigue. “Y lo bueno es que, gane o pierda, me quieren. Voy a por ello. Ojalá pueda hacer historia no solo para Túnez, sino para África”, sentencia.
A BASE DE REMONTADAS
Hasta ahora, Jabeur ha festejado cuatro títulos, dos en tierra batida (Madrid y Charleston) y otros dos en hierba (Birmingham y Berlín). En el caso de que conquiste el trofeo, ascenderá del sexto al tercer peldaño mundial.
Al mismo tiempo, la tunecina tratará escapar a la maldición de aquellas jugadoras que cayeron en sus tres primeras grandes finales. La nómina refleja nombres ilustres como los de Chris Evert, Mary Jo Fernández, Simona Halep o Kim Clijsters.
Cuenta Jabeur con una baza estadística a su favor, pues se trata de la primera jugadora que registra tres remontadas en dirección a la final de un gran torneo desde que lo hiciera la letona Jelena Ostapenko en el Roland Garros de 2017; es, además, la tercera en la Era Abierta (1968) que levanta tres partidos tras Justine Henin (2001) y Marion Bartoli (2007).
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