Adiós a Jaume Olivé, el rector de La Masia
El primer coordinador del fútbol base del Barcelona fallece a los 89 años
La historia del fútbol base del Barça y por supuesto de La Masia se puede explicar a partir de la ideología de Laureano Ruíz, la sabiduría de Oriol Tort y la metodología de Jaume Olivé (5 marzo 1934-28 de junio de 2023). No se debe olvidar ahora que Olivé ya no está ni siquiera para advertir que últimamente había perdido la memoria, siempre muy bien cuidado por Maribel. Impecablemente vestido, caminaba con paso firme y la bandolera visible, muy digno, la cabeza alta y el pelo blanco bien pein...
La historia del fútbol base del Barça y por supuesto de La Masia se puede explicar a partir de la ideología de Laureano Ruíz, la sabiduría de Oriol Tort y la metodología de Jaume Olivé (5 marzo 1934-28 de junio de 2023). No se debe olvidar ahora que Olivé ya no está ni siquiera para advertir que últimamente había perdido la memoria, siempre muy bien cuidado por Maribel. Impecablemente vestido, caminaba con paso firme y la bandolera visible, muy digno, la cabeza alta y el pelo blanco bien peinado, como si en la vida tampoco tuviera dudas, resolutivo como había sido en la toma de decisiones en el Camp Nou desde 1968 hasta 1986.
Aunque fue jugador y entrenador de muchos equipos catalanes y del amateur y filial azulgrana, Olivé trascendió como coordinador de la cantera, el primero que hubo en el Barça, por mandato de Ferran Ariño y Jaume Amat. Acabó con el desgobierno del personal y convirtió los descampados que rodeaban al estadio en terrenos de juego hasta levantar los muros de la Masia en 1978. Tenía carácter y personalidad, era estricto y exigente y se peleaba tanto con los directivos intervencionistas como con los técnicos desganados que no entrenaban sino que jugueteaban con los niños sin ser conscientes del peso de la camiseta del Barça.
Las plantillas de los equipos inferiores barcelonistas se confeccionaron durante muchos años en un despacho presidido por la silla de Tort, la máquina de escribir de Olivé y las idas y venidas de Paco y Carlos Naval. Las discusiones no podían durar más de diez minutos y las decisiones figuraban en acta, por escrito y con la firma del técnico que las tomaba y por supuesto con la rúbrica del responsable que las asumía, que no era otro que el mismo Olivé. La mejor manera de evitar malentendidos, respetar las jerarquías y de personalizar los aciertos y los errores de quienes formaban parte de aquel incipiente organigrama del Barcelona.
Olivé dirigió con Tort y Lluis Pujol a un grupo de entrenadores, colaboradores y observadores que descubrieron a jugadores como Guardiola, Xavi, Iniesta o Amor. Allí estaban los entrañables Carmona y Ursicino López, por supuesto Martínez Vilaseca, después Quique Costas y antes Lluis Aloy. Hombre enciclopédico, Olivé se sabía toda la historia del fútbol catalán y teorizaba sobre la evolución del juego, analista y comentarista como quedó constancia en sus participaciones en Ràdio Barcelona y en un artículo publicado en El País y titulado “El San Lorenzo juega como Panizo”.
Muy intuitivo, Olivé era requerido a menudo por el presidente Núñez para asuntos mayores como fue el fichaje de Terry Venables. La historia del fichaje del técnico inglés amenizaba a menudo las charlas que cada primer martes de mes mantuvieron durante tiempo Olivé, Tort, Pujol y Flotats. Hablar de fútbol con los amigos para después escuchar jazz a solas fueron dos de las pasiones de Jaume Olivé, fallecido a los 89 años, orgulloso de que la Masia actual lleve el nombre de su amigo Oriol Tort. Olivé y Tort eran almas gemelas cuando los niños hacían vida en la vieja Masia y soñaban con alcanzar desde la ventana el viejo y hoy destripado Camp Nou.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.